Antonella Ladino

Antonella Ladino

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El presidente de la Federación Auténtica del Transporte (FAT), Dagoberto Rivera Jaimes, denunció que a la fecha hay cinco organizaciones del transporte público colectivo que pagan "derecho de piso" a la delincuencia organizada.

En entrevista, el líder transportista puntualizó que las cantidades económicas varían, pero son elevadas y depende del acuerdo que tengan los representantes de las organizaciones.

Por ejemplo, dijo, en la región sur de Morelos se corrió el rumor de que había acuerdos con todas las organizaciones; incluso, un presidente municipal expresó que "le entraba para que no molesten a la ciudadanía".

Rivera Jaimes señaló que han solicitado reuniones con el titular de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) para pedir que se implementen operativos en la noche, pues es la hora en la que los amantes de lo ajeno hacen de las suyas.

"También se le pide al comisionado que debe haber operativos a ciertas horas de la noche porque todos los ciudadanos saben que después de las diez hay una sola patrulla que hace rondines, pero tal parece que hay acuerdos entre la delincuencia y la policía", dijo.

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Las colonias más afectadas son Antonio Barona, Flores Magón y Lagunilla.

El presidente del Consejo de la Industria de Masa y la Tortilla en Morelos, Antonio Vázquez Quesada, informó que derivado de la crisis económica que ha dejado la pandemia del covid-19, los asaltos a establecimientos con venta de tortillas aumentaron y a la semana registran hasta cuatro.

Señaló que las colonias más afectadas son la Antonio Barona, Flores Magón y Lagunilla en Cuernavaca, donde, le informaron sus agremiados, no hay presencia de elementos policiacos, por lo que los amantes de lo ajeno operan a cualquier hora del día.

Además, dijo que tampoco interponen las denuncias ante la Fiscalía General del Estado (FGE) porque no hay avances en las investigaciones y al contrario, hay represalias por parte de los asaltantes.

“Siguen los robos en los establecimientos comerciales en colonias populares de Cuernavaca porque no vemos vigilancia de elementos policiales; incluso, los clientes han sufrido asaltos, pero la gente no denuncia porque casi nunca hay avances”, afirmó.

En otro tema, dijo que hay un acuerdo federal para mantener los precios de la masa y la tortilla en los primeros meses del año de tal manera que descartó incrementos al precio del kilo de tortilla, como en otros años, y aseguró que el tope máximo es de 20 pesos por kilo de tortilla.

Aclaró que hasta la fecha este sector no ha recibido apoyos por parte del Ejecutivo estatal para hacer frente a la crisis económica que ha dejado la pandemia del covid-19, pero tampoco han cerrado establecimos por falta de recursos, excepto cuatro tortillerías cuando inició la contingencia.

 

 

 

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César dice que por la pandemia el dinero no alcanza para lujos.

César trabaja como operador del transporte público desde hace varios años y dice que por la crisis económica ocasionada por la pandemia del covid-19, este año será difícil reunirse con su familia y hacer una gran cena, porque el dinero apenas alcanza para comprar lo más básico.

“Hoy la cena será normal, como todos los días, porque aquí en el transporte público vamos al día; no hay lujos, no hay regalos, no habrá ropa nueva y nada, porque la pandemia nos dejó dañados en la económica”.

Mientras conduce su unidad de la Ruta 2 con dirección al centro de Cuernavaca, platica que este año tenía varios planes. Por ejemplo, ahorrar dinero para comprar un terreno, construir su casa y dejar de pagar renta por la casa donde vive actualmente, sin embargo, no fue posible.

A pesar de la situación económica por la que atraviesa, César mantiene su actitud positiva y afirma que al menos en su familia la pandemia les dejó una gran lección: mantenerse de pie, pese a cualquier circunstancia.

“Hay que rescatar que de la pandemia aprendimos a mantenernos de pie porque fue algo muy duro y difícil para todos. En esta ocasión, la cena en Año Nuevo será igual que en Navidad, en la casa con mis dos hijos y esposa. En otros años la pasábamos con toda su familia y hasta nos tomábamos unos días para salir de vacaciones, pero ahora no se pudo”.

Sin embargo, dijo buscará la forma de que los Reyes Magos traigan los regalos de sus hijos porque es una tradición y ellos no entienden de la situación.

 

 

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Algunos alcaldes aumentaron impuestos.

La diputada local por el Partido del Trabajo (PT), Tania Valentina Rodríguez Ruiz, afirmó que las leyes de ingresos de los municipios serán aprobadas tal y como las presentaron los alcaldes, con algunos aumentos en los impuestos, porque lo necesitan ante la falta de apoyos de recursos por parte de los gobiernos estatal y federal.

Aseguró que las leyes de ingresos las aprobarán en enero próximo porque, a pesar de que existía el compromiso de sacar este tema en diciembre, no fue posible pues no fueron convocados a las mesas de trabajo para analizarlas.

La legisladora del Congreso de Morelos dijo que algunos presidentes municipales están incrementando impuestos, pero la mayoría de los municipios mandó sus leyes de ingresos igual que el año pasado, es decir, solo algunos aumentaron impuestos, por lo que sería cuestión de analizar caso por caso, porque como diputados están conscientes de que los municipios no tienen recursos públicos ni apoyos estatales y menos del gobierno federal.

“Tenemos que ayudar y ser coherentes con cada municipio para que tengan recursos, es una situación difícil porque Morelos es de servicios, nosotros vivimos del turismo y con el semáforo rojo la gente viene menos. Por eso tenemos que hacer mesas de trabajo y buscar entre todos una solución viable y seria para los municipios”, señaló Rodríguez Ruiz.

Asimismo, afirmó que impulsarán que se apruebe destinar el 25 por ciento de las participaciones federales para los municipios, porque ese porcentaje es de ellos, “no tiene por qué recibirlo y administrarlo el gobierno del estado”.

 

 

 

Miércoles, 30 Diciembre 2020 05:10

Plataformas de reparto disminuyen su cobertura

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Dejaron de dar servicio a farmacias y supermercados.

Kevin Guzmán, quien trabaja como repartidor de comida por medio de la plataforma de Uber Eats, señaló que con el retroceso en el color del semáforo sanitario del covid-19, los pedidos disminuyeron porque cerraron varias plazas, además, porque la aplicación eliminó servicios a farmacias, supermercados y tiendas de autoservicio.

El entrevistado se registró como repartidor de comida en la aplicación de Uber Eats luego de que sufrió un accidente que le quitó movilidad en su brazo derecho en su anterior empleo, donde hacía trabajos de descarga de maíz.

En cuanto a su labor, refirió que hay días buenos en los que obtiene hasta 700 pesos de ingresos económicos, pero hay otros en los que con mucho esfuerzo reúne entre 150 y 200 pesos, de los cuales debe descontar un porcentaje semanal para la gasolina de su motocicleta.

“En los últimos días bajó el servicio con el cambio de color en el semáforo, porque cerraron algunas plazas y también porque las aplicaciones dejaron de dar servicio a farmacias, supermercados y a tiendas de autoservicio; antes eso nos ayudaba bastante, pero ahorita los pedidos bajaron un poco y al día por mucho hago unos cuatro viajes cuando antes tenía hasta 25 servicios”.

A decir de Kevin, los repartidores están expuestos a ser víctimas de la inseguridad, por los lugares a los que deben de ir, lo que ha hecho que varios de sus compañeros sufran asaltos en colonias peligrosas, como la Antonio Barona en Cuernavaca y algunas de Jiutepec.

Al respecto, dijo que hace unos meses cuando se dirigía a entregar un pedido a la Antonio Barona, varios sujetos intentaron quitarle las llaves de su motocicleta, pero no pudieron porque varias personas lo auxiliaron, así es que los delincuentes solo lo tiraron al piso y luego corrieron.

“A mis compañeros les quitan las motos afuera de sucursales como Walmart o en estacionamientos; incluso, se arriesgan a que los atropellen, como pasó con una chica, que la atropelló una persona en estado de ebriedad".

 

 

 

Miércoles, 30 Diciembre 2020 05:19

Celebra PT rechazo de Morena a alianza con el PES

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El Partido del Trabajo podría aliarse con Morena en los comicios del 2021, adelanta dirigente.

Tania Valentina Rodríguez Ruiz, dirigente estatal del Partido del Trabajo (PT) en Morelos, afirmó que en los comicios del 2021 podrían ir en coalición con el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y posiblemente con el Verde Ecologista de México, pero no con el Partido Encuentro Social (PES).

Indicó que la mesa de trabajo para la coalición se llevó a cabo en la Ciudad de México con representantes de los partidos a nivel nacional, donde se acordó con la militancia de que no pueden ir en coalición con el PES.

En ese sentido se dijo complacida de que el grupo Bases Morena rechazó la coalición con el PES para competir en las próximas elecciones. Esto, luego de que ayer en un comunicado oficial la dirigencia estatal de Morena informó que se retiró de las mesas de trabajo que estaban destinadas para definir posibles alianzas con otras fuerzas políticas.

“Agradecemos que nuestro partido respete a las bases y que le interese como vive la ciudadanía, independiente de los intereses políticos. Nos dio mucho gusto ver el comunicado de Morena, de mis compañeros, que también se paran de la mesa; me parece correcto porque no puede haber una coalición Morena-PES; es incongruente… y lo mejor que es que sea, y ojalá se logre, Morena-PT”, expresó la también diputada local.

La legisladora del Congreso de Morelos reiteró que para el PT lo más importante “es el pueblo, porque es el que manda”, y además porque este instituto político está preparado para ir solo en los próximos comicios con sus propios candidatos e infraestructura.

Agregó que el PT tiene 20 años con Morena (aunque esta última agrupación tenga menos de diez años) como partido aliado, por lo que no podrían ir en coalición con el PES, pero sí con el Partido Verde a nivel nacional.  “PT, Morena y Verde es una fórmula ganadora. Creo que la gente nos acepta porque somos la cuarta transformación, y porque el PT solo hace coalición con partidos de la cuarta transformación”, afirmó.

 

 

 

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Por la inseguridad trabaja sólo hasta las once de la noche.

Daniel Sotelo trabajaba como ayudante general en el área de alimentos de un restaurante, pero tras la emergencia sanitaria por el covid-19 se vio obligado a buscar otra fuente de ingresos para solventar los gastos en su casa, porque la empresa donde laboraba lo despidió.

Aunque buscó trabajo en otras empresas del ramo, solo encontró ocupación como repartidor de comida por medio de la plataforma de Didi. De este empleo, aseguró, hay días en los que le va bien y traslada hasta 20 pedidos de alimentos trabajando de nueve de la mañana a once de la noche.

El entrevistado relató que empezó hace tres meses como repartidor de comida y en las primeras semanas su jornada laboral terminaba hasta las dos de la mañana, pero observó que a altas horas de la noche los asaltos son más constantes, por lo que recortó sus horas de reparto.

“La inseguridad está fuerte, pero en estos días hay más asaltos en el día que en la noche. Algunos compañeros me han dicho que les han quitado su moto; entonces digo ‘qué chiste tiene cuidarnos de la noche si ya asaltan durante el día’. Afortunadamente, hasta ahora no me ha pasado nada, pero ya no trabajo después de las once de la noche”.

De su labor en Didi, dijo que en este mes las peticiones de repartos aumentaron, pero hay días flojos en los que transcurren hasta dos horas para que reciba un pedido.

Sobre la emergencia sanitaria y el uso del cubrebocas, aseguró,que la gente empezó a usarlo cuando se anunciaron las multas para aquellas personas que no lleven puesto este equipo de prevención contra el virus, pues antes se podía ver a familias enteras pasearse por el zócalo de Cuernavaca sin cumplir con las medidas de higiene.

 

 

 

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Ideologías de diputados impiden avanzar en el dictamen: Alejandra Flores.

La diputada local por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Alejandra Flores Espinoza, reconoció que por ideologías, intereses o por diferentes formas de pensar de algunos legisladores, el dictamen de la Ley de Identidad Sexogenérica no ha avanzado y desde hace meses se mantiene congelada, a pesar de que está listo para votarse ante el pleno del Congreso de Morelos.

En entrevista, la legisladora local señaló que el tema pasó de Comisiones a Conferencia (la oficina que congrega a los representantes década uno de los partidos acreditados en el Congreso) y ahí se quedó, porque hasta la fecha no ha sido presentado a votación, luego de que en septiembre pasado durante la sesión y a propuesta de la diputada Blanca Nieves Sánchez Arano, del Partido Nueva Alianza, los legisladores votaron a favor de retirar del orden del día la discusión sobre esta ley, por lo que cuestionó a sus compañeros sobre cuál es la razón por la que no permiten que este dictamen avance.

“El tema ya ni siquiera está en comisiones, está en la conferencia. No había pasado un tema así, que un dictamen se quede en la conferencia (y) de repente vemos que los dictámenes se quedan o las iniciativas se quedan en la ‘congeladora’, en las comisiones; este ya salió de la comisión, está en la conferencia para que sea subido a votación, pero no han querido subirlo a votación por parte de la conferencia”, afirmó la diputada morenista.

Flores Espinoza consideró que por las diferentes formas de pensar de algunos diputados el dictamen no se ha presentado al Pleno a pesar de que, dijo, se ha reunido con sus compañeros para hablar al respecto de la iniciativa, la cual está encaminada a garantizar los derechos de las personas transgénero, para que este sector de la comunidad pueda tener documentos oficiales acorde con su identidad.

“Yo creo que es falta de entendimiento, porque de información, ya no, porque se le ha explicado a cada uno de los diputados en qué consiste esta iniciativa, que no es otra cosa más que las personas trans tengan el mismo derecho que cualquier otra persona”, dijo.

 

 

 

 

 

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Retroceso en el color del semáforo podría aumentar índices delictivos, considera el organismo camaral

El aumento al salario mínimo para el próximo año podría lograr una reactivación económica en el estado, siempre y cuando lleguen inversiones en materia de obra pública, tanto de la iniciativa privada como de la administración pública; de lo contrario, no traería beneficios porque también subirán los precios de varios productos.

Así lo informó el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Ángel Adame Jiménez, quien agregó que el aumento salarial del 15 por ciento, que aprobó la Comisión de Salarios Mínimos (Conasami), se daría bajo dos circunstancias; por ejemplo, que aumente con la finalidad de que los trabajadores puedan tener mayor poder adquisitivo, pero también hay otro ente que se debe cuidar, como la burbuja inflacionaria.

“El aumento al salario se puede buscar bajo dos circunstancias. Una es que el hecho mismo de que aumente es con beneficio para trabajadores y que ellos puedan tener mayor poder adquisitivo, pero también hay otro ente que hay que cuidar, cuando estas circunstancias van en esa proporción, como es la burbuja inflacionaria, y que puede ser una variable que esté ahí complicando el escenario financiero y económico del país, de tal forma que hay que ver cómo viene en lo futuro”, indicó Adame Jiménez.

Puntualizó que es una situación difícil la que se vivirá en el año 2021 porque derivado de la emergencia sanitaria del covid-19, la mayoría de los negocios que ofertan diferentes productos no tienen ventas y por lo menos en el ámbito local, dijo, el retroceso en el color del semáforo sanitario podría traer como consecuencia un aumento en los índices delictivos porque la gente busca de alguna manera allegarse de recursos para llevar el sustento a casa.

“Es una situación muy difícil; hay que decirlo como es la cruda realidad… Pero, bueno, tampoco hay que estar en el muro de los lamentos; hay que buscar alternativas de solución para poder salir y paliar esta circunstancia tan difícil y fuerte que estamos viviendo todos”, consideró.

Asimismo, Adame Jiménez señaló que para regresar a la nueva normalidad es necesario hacer que el turismo fluya, generar confianza para que haya nuevas inversiones y mayor creación de infraestructura.

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Conductor de DiDi refiere que los servicios han incrementado, principalmente en diciembre

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Víctor dice que por la emergencia sanitaria la gente roba la comida a los repartidores.

Hasta mediados de marzo, Víctor Rodríguez trabajaba impartiendo clases de natación y futbol en una escuela particular, pero cuando llegó la pandemia del covid-19 la institución cerró sus puertas, por lo que se vio obligado a buscar otra fuente de ingresos.

Días después se registró como conductor de Didi, un servicio de transporte privado que se ofrece por medio de una aplicación de teléfono. Sin embargo, por la crisis económica sus ingresos apenas alcanzaban para entregar la cuenta a su patrón, de modo que canceló su registro y hace un mes se dio de alta como repartidor de comida.

Víctor estudió una licenciatura en 

Educación Física y cuando egresó empezó a ejercer su profesión, pero por la crisis económica ocasionada por la emergencia sanitaria, en los últimos meses tuvo que buscar otras fuentes de ingresos porque, aunque, no ha terminado su relación laboral con su escuela, desde abril no recibe un salario.

“Daba clases de futbol y natación en un colegio, pero con la pandemia se suspendieron las actividades y no hemos podido regresar; lo bueno es que todavía tenemos el seguro social y el trabajo está asegurado para regresar cuando la situación mejore”.

De su trabajo como repartidor de comida por medio de la plataforma de Didi dijo que hay días en los que le va bien y sus ingresos varían desde 250 y 300 pesos diarios, trabajando por lo menos siete horas todos los días..

Sobre la violencia, aseguró que hasta la fecha no ha sido víctima de asaltos como sí ha ocurrido con sus compañeros, quienes le dijeron que los municipios más inseguros son Cuernavaca y Jiutepec, donde les han robado principalmente la comida y equipos de telefonía.

“Hemos entrado a zonas feas donde no hay alumbrado, no sabemos qué nos puede pasar, por eso yo solo acepto pedidos cuando el cliente paga con tarjeta de crédito y así ya tengo manera de saber quién es la persona, en caso de que algo me pase”.

 

 

 

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En semáforo rojo trabajan con el 50 por ciento del parque vehicular.

El presidente de la Federación Auténtica del Transporte (FAT) Dagoberto Rivera Jaimes señaló que aun con el retroceso en el color del semáforo sanitario del covid-19 no pueden reducir el número de unidades en circulación porque ni siquiera cuando estuvo en amarillo lograron una recuperación económica. Aseguró que varias unidades están paradas por falta de recursos para su mantenimiento.

Desde que empezó la emergencia sanitaria, afirmó, trabajan con el 50 por ciento del parque vehicular porque varios concesionarios le manifestaron que sus ingresos económicos son escasos y apenas alcanza para el salario del operador. 

“Nosotros no hemos visto ganancias, a veces alcanza para reparar unidades, pero en otras ocasiones los concesionarios se han endeudado porque la situación está muy difícil y no les alcanza ni siquiera para el mantenimiento de los carros. Por eso varios están parados en la base de cada organización”, expuso Rivera Jaimes.

Además, dijo que por la temporada decembrina la gente que sale a hacer sus comprar no utiliza el transporte colectivo para evitar ser víctimas de la delincuencia.

En otro tema, el líder transportista indicó que por la pandemia del covid-19 al menos 15 operadores han recibido sanciones económicas porque durante los operativos de la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT) los descubrieron sin el cubrebocas.

Para evitar otras sanciones, los operadores piden a la población usar este equipo de prevención contra el covid-19 o de lo contrario no podrán subir a la unidad.

 

 

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El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Ángel Adame Jiménez, señaló que el retroceso en el color del semáforo epidemiológico traería como consecuencia el cierre de otros negocios, ya que según información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante la pandemia del covid-19 en Morelos de 100 negocios 23 tuvieron que cerrar sus puertas, entre formales e informales.

Por lo anterior, Adame Jiménez anotó que el cierre de negocios podría aumentar entre un 30 y 40 por ciento.

Agregó que en el semáforo es una circunstancia desfavorable y en un contexto difícil; sin embargo, apuntó que en unión y solidaridad, los morelenses en conjunto con autoridades, se podrá salir adelante.

"No somos pesimistas, pero también vivimos todo lo que está sucediendo con este cambio en el color y sin lugar a dudas habrá repercusiones negativas para todos", dijo el líder empresarial.

También dio a conocer que están en conversación con autoridades del gobierno estatal para la posibilidad de recibir apoyos, y de poner en contexto otras estrategias económicas para apoyar al sector empresarial y comercial del estado.

Sin embargo, precisó que también es necesario el apoyo del gobierno federal porque ellos cuentan con mayores recursos para poder apoyar a la base trabajadora y empresarial que sufre las consecuencias de la pandemia.

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Sus ingresos son de hasta mil pesos diarios.

Joshua Trejo egresó de la licenciatura en Derecho hace dos años pero por la crisis económica que se vive a nivel país no ha podido encontrar un trabajo relacionado con su carrera profesional, por lo que hace tres meses se registró como conductor de Didi, un servicio de transporte que se ofrece por medio de una aplicación de teléfono.

Entrevistado por La Unión de Morelos, el joven profesionista dijo que cuando terminó sus estudios universitarios realizó sus prácticas profesionales en el Tribunal de Justicia Administrativa (TJS), pero cuando llegó la pandemia del covid-19 despidieron a una parte del personal.

Al no encontrar otro empleo, Joshua decidió registrarse como conductor de Didi, pues ya tenía el auto y, según le contaron sus conocidos, los ingresos económicos son buenos.

Confiesa que al día obtiene entre 850 y mil pesos de los cuales descuenta un porcentaje para la gasolina y otro tanto para el internet de su teléfono celular.

En las últimas semanas, dijo el entrevistado, la gente está haciendo conciencia en el uso del tapabocas y la mayoría de los que le piden el servicio llevan puesta esa prenda, por lo que no ha sido necesario negarles el viaje.

Sobre su trabajo, señaló que además de la crisis por la pandemia, la inseguridad también les afecta, por lo que él trabaja máximo hasta las seis de la tarde, para evitar ser víctima de un asalto, como ha ocurrido con sus compañeros.

Refirió que tuvo conocimiento por terceras personas que hace dos meses a uno de sus compañeros lo asaltaron y le robaron el vehículo en la colonia Antonio Barona de Cuernavaca.

Joshua aseguró que por el momento se mantendrá como conductor de Didi y cuando termine la emergencia sanitaria buscará otro empleo relacionado con su carrera profesional.

 

 

Miércoles, 23 Diciembre 2020 05:14

Escoge a sus clientes para evitar ser asaltado

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Por las fiestas decembrinas aumentan los pasajeros de taxi, asegura Manuel.

Manuel Salgado, quien trabaja como chofer de taxi desde hace 25 años, asegura que, por la situación de inseguridad que se vive a nivel nacional, durante su jornada laboral trata de escoger a sus clientes -“que se vean bien vestidos”- para evitar ser víctima de asalto, como ya le ocurrió en otros años.

“Con los años uno aprende a escoger su pasaje, yo he tratado de no subir a gente que no veo bien. Me guío por la intuición, porque hace muchos años me asaltaron y ahorita gracias a Dios todo va bien, pero varios compañeros me han dicho que les han quitado el dinero y hasta los carros”.

En los casos de asaltos, señaló que en las últimas semanas han observado que un hombre bien vestido les pide el servicio de taxi afuera de un supermercado ubicado en la avenida Morelos, los lleva por calles poco transitadas y luego a lugares donde ya los esperan sus cómplices, y ahí le quitan sus pertenencias al taxista.

Refirió que por la temporada navideña aumentaron los clientes y ahora al día obtiene hasta 400 pesos libres de cuenta y gasolina cuando en meses anteriores con mucho esfuerzo lograba reunir 200 pesos los cuales, aunque, eran pocos, alcanzaron para comprar lo necesario para la alimentación de su familia y no recurrir a un préstamo.

También indicó que desde que el Congreso local aprobó el uso obligatorio del cubrebocas, los clientes empezaron a hacer conciencia sobre esta medida de prevención contra el covid-19, y ya no ha negado el servicio como en otros meses, cuando la gente se molestaba porque les pedía ponerse el tapabocas.

 

 

 

  

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Trabaja más de ocho horas para obtener 300 pesos cada día.

Adrián, quien trabaja desde hace dos años como chofer de taxi, asegura que por la pandemia del covid-19 tiene que trabajar más de ocho horas todos los días para obtener al menos 300 pesos, para solventar los gastos de la casa.

Mientras esperaba a los clientes que salían de diferentes negocios del centro de Cuernavaca, explicó a La Unión de Morelos que por la emergencia sanitaria hay pocos clientes para el taxi, aunque él al día realiza unos 20 viajes.

Sus ingresos económicos varían de entre 500 y 800 pesos diarios de los cuales entrega un porcentaje para la cuenta a su patrón, otro tanto para la gasolina y del resto debe ahorrar para comprar un litro de gel antibacterial para sus clientes.

El chofer asegura que algunas personas sí adoptan las medidas de higiene básicas, como el uso del cubrebocas, pero hay otros que se niegan a creer en la propagación del virus; incluso, cuando les pide ponerse el tapabocas para subir a la unidad hacen caso omiso y en ocasiones responden con malas palabras. 

“Algunos sí usan el cubrebocas, pero otros se molestan y dicen que no es necesario porque no existe el virus. A veces ya son clientes y los tengo que llevar para no decirles que se bajen del carro, pero ahorita que ya es obligatorio les advierto que si me multan ellos tendrán que pagar las sanciones porque yo, como chofer, sí me pongo el cubrebocas”.

El entrevistado refirió que además de la crisis económica por la pandemia, también se enfrentan a una crisis de inseguridad y según le dijeron sus compañeros, las zonas más inseguras son las que se ubican al norte de la ciudad, como Ocotepec, porque hay calles sin alumbrado público.

 

 

 

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El Congreso estatal podría designar a titulares del IMIPE y ESAF antes de concluir el año.

La diputada por el Partido Acción Nacional (PAN) Dalida Morales Sandoval confió en que antes de concluir el año terminarán con las designaciones pendientes en el Congreso de Morelos, como el nombramiento de los dos nuevos comisionados del Instituto Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE) y el titular de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF) y de ser necesario, aseguró, habrá un periodo extraordinario.

La legisladora local informó que en la próxima reunión con la Comisión de Hacienda abordarán este tema, porque la intención es concluir el año sin este pendiente y que sea un tema de realidades para las instituciones, pues en el caso del IMIPE es un tema complejo en cuanto a su órgano en la toma de decisiones, porque con un solo comisionado es complicada la funcionalidad.

Morales Sandoval dijo que la reunión estaba programada para el viernes pasado, pero no se pudo llevar a cabo, por lo que lo volverán a poner en la mesa en la próxima reunión a efecto de considerar esta situación, y de ser posible también en un periodo extraordinario para no dejar pasar más tiempo.

En el tema de la ESAF, refirió que también pondrá sobre la mesa la urgencia de la designación de un titular, porque no se pueden dejar a los órganos sin una titularidad y sobre todo sin ejercer la acción que deben ejercer en un caso como el de la transparencia y la rendición de cuentas hacia los ciudadanos.

“Tendremos que estar poniendo sobre la mesa estos temas y al escrutinio de los diputados, sobre todo exhortarlos a que podamos avanzar y sacar adelante estas situaciones, porque no se pueden quedar así, sin ejercer la acción que sus titulares deben ejercer en un caso como el tema garante de la transparencia”, dijo la legisladora local.

El nombramiento del titular de la ESAF está pendiente desde el 2018, tras la renuncia de Vicente Loredo Méndez.

 

 

 

 

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Silvia dice que por la inseguridad, evita realizar servicios en algunas colonias

Viernes, 18 Diciembre 2020 05:12

Le robaron gel antibacterial y una careta

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Además de la pandemia, a los conductores de Uber también les afecta la inseguridad.

Adriana Sánchez -quien trabaja desde hace dos años como conductora de Uber, un servicio de transporte que se ofrece por medio de una aplicación telefónica- señala que durante la emergencia sanitaria por el covid-19 ha tenido clientes que se niegan a usar el cubrebocas -con la excusa de que “de algo vamos a morir”- así como otros que le han robado el gel antibacterial que lleva en su vehículo.

Sobre los casos de robo, dijo que cuando empezó la pandemia compró una botella de alcohol gel para ofrecerlo a sus clientes durante el viaje, pero sin darse cuenta una persona se lo llevó, por lo que tuvo que comprar otra botella. Para evitar la sustracción, otra vez colocó una etiqueta a la botella con la leyenda “propiedad del Uber”. Sin embargo, ese anuncio no fue suficiente y también se lo llevaron.

Relató que otro caso similar ocurrió con una pasajera que pidió el servicio desde su domicilio a su centro de trabajo. La usuaria ocupó el asiento trasero del vehículo y antes de bajar tomó una careta que iba en uno de los asientos, por lo que Adriana regresó al domicilio de su cliente y pidió le regresen el objeto, porque es para su protección contra el virus.

“Me di cuenta de que se llevó mi máscara, vi que era mi vecina, aunque ella no me reconoció; cuando la dejé en su trabajo me regresé a su casa, toqué la puerta y salió una señora: le dije que su hija se llevó mi careta, entonces le habló por teléfono. Ella dijo que se confundió y su mamá me la pagó”.

De su trabajo, cuenta que además de las afectaciones económicas por la pandemia, la inseguridad es otro factor que aqueja a este sector pues se enteró por terceras personas que en las últimas semanas los amantes de lo ajeno han robado varios vehículos; incluso, uno de sus vecinos que también trabaja como conductor de Uber está desaparecido.

Por ese motivo, dice la entrevistada, ha cancelado algunos viajes de personas que sospecha tienen otras intenciones. Además, agradece que la aplicación de Uber maneja una nueva modalidad y ofrece servicio de mujeres para mujeres, es decir, si la persona que solicitó el servicio no es mujer puede cancelar el viaje y reportarlo a la aplicación.

 

 

 

Jueves, 17 Diciembre 2020 05:19

“El virus sí existe”

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Su hermana y su cuñado murieron por covid-19; pide a la gente usar cubrebocas.

Guillermo García, quien trabaja como chofer de taxi desde hace nueve años, hizo un llamado a la población a usar el cubrebocas y gel antibacterial como medida de protección contra el virus, para evitar los daños que provoca el virus del covid-19, como le ocurrió en su familia.

Al respecto, dice que su familia estuvo confinada durante los meses más fuertes de pandemia, pero en septiembre su hermana menor, que vive en Michoacán, fue contagiada con el virus por su yerno, que trabaja como operador de una combi en ese estado.

Su hermana, dice, evitaba salir a la calle para no contagiarse porque tenía obesidad y recuerda que la vio por última vez hace seis meses, y cuando se contagió con el virus no pudo hablar con ella de manera presencial, solo por medio de una videollamada, pero al tercer día falleció.

Al siguiente mes, su cuñado quien vive en Atlatlahucan, se sometió a la prueba porque empezó a presentar varios síntomas. Aunque lo internaron en un hospital, a los tres días les informaron que perdió su lucha contra el coronavirus.

“No pude despedirme de mis familiares, ya no los pude ver, es una situación muy triste porque mi hermana era la más chica y dejó a sus tres hijas solas con el papá. Ella era muy amorosa. Por eso le digo a la gente que se cubran lo más que se pueda, que nunca dejen su cubrebocas para que no pasen la misma situación que en mi familia”.

De su labor, refiere que desde que empezó la pandemia ha negado al menos ocho servicios de taxi a personas que no llevan puesto el cubrebocas, porque no quiere arriesgarse y contagiar a su familia. Además, porque sus ingresos económicos apenas alcanzan para comprar lo necesario para la alimentación de su familia y no para pagar multas.

El entrevistado señala que durante su jornada laboral se ha encontrado con personas que se niegan a creer en la propagación del virus y afirman que es un invento del gobierno.

Dice que en la empresa donde trabaja, su patrón les exige usar tapabocas y ofrecer gel antibacterial a los clientes, a pesar de que algunos pasajeros se molestan.

 

 

 

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Sus ingresos mejoraron y alcanzará para los regalos de Navidad.

Después del retroceso en el semáforo sanitario del covid-19, la gente empezó a hacer conciencia sobre la importancia del uso del cubrebocas al salir de su domicilio y abordar el transporte público, asegura Jesús Velázquez, quien trabaja como chofer de taxi y señala que varios clientes le han expresado que se pondrán el tapabocas para evitar que pague multas.  

Dice que la comprensión de los pasajeros le ayuda a no negarles el servicio cuando no llevan puesto el tapabocas. “Ya se ve más gente que usa el cubrebocas. Por ratos se lo quitan, pero se lo ponen otra vez y al menos en estas dos semanas no he negado el servicio porque ellos ya están conscientes; me dicen ‘me pongo el cubrebocas para que no te multen´. Yo creo que están comprendiendo la situación de emergencia que estamos viviendo”.

De su labor, refiere que algunos días las calles y centros comerciales se ven vacíos, pero también ha observado que por las tardes se registra mayor movilidad de personas, principalmente en tiendas del centro de Cuernavaca.

Sin embargo, no es como en otros años, cuando al menos el mercado Adolfo López Mateos, previo a las fiestas decembrinas, estaba a reventar de gente y vehículos.

El entrevistado señala que a pesar de la crisis económica que ha dejado la pandemia, este año sí habrá regalos de Navidad para su familia porque en los últimos meses sus ingresos económicos mejoraron un poco, pues trabaja casi todo el día, porque “hasta la fecha no hay apoyos (oficiales). No creo que haya, creo que nada más es algo político porque no he conocido a alguien de los taxistas que lo haya recibido, a menos que sea alguien que tenga algún negocio, pero los que vivimos al día no recibimos nada”, aseguró.

 

 

Lunes, 14 Diciembre 2020 05:16

Perdió su empleo y ahora conduce un taxi

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María de los Ángeles niega el servicio a quienes no usan cubrebocas, para evitar pagar multas.

Mientras espera a los clientes en la calle Guerrero del centro de Cuernavaca, María de los Ángeles, quien trabaja como conductora de taxi desde hace dos meses, platica que por la contingencia sanitaria del covid-19 hay muy pocos usuarios y que al día sus ingresos son de máximo 450 pesos, de los cuales descuenta un porcentaje para la cuenta que entrega a su patrón y otro tanto para la gasolina.

Antes de la pandemia tenía un trabajo estable en una rosticería, sin embargo, la crisis económica por la emergencia sanitaria obligó a su patrón a cerrar su negocio y liquidar al personal. María de los Ángeles dice que estuvo buscando empleo en varias empresas pero solo encontró como chofer de taxi. 

Desde entonces recorre las calles de varios municipios, principalmente Cuernavaca, en busca de pasajeros.

Por ratos se detiene afuera de algún centro comercial o en tiendas departamentales, donde es más probable encontrar pasaje, porque las familias acuden a realizar sus compras.

De su labor, cuenta que ha negado el servicio al menos en dos ocasiones, porque las personas no llevaban puesto el cubrebocas y lo que menos desea es pagar una multa de siete mil pesos, pues el dinero apenas alcanza para comprar lo necesario para la alimentación de su familia.

“No toda la gente usa cubrebocas y antes de subirse les pido de favor que compren uno porque no los puedo llevar así. Algunos hacen caso y otros responden de manera grosera. Me dicen que no pasa nada, que les tengo que dar el servicio o dicen ‘vamos aquí cerca’, pero yo les digo que mejor se bajen porque a los choferes nos afecta en las multas y en los contagios”.

La entrevistada, quien es madre de tres niños, señaló que a pesar de la crisis económica no ha sido necesario solicitar algún préstamo para solventar gastos, porque afortunadamente cuenta con el apoyo de su esposo y juntos se cooperan para comprar alimentos y pagar los servicios.

Sobre la situación de inseguridad, agradece que no ha sido víctima de asaltos, pero sus compañeros le dijeron que el viernes les robaron dos vehículos, uno en Tejalpa, municipio de Jiutepec y otro en el mercado Adolfo López Mateos.

 

 

 

Domingo, 13 Diciembre 2020 07:18

“No los podemos llevar sin cubrebocas”

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Jorge dice que ha negado al menos 12 servicios para evitar sanciones económicas

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El secretario de la cooperativa dice que por la pandemia hay pocos ingresos y varias unidades con fallas mecánicas.

En las últimas semanas al menos cinco operadores del transporte público de la Ruta 7 fueron sancionados por la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT) porque durante los operativos detectaron que algunos pasajeros no llevaban puesto el cubrebocas.

Luis Herrera García, secretario de la cooperativa de Ruta 7, señaló que todos los días verifican que los operadores cumplan con las medidas de higiene, como el uso del tapabocas y que lleven gel antibacterial en la unidad, porque en los últimos días las autoridades intensificaron los operativos y lo que menos quieren es pagar multas, ya que los ingresos económicos apenas alcanzan para el mantenimiento de las unidades.

“Por la contingencia, unos cinco operadores han sido sancionados porque los pasajeros se suben sin el cubrebocas, o lo llevan puesto, pero se lo quitan cuando ya están arriba. Tal vez piensan que el chofer ya no los puede bajar del carro. Por eso le pedimos a la ciudadanía que haga caso de las medidas, porque no es justo que el chofer pague una multa por culpa de otros”.

Sobre el número de pasajeros, dijo que por la pandemia del covid-19 ha disminuido en casi la mitad, por lo que los operadores entregan alrededor de 500 pesos diarios de cuenta cuando en otros años reunían hasta mil 500 pesos.

Refirió que varias unidades se encuentran estacionadas en la base porque los ingresos diarios son insuficientes para costear el mantenimiento y reparación de alguna unidad. Por ejemplo, el arreglo del clutch oscila entre 15 y 20 mil pesos. Además, otras unidades necesitan revisión general, cambio de llantas o de algunas partes del motor.

 

 

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Alejandro dice que registran hasta dos robos de motocicletas al día.

Alejandro Cruz trabaja como repartidor de comida por medio de la aplicación de teléfono de Uber Eats y dice que, por las fiestas decembrinas, los asaltos y robo de motocicletas han aumentado en los últimos días, porque -considera- los amantes de lo ajeno piensan que manejan grandes cantidades de dinero porque se mueven de un lugar a otro a entregar pedidos.

Señala que los asaltos ocurren principalmente en colonias poco transitadas y oscuras como la Antonio Barona, Alta Vista, Chulavista, Milpillas y Lagunilla en Cuernavaca, y en el poblado de  Tejalpa en Jiutepec.

Por los robos, aseguró, han presentado varias denuncias ante la Fiscalía General del Estado (FGE), pero desconoce si hay avance en las investigaciones. Además, dice que varios de sus compañeros no denuncian los asaltos porque su impresión es que no habrá detenidos.

“Primero nos observan de pies a cabeza y casi siempre son dos personas en moto, dan vueltas por donde estamos; pasan una y otra vez para tratar de intimidarnos, yo afortunadamente no he sido víctima de la violencia pero varios compañeros sí, les han quitado la moto”.

El entrevistado señala que empezó en este trabajo hace seis meses y observó que los asaltos se incrementan previo a las fiestas decembrinas.  

De su labor, refiere que hay días en los que le va bien y obtiene buenos ingresos económicos porque con el cambio de color en el semáforo sanitario la gente empezó a resguardarse en su domicilio, lo cual para ellos es favorable, porque obtienen mayor número de servicios de comida; incluso, los clientes hasta les piden comprar su despensa en los supermercados.

 

 

 

Jueves, 10 Diciembre 2020 05:10

Taxistas, en incertidumbre por inseguridad

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Miguel señala que en 12 años de servicio nunca padeció una crisis económica.

En la última semana de noviembre una persona que se hizo pasar por cliente solicitó un servicio de radio taxi de Jiutepec a Emiliano Zapata, pero cuando el operador llegó al domicilio donde pidieron el viaje fue sorprendido por un hombre que con una pistola le exigió las llaves y se llevó el vehículo.

Miguel López Hernández, trabajador en el sitio de radio taxi, contó que los hechos ocurrieron el 19 de noviembre a las tres de la mañana. Ese día, dijo, una persona solicitó el servicio a la colonia Álvaro Leonel en el municipio de Yautepec y cuando el operador llegó al domicilio, el cliente le pidió que fuera por otra persona a Emiliano Zapata y ahí fue asaltado y despojado del vehículo.

Al otro día interpuso la denuncia por el delito de robo, pero hasta la fecha no hay respuesta de la investigación.

“Ese día el chofer llamó a la central para pedir el costo del viaje hasta Emiliano Zapata, pero cuando llegó a ese domicilio le apuntaron con una pistola. El compañero se espantó, y le pidieron las llaves del carro y se lo llevaron”.

El entrevistado dijo que aunado a la inseguridad que viven todos los días los trabajadores del volante, en los últimos meses también se han visto afectados por la contingencia sanitaria del covid-19 ya que sus ingresos económicos disminuyeron en gran porcentaje y ahora al día con mucho esfuerzo reúnen el dinero para entregar la cuenta.

“Por la pandemia el servicio ha bajado mucho porque no hay clientes, algunos compensamos la crisis con el tianguis en Temixco de cada semana, pero en general está difícil la situación; nunca habíamos padecido una crisis tan fuerte, ni siquiera en el sismo de hace tres años”.

 

 

 

Miércoles, 09 Diciembre 2020 05:13

“Soy mujer y alguien me espera en casa”

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Gabriela se sumó a la manifestación de repartidores de comida para exigir mejores condiciones de seguridad.

Gabriela de la Cruz Franco es una de las pocas mujeres que, pese a la situación de violencia, se mantiene trabajando como repartidora de comida por medio de plataforma de Uber Eats, porque, dice, es madre soltera y necesita dinero para solventar los estudios de sus hijos y comprar lo necesario para su alimentación.

Refiere que la inseguridad se ha incrementado en los últimos meses, tanto que la semana pasada uno de sus compañeros fue baleado por resistirse a un asalto en Alta Vista y actualmente se encuentra en el hospital. Además, un repartidor de comida está desaparecido desde hace tres días.

Por ese motivo se sumó a la manifestación que realizaron ayer sus compañeros desde el bulevard Cuauhnáhuac hasta el zócalo de Cuernavaca, para exigir mayores condiciones de trabajo y de seguridad, porque dijo que las inconformidades de los repartidores son porque en los restaurantes los hacen esperar mucho tiempo por un servicio y en las plazas comerciales les niegan el uso del elevador, lo cual consideró como actos de discriminación.

“Soy mujer y hay alguien que me espera en casa. Uno sale a trabajar con toda la intención de salir adelante y dar un buen servicio, pero ahora salimos con incertidumbre porque no sabemos qué nos puede pasar al entregar perdidos, porque hay colonias muy peligrosas, donde nos han intentado extorsionar, hacen el pedido y cuando llegamos no quieren pagar”.

Ayer durante la protesta que realizaron en la calle Gutenberg del centro de Cuernavaca, también narró que hace unos meses en el municipio de Temixco fue infraccionada por un policía vial y pagó una multa de mil 800 pesos porque entró a una calle en sentido contrario. 

“Iba a entregar un pedido y me fui en sentido contrario porque me iba a meter a una pendiente, que estaba como un voladero, y por más que le expliqué al policía vial cuál fue la situación, simplemente no le importó y me puso la multa de mil 800 pesos”.

A decir de la entrevistada, las colonias más peligrosas para los repartidores de comida son la Antonio Barona y Alta Vista en Cuernavaca. También en Tejalpa, Jiutepec, y Tres de Mayo en Emiliano Zapata.

 

 

 

Lunes, 07 Diciembre 2020 05:16

PREFIERE NO PELEAR

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En el servicio agarra parejo, para evitar problemas con los pasajeros.

Por la pandemia del covid-19 es obligatorio el uso del cubrebocas, pero a decir de Francisco, quien trabaja como operador del transporte público, en las comunidades que se rigen por usos y costumbres la gente se niega a creer en la propagación del virus y no usa el tapabocas.

El entrevistado reconoce que tiene miedo a contagiarse de covid-19 y de una sanción por parte de las autoridades. Sin embargo, no puede negar el servicio a los que no llevan puesto el tapabocas, porque la gente se le pone al tú por tú.

“La mayoría de las personas sí usan el cubrebocas, pero la gente que vive en Ocotepec, Ahuatepec y Villa Santiago, norte de Cuernavaca, no lo usa y no tiene caso negarles el servicio, porque no hacen caso y se ponen a pelear con uno; yo mejor me quedo callado”.

Agradece que hasta el momento no ha recibido ninguna sanción por llevar a pasajeros sin cubrebocas, pero cuenta que hace unos meses uno de sus compañeros fue multado con dos mil 400 pesos por esa situación.

Señala que por la emergencia sanitaria el servicio de transporte colectivo es escaso, por lo que tuvo que solicitar un préstamo de 30 mil pesos para solventar gastos en su casa y comprar lo necesario para la alimentación de su familia, porque sus ingresos como chofer de ruta son insuficientes.

A decir de Francisco, hasta el momento no ha recibido ningún apoyo económico para enfrentar la crisis que dejó la pandemia. Solo recibió una despensa hace ya varios meses.  

 

 

 

Domingo, 06 Diciembre 2020 00:23

Exige el uso del cubrebocas para no ser multado

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Víctor dice que por la pandemia solicitó un préstamo para solventar gastos en el hogar

Sábado, 05 Diciembre 2020 05:21

Aumentan asaltos a repartidores de comida

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Detectaron como puntos inseguros las colonias Lagunilla, Altavista y la Antonio Barona.

Durante la contingencia sanitaria por el covid-19 se han incrementado los asaltos a repartidores de comida que ofrecen el servicio por medio de aplicaciones de teléfono.

A decir de Mario Morales, uno de esos repartidores,  el gremio sufre al menos tres asaltos a la semana, principalmente en la noche, en lugares sin alumbrado público.

El entrevistado trabaja desde hace dos años como repartidor de comida y agradece que a la fecha no ha sido blanco de la delincuencia, pero según le dijeron sus compañeros, varios de ellos han sufrido robos en colonias alejadas del centro de la ciudad, pero también en avenidas importantes como Río Mayo.

Un caso reciente ocurrió el jueves pasado en la colonia Sacatierra, donde uno de sus compañeros al servicio de la plataforma Didi fue víctima de asalto por varios sujetos.  Dice que su compañero se resistió a entregar su motocicleta, por lo que le dispararon en tres ocasiones.

“Nos dijeron que el compañero ya está estable, pero creo que sus familiares están pidiendo apoyo con donación de sangre; esperemos que salga bien”.

Mario dice que para ellos las colonias más inseguras son la Lagunilla, Altavista y la Barona, o al menos en estas zonas han sufrido asaltos.

De su trabajo, platica que hay poca demanda, por lo que al día realiza entre 15 y 20 viajes, desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche, pero por lo menos lo que obtiene le alcanza para comprar lo necesario para su alimentación y solventar gastos en su casa.

Sobre el uso obligatorio del tapabocas, afirma, que en los establecimientos la gente sí adopta las medidas de higiene. Sin embargo, en espacios públicos como plazas y zócalos las personas hacen caso omiso.

 

  

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Por la crisis económica solicitó dos préstamos para solventar gastos.

Marcos Antonio, quien trabaja como operador del transporte público, dice que hace más de un mes recibió una sanción económica porque un pasajero que no llevaba puesto el cubrebocas subió a su unidad y más adelante se encontró con uno de los operativos de la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT) para verificar que se cumplan con las medidas de higiene básicas, implementadas por la pandemia del covid-19.

El entrevistado refiere que pagó mil 400 pesos por esa multa.

Asegura que durante su jornada laboral se ha encontrado con personas que no usan el tapabocas que, cuando les niega el servicio, responden de manera agresiva, con frases como: “¿por qué me niegas el servicio?” y “de nosotros vives”. 

“Actualmente la gente está haciendo caso porque dijeron que ya es una obligación usar el tapabocas y porque hay operativos por parte de transportes, pero antes no se ponían el cubrebocas y cuando les decíamos que no los podemos llevar se portan groseros y nos dicen que de ellos vivimos, se molestaban por negarles el servicio”.

Para el operador del transporte colectivo es injusto que ellos paguen las multas cuando un pasajero no lleva puesto el tapabocas. Por eso aplaudió la decisión de los legisladores locales de sancionar a las personas que se nieguen a cumplir con las medidas de prevención contra el covid-19, como el uso del cubrebocas.

De su labor, platica que por la emergencia sanitaria hay poco servicio, por lo que hace unos meses solicitó dos préstamos para solventar gastos en el hogar y comprar lo necesario para la alimentación de su familia, porque sus ingresos como chofer del transporte público son insuficientes y apenas alcanzan para entregar la cuenta a su patrón y pagar el combustible.

 

 

 

Jueves, 03 Diciembre 2020 05:16

“SIN CUBREBOCAS, NO”

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De su labor, Alejandro asegura que sus ingresos diarios son de hasta 600 pesos.

Alejandro Hernández dice que desde que empezó la contingencia sanitaria del covid-19 ha negado al menos ocho servicios de taxi a personas que no llevaban puesto el cubrebocas porque, afirma, en estos tiempos el dinero apenas alcanza para comer y no para pagar multas.

El entrevistado señala que por la emergencia sanitaria hay poca clientela, por lo que debe trabajar todos los días desde muy temprano ya que debe reunir el dinero para entregar la cuenta a su patrón, para el combustible y para comprar lo necesario para su alimentación.

Señala que sus ingresos económicos varían todos los días, pero en días de quincena logra reunir hasta 600 pesos.

De su labor refiere que ha negado el servicio a personas que no usan el tapabocas, porque en los últimos días las autoridades han intensificado los operativos de revisión en el transporte público, para verificar que tanto pasajeros como operadores cumplan con las medidas de higiene básicas, principalmente el uso del cubrebocas.

“Todos los ciudadanos debemos usarlo porque es una medida de protección contra un contagio y para poder salir rápido de la crisis económica. En mi caso, yo si les digo a las personas que sin el cubrebocas no las puedo llevar, porque al rato me van a multar por culpa de otros y tampoco hay tanto dinero para pagar sanciones”.

Dice que hasta el momento la gente ha tomado de buena manera su decisión de negar el servicio, pero según le dijeron sus compañeros, algunas personas asumen una actitud agresiva cuando se les pide ponerse el tapabocas. 

Alejandro tiene una experiencia frente al volante de 38 años y también es compositor y cantante.  

 

 

 

Miércoles, 02 Diciembre 2020 05:10

A la gente se le olvida usar el cubrebocas

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De su labor señala que al día realiza entre diez y 15 servicios.

En la guantera de su taxi lleva una bolsa con cubrebocas desechables para obsequiar y no negar el servicio a los clientes que olvidan usar cubrebocas cuando salen a realizar diferentes actividades.

José Guerrero trabaja como chofer de taxi desde hace seis años y señala que por la emergencia sanitaria del covid-19 sus ingresos económicos son de entre 250 y 300 pesos diarios y, aunque es poco, debe alcanzar para que cada 15 días compre un litro de gel antibacterial y cubrebocas para sus clientes.

De los insumos de higiene que obsequia a los pasajeros que abordan su unidad, gasta alrededor de 80 pesos en el alcohol gel y 100 pesos en los tapabocas.

“Hasta ahorita no ha sido necesario negar el servicio porque la mayoría de los pasajeros usan el tapabocas, pero hay algunos que por diferentes razones se les olvida. Yo les regalo uno desechable; aunque mis compañeros me han dicho que en algunos casos les ha tocado gente agresiva que se niega a ponérselo porque no cree en el virus”.

El entrevistado refiere que algunos días entrega hasta dos tapabocas a sus clientes durante su jornada laboral, porque las personas lo olvidan. Al menos así lo observó hace unas semanas en la temporada del Buen Fin, cuando la gente salía con prisa y olvidaba su cubrebocas.

De su labor, platica que por la pandemia del covid-19 la clientela es escasa, por lo que con mucho esfuerzo realiza entre diez y 15 viajes, en jornadas que empiezan desde las seis de la mañana y acaban hasta las nueve de la noche toda la semana. Por ese motivo tuvo que solicitar dos préstamos, porque su vehículo se descompuso, además de que también necesitaba dinero para solventar gastos en el hogar.

Juan pide a la gente que sea consciente y que, si no es necesario salir, que se quede en casa, para reducir la movilidad y el número de contagios, a fin de poder avanzar en el color del semáforo sanitario.

 

 

Lunes, 30 Noviembre 2020 05:15

Pagó dos mil pesos por no usar cubrebocas

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En dos ocasiones ha negado el servicio a quienes no usan tapabocas.

Juan, quien trabaja como chofer de taxi, dice que al inicio de la contingencia sanitaria por la pandemia por el covid-19 se negaba a usar el tapabocas porque sentía malestar con su barba, que crece rápido. Sin embargo, actualmente lo usa todos los días porque esa decisión de no colocarse el cubrebocas la pagó con una multa de dos mil pesos.

Al respecto, señala que no lo usaba por el malestar que sentía y porque en la empresa donde trabaja cada semana desinfectan las unidades.

Durante su jornada laboral -afirma- se ha encontrado con pasajeros que se niegan a usar el cubrebocas a pesar de que es una de las medidas de higiene más importantes contra el covid-19; incluso, le han contestado de manera agresiva cuando les pide usarlo para poder subir a la unidad.

Por eso, consideró acertada la decisión de los legisladores locales de aprobar que el cubrebocas sea obligatorio.

“Varias personas no usan el cubrebocas y se molestan cuando les digo que se lo pongan. Ellos dicen que van a pagar un servicio y por eso pueden subirse como quieran, y no los podemos obligar, porque en otros casos responden de manera agresiva: nos dicen que a nosotros no nos importa porque ellos van a pagar y si no nos parece se irán en otra unidad”.

El entrevistado platica que por esta actitud de la gente en dos ocasiones les ha pedido a los pasajeros bajarse de la unidad porque, además, en los últimos meses las autoridades han implementado operativos de revisión en el transporte público y no quiere pagar otra multa.

“El hecho de que sea obligatorio el uso del cubrebocas ayudará a avanzar en el semáforo porque la gente solo así entiende, cuando se le dice que los van a multar. Ahorita (ayer domingo) llevo unas horas aquí en el centro de Cuernavaca y he visto que mucha gente no lo usa, a muchos no les importa”.

De su labor, cuenta, que a raíz de la emergencia sanitaria los servicios de taxi crecieron y al día sus ingresos económicos son de hasta mil pesos, porque realiza entre 28 y 35 viajes, a diferencia de muchos de sus homólogos que dicen no tener suficiente clientela.

 

 

Domingo, 29 Noviembre 2020 05:34

No le teme al covid-19

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Rolando opina que el cubrebocas no es una medida efectiva para evitar la propagación del virus

Sábado, 28 Noviembre 2020 05:19

Trabaja doce horas para ganar cien pesos

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Aurelio Cabrera trabaja como chofer de taxi desde hace 20 años y dice que por la pandemia del covid-19 hay muy poco servicio porque la mayoría de las personas que salen usan el transporte colectivo porque es más económico.

Refiere que actualmente apenas hay un 60 por ciento del pasaje normal, por lo que sus ingresos son de 500 pesos diarios, de los cuales 200 son para la cuenta a su patrón y 200 para el combustible, de tal manera que al término de su jornada se queda con 100 pesos.

De su labor, platica, que la mayoría de las personas adoptan las medidas de higiene, como el uso del cubrebocas, pero todavía hay quienes se niegan a usarlo, con el argumento de que el covid no existe.  

“A la fecha son pocas las personas que se suben al carro sin cubrebocas. Algunos me han dicho que ellos no usan el cubrebocas y otros dicen que no existe el virus, pero no les puedo decir que se bajen del carro porque ya están arriba, no preguntan antes de subirse”.

Dice que las personas que no usan las medidas de protección contra el covid-19 son principalmente los que piden el servicio al salir de supermercados y terminales de autobuses del centro de Cuernavaca. Aunque, también hay otros casos en los que los pasajeros, antes de subir a la unidad, verifican que el chofer cumpla con las medidas de higiene.

El entrevistado señala que no ha recibido ningún apoyo para hacer frente a la crisis económica y tampoco ha pensado en solicitar algún préstamo porque no hay certeza de que la situación mejorará para poder pagar sus deudas.

Aurelio trabaja todos los días de seis de la mañana a ocho de la noche, hasta en su día libre que es el domingo, porque, dice que ese día no entrega cuenta a su patrón y puede reunir hasta 700 pesos, de los cuales 200 son para el combustible.

 

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Sus ingresos como chofer de taxi apenas alcanzan para comer.

En septiembre del año pasado, Miguel Soto solicitó un préstamo para comprar un vehículo, sin embargo, dice que por la contingencia sanitaria del covid-19 desde marzo dejó de pagar el crédito, porque sus ingresos como chofer de taxi son insuficientes y apenas alcanzan para comer.

Afirma que antes de la pandemia del covid-19 sus ingresos eran de hasta 400 pesos diarios, libres de cuenta y combustible, pero en los últimos meses con mucho esfuerzo logra reunir 200 pesos al día, los cuales utiliza para pagar servicios como luz y agua y comprar lo necesario para la alimentación de su familia.

Su experiencia frente al volante es de 30 años, sin embargo, lamenta que hasta la fecha no ha recibido ningún apoyo económico por parte de las autoridades estatales o municipales para hacer frente a la crisis económica que dejó la pandemia.

El entrevistado refiere que por la emergencia sanitaria y la falta de apoyos tuvo que solicitar varios préstamos, porque tiene una hija que depende económicamente de él y necesita dinero para pagar sus estudios.

Además, dice que para los taxistas “su fuerte” son las clases presenciales, por lo que vislumbra una situación económica que seguirá al menos hasta el otro año.

“….. pues no queda de otra, hay que seguir trabajando porque ahorita hay de dos: trabajar para pagar deudas o para comer”.

 

 

 

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Sus ingresos diarios son de hasta 300 pesos.

Eduardo Tafolla trabaja como repartidor de comida por medio de la aplicación de teléfono de Uber Eats. Su objetivo es ahorrar dinero para estudiar una licenciatura en administración de empresas y después abrir su propio negocio de venta de artículos para el hogar.

El entrevistado platica que por el momento seguirá trabajando como repartidor de comida para ahorrar el dinero necesario para pagar sus estudios universitarios y en un futuro ser dueño de una empresa que ofrezca a las familias artículos para el hogar a crédito, como trastes de cocina y lavadoras.

Explica que empezó a trabajar como repartidor hace dos meses, después de dejar su trabajo en una empresa de telefonía donde sus ingresos eran pocos.

Actualmente trabaja de ocho de la mañana a seis de la tarde y obtiene hasta 300 pesos diarios.

Eduardo señala que por la pandemia del covid-19 los servicios de alimentos para llevar se han incrementado, porque todavía hay familias que por temor a un contagio se resguardan en su domicilio. Al día realiza de 12 a 15 entregas.

“El trabajo de repartidor es un poco inseguro, pero yo seguiré aquí porque tengo que ahorrar para pagar mis estudios y también porque quiero poner un negocio”.

También cuenta que en los dos meses que lleva trabajando ha sido víctima de varios intentos de asalto en colonias como Antonio Barona y la Carolina en Cuernavaca.

Estos sucesos, dice, han ocurrido en calles oscuras de estas colonias. En una de esas ocasiones se le acercaron dos sujetos a bordo de motocicletas y le dijeron que se detuviera, pero él aceleró su motocicleta hasta llegar a un lugar transitado.

El entrevistado considera que los asaltos son consecuencia de la falta de empleo, principalmente en esta época, donde la crisis económica por la contingencia sanitaria ha pegado a la mayoría de las familias.

 

 

 

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Jorge cuenta que entre sus conocidos al menos tres personas se contagiaron con el virus.

Jorge Hernández, quien trabaja como chofer de taxi, dice que en las últimas semanas ha observado que la gente está acatando las recomendaciones de las autoridades de Salud sobre el uso del cubrebocas. Sin embargo, durante su jornada laboral se ha encontrado con personas que se molestan cuando les pide que se pongan el tapabocas antes de subir a la unidad.

Señala que a la fecha más del 60 por ciento de los clientes usan el tapabocas y el otro restante se lo pone hasta que el chofer lo pide. En otros casos la gente se molesta y contesta de mala gana con frases como “y a ti qué te importa”.

En su opinión, cree que esas personas deberían atender las recomendaciones sanitarias para avanzar en el color del semáforo sanitario y poder salir de la crisis económica, porque en su caso -refiere- por la emergencia sanitaria tuvo que solicitar dos préstamos para solventar pagos de servicios como agua y luz, porque sus ingresos como chofer de taxi son insuficientes.

“La gente no está adoptando las medidas, lo toman a la ligera. Es necesario tener más precaución si queremos pasar al semáforo verde y que las cosas vuelvan a la normalidad. Ahorita es cuando debemos cumplir más con las medidas para no regresar al color naranja o rojo”.

De su labor, platica que el servicio de taxi está a un 40 por ciento de su capacidad anterior, porque la mayoría de las personas que salen a trabajar usan el transporte colectivo, ya que es más económico.

Jorge señala que al día obtiene entre 80 y 100 pesos libres de cuenta y combustible, y en la quincena puede reunir hasta 300 pesos, sin embargo, apenas alcanza para comprar lo necesario para la alimentación de su familia.

Por lo anterior, consideró necesario que el gobierno apoye de manera económica al sector transporte, pero de manera directa a los choferes, porque son los que más sufren la crisis.

 

 

Lunes, 23 Noviembre 2020 05:18

Sufren taxistas asaltos en el mercado ALM

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Amantes de lo ajeno se hacen pasar por clientes y se roban, incluso, las unidades.

Javier, quien trabaja como chofer de taxi, afirma que el cubrebocas es un arma de doble filo, porque si bien ayuda a prevenir contagios de covid-19, también es una máscara para que los asaltantes puedan hacer de las suyas sin ser reconocidos.

El entrevistado dice que desde que empezó la contingencia sanitaria, sus compañeros -que hacen base en el mercado Adolfo López Mateos- han sido víctimas de asaltos y robo de unidades por parte de personas que piden el servicio como cualquier cliente, pero antes de llegar a su destino sacan su arma para asustar al conductor y quitarle sus pertenencias y en ocasiones hasta el vehículo.

Javier, quien lleva más de 15 años en el servicio, explica que los amantes de lo ajeno aprovechan la contingencia sanitaria y con el cubrebocas se hacen pasar por clientes para no ser descubiertos.

Refiere que las personas piden el servicio principalmente a colonias ubicadas al norte de Cuernavaca o a municipios como Huitzilac.

"A nosotros nos afecta mucho la inseguridad porque de por sí no hay trabajo por la crisis económica y las personas aprovechan esta situación de la pandemia porque con el cubrebocas no se les ve toda la cara y eso es mejor para ellos, así ya no tienen necesidad de cubrirse el rostro".

Señala que solo en el primer andén del mercado Adolfo López Mateos se estacionan unos 100 taxistas para esperar clientes entre quienes salen del centro comercial, por lo que cuando ven a una persona sospechosa niegan el servicio y esperan a las amas de casa que salen con bolsas de mandado.

"Los que llevamos varios años trabajando en el mercado ya sabemos cuándo alguien viene con otras intenciones. Por ejemplo, si vemos a una señora que sale del mercado con sus bolsas llenas de frutas o verduras le ofrecemos el servicio porque es casi imposible que nos asalte, pero con los demás estamos a las vivas".

 

 

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Dice que la mayoría de las personas llevan el cubrebocas dentro de su bolsa

Sábado, 21 Noviembre 2020 05:23

Le costó caro no usar cubrebocas

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Tuvo que pagar una multa de mil 300 pesos.

Jorge Luis Estrada, chofer de un autobús de la empresa Verdes de Morelos, asegura que por la crisis económica que ha dejado la pandemia del covid-19 no puede negar el servicio a quienes no usen cubrebocas, porque considera que es responsabilidad de cada persona y porque él necesita dinero para la alimentación de su familia.

Mientras espera su turno de salida en los andenes del mercado Adolfo López Mateos platica que está consciente de que puede ser acreedor a una sanción por llevar pasajeros sin tapabocas, pero cuando les pide usarlo éstos se molestan. Por eso, ahora permite el acceso a todos, porque los operadores necesitan dinero para entregar la cuenta a su patrón y para el combustible.

Refiere que una vez tuvo que pagar una multa de mil 300 pesos porque durante los operativos de la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT) lo descubrieron sin el tapabocas.  

“Una vez me agarraron sin el cubrebocas, yo me lo quité porque llega un momento que incomoda. Solo fue un ratito, pero me cacharon en el operativo y ni modo, tuve que pagar la multa”.

El entrevistado señala que su experiencia frente al volante es de 15 años tiempo en el que es la primera ocasión que el servicio de transporte colectivo disminuye tanto, que el dinero apenas alcanza para comprar lo necesario para la alimentación de su familia.

Dice que por la crisis económica por la contingencia sanitaria, solicitó un préstamo de cinco mil pesos para solventar el pago de los servicios en su casa, porque como chofer sus ingresos son de 250 pesos diarios, de los cuales 100 pesos entrega a su esposa y lo demás es para su almuerzo y comida.

“Yo tengo que seguir trabajando porque mi responsabilidad es con la familia, con mis hijos. Ellos necesitan comer y, gracias a dios, aunque sea 100 pesos le doy a mi esposa y ella hace milagros para que alcance”.

 

 

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Trabaja todos los días más de 12 horas.

Una pata de venado que cuelga del espejo retrovisor de su taxi llama la atención de los pasajeros. Don José, el conductor, explica que es un amuleto para la buena suerte y para que no falte el trabajo.

Dice que hasta el momento le ha funcionado porque durante la contingencia sanitaria del covid-19 no se quedó sin empleo y al día realiza por lo menos diez servicios.

Dice que el amuleto lo acompaña desde hace siete años y afirma que le ha traído buena suerte, porque el dinero que obtiene como taxista le alcanza para comprar lo necesario para la alimentación de su familia y no endeudarse con dinero que después no sabe si podrá pagar.

“Yo trato de sobrevivir con los ingresos diarios, a veces es muy poco, pero alcanza para la comida. Por eso digo que la pata de venado me da buena suerte. También me defiende de las malas vibras y de la inseguridad, y gracias a dios hasta el momento no he sufrido asaltos como mis compañeros que les quitan hasta el vehículo”.

Su experiencia frente al volante es de 24 años y refiere que actualmente por la contingencia sanitaria el servicio de taxi ha disminuido, en parte por la crisis económica. Sin embargo, también afecta que cada día hay más taxistas y conductores que ofrecen el servicio de transporte privado por medio de las aplicaciones de teléfono de Uber y Didi.

El entrevistado refiere que actualmente, en un día, realiza entre ocho y diez viajes en una jornada de 12 horas de lunes a domingo, por lo que sus ingresos económicos son de 100 a 200 pesos diarios. Además, entrega 200 pesos de cuenta y una cantidad similar para el combustible.

De su labor, platica que por la inseguridad que se vive a nivel nacional evita dar servicio a personas que van a colonias como La Estación en Cuernavaca y en las calles aledañas al mercado Adolfo López Mateos porque “la gente se ve mala”.

 

 

 

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Chofer de la Ruta 17 dice que prefiere negar el servicio para evitar ser sancionado.

La mayoría de las unidades del transporte público advierten, con un anuncio colocado a un costado de la puerta delantera, que el cubrebocas es de uso obligatorio por la contingencia sanitaria del covid-19. Sin embargo, José Antonio González, operador de la Ruta 17, afirma que todavía hay quienes se niegan a cumplir con las medidas de prevención y se colocan el tapabocas hasta que el chofer lo pide.

Dice que la mayoría de las personas sí cumplen con las medidas de prevención, pero otros se molestan cuando les dice que deben usar tapabocas para poder abordar la unidad.

Para el entrevistado es injusto que los operadores reciban sanciones económicas cuando el pasajero no cumple con las medidas de higiene. Por eso dice que prefiere negar el servicio.

“Yo no voy a ser sancionado porque una persona no se quiere poner el tapabocas, pienso que ahí la sanción debería ser para las personas, no para nosotros, porque antes de subir a la ruta les decimos que lo usen. Algunos lo toman de buena manera, otros se enojan, pero hasta que se les dice se lo ponen, porque lo llevan guardado en la bolsa”.

De su labor, platica que por la contingencia sanitaria sus ingresos económicos son de 100 a 300 pesos diarios, los cuales utiliza para comprar lo necesario para la alimentación de su familia, y para los gastos del hogar, como el pago de servicios de luz y agua, para lo cual afirma que tuvo que solicitar dos préstamos.

Refiere que al día entrega 700 pesos de cuenta a su patrón, pero también debe reunir una cantidad similar para el combustible de la unidad.

Por lo anterior, el entrevistado hizo un llamado a las autoridades para que los apoyos económicos se entreguen de manera directa a los operadores y no a los permisionarios, porque dice que ellos no cuentan con prestaciones ni seguro social y trabajan largas jornadas, desde las cinco de la mañana hasta las diez de la noche.

 

 

 

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Taxista narra que había días en los que solo obtenía 50 pesos de ingresos.

Gregorio Delgado trabaja como chofer de taxi y cuenta que en los primeros meses de contingencia sanitaria por el covid-19 se enfrentó a una situación económica muy difícil, porque había días que solo trabajaba para entregar la cuenta a su patrón, por lo que decidió entregar el carro y solicitó un préstamo para comprar su propio vehículo.

Aunque reconoce que la situación económica no ha mejorado al 100 por ciento, para él dejar de entregar la cuenta es quitarse un peso de encima porque, ahora, como su propio jefe tiene más oportunidad para tomar descansos y comer con su familia.

El entrevistado refiere que solo de cuenta entregaba 250 pesos diarios y además debía reunir una cantidad similar para el combustible, de tal manera que al día se quedaba con 50 pesos, los que tenía que “estirar” para comprar lo necesario para la alimentación de su familia.

“Para nosotros la situación no ha mejorado, porque hay mucha gente en la calle, pero son muy pocos los que abordan el taxi y hay días que espero más de dos horas para tomar un servicio porque la gente no tiene dinero y prefiere usar el transporte colectivo, que es más económico”.

Gregorio dice que aunado a la crisis económica por la pandemia del covid-19, los trabajadores del volante también están expuestos a cualquier situación de inseguridad.

Por eso él trabaja hasta las nueve de la noche porque ha sido víctima de al menos dos asaltos por sujetos que pidieron el servicio de taxi como clientes pero antes de llegar a su destino lo despojaron de su teléfono celular y el dinero.

De su labor, platica que al día realiza unos diez servicios y a veces un poco más, trabajando desde las siete de la mañana.

 

 

 

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El servicio de alimentos para llevar también disminuyó, debido a la competencia

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Por la crisis económica no puede negar el servicio, pero él se protege contra el virus.

Virgilio Miranda trabaja como chofer de taxi desde hace diez años y dice que por la crisis económica que ha dejado la pandemia del covid-19 no puede negar el servicio a los clientes que no usan cubrebocas, porque lo que hace falta es el dinero.

Cuenta que al día realiza en promedio de diez a doce servicios, de los cuales al menos dos pasajeros abordan la unidad sin llevar puesto el tapabocas, por lo que les pide cumplir con este equipo de protección, y hacen caso, pero hasta que el chofer lo indica.

“Yo uso el cubrebocas y el gel porque uno de mis amigos se contagió y creo que es necesario ayudarnos entre todos. Por eso a los pasajeros antes de subir al carro les digo que se pongan el cubrebocas, porque no les puedo negar el servicio. Y se lo ponen, pero me he dado cuenta que muchos lo traen en la bolsa de su pantalón o las señoras en su bolsa de mano y lo usan solo cuando alguien les dice, lo cual no debería ser así”.

De su labor, platica que hay días en los que con mucho esfuerzo reúne 200 pesos para entregar la cuenta a su patrón y en otras ocasiones queda a deber la cuota, porque apenas obtiene 100 pesos para la alimentación de su familia.

El entrevistado señala que por la crisis económica tuvo que solicitar varios préstamos de dos mil pesos con sus familiares, porque hay días que el dinero solo alcanza para comer y para el combustible del vehículo.

Refiere que actualmente la clientela para los taxis es escasa y a pesar de que cada día hay más personas en las calles, al menos él no ha visto un incremento porque, además, tiene competencia con el transporte privado que se ofrece por medio de las aplicaciones de teléfono.

 

 

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Trabaja como repartidor de comida, pero busca otro empleo con prestaciones.

Salvador Mejía tenía un trabajo estable en una agencia de autos, donde daba mantenimiento a los vehículos, pero con la pandemia del covid-19 su patrón lo mandó a confinamiento con el 50 por ciento de su salario, lo cual -dice- no alcanzaba para la alimentación de su familia, por lo que tuvo que buscar otra fuente de ingresos.

Actualmente trabaja como repartidor de comida por medio de la aplicación de Rappi y al día realiza entre diez y doce servicios, de los cuales obtiene hasta 350 pesos diarios.

Dice que su labor tiene algunos beneficios, como trabajar las horas y días que puede. Sin embargo, también está expuesto a sufrir algún accidente vial o a ser asaltado. Agradece que en los cuatro meses que lleva trabajando como repartidor de comida no se ha enfrentado a estas situaciones.

A decir de sus compañeros, los puntos más inseguros de Cuernavaca son las colonias ubicadas en las orillas de la ciudad, como la Lagunilla y Alta vista, y también en supermercados, donde les han robado las motocicletas. 

Sin embargo, afirma que los repartidores no pueden rechazar los pedidos en colonias que consideran peligrosas, porque reciben un castigo que consiste en no tener pedidos en los próximos 40 minutos.

“A mí no me han asaltado, pero una vez fui a dejar un pedido a Alta Vista y sentí miedo porque las personas ordenaron pizzas y cuando llegué me recibieron cuatro hombres que estaban tomando y drogándose. Sí me dio miedo, porque me iban a pagar en efectivo, pero al final todo salió bien”.

Refiere que contra la situación de violencia la única defensa es mantenerse alertas y correr, porque la aplicación no los respalda en ningún tipo de asaltos o accidentes.

 

 

 

Jueves, 12 Noviembre 2020 05:17

Si volviera a nacer, otra vez sería cartero

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El suyo es un oficio cuya demanda ha disminuido por culpa del correo electrónico y las redes sociales.

Las redes sociales han robado espacio al oficio de repartir cartas, porque en la actualidad la gente envía mensajes y otros avisos por medio de varias aplicaciones de teléfono, afirma, Ángel Gómez Martínez cuya experiencia como cartero es de 25 años.

Considera que su oficio es una labor bonita y gratificante porque a través de los mensajes llevan alegría a las familias sin acceso a la tecnología. Ellos, dice, esperan una carta o una postal de sus seres queridos que emigraron a otros países en busca de mejores condiciones de vida.

Hoy, día del cartero y del empleado postal -fecha establecida en 1931 en México como un reconocimiento a la obra social que realizan-  Ángel celebrará junto con sus compañeros con un partido de futbol, ya que por la contingencia sanitaria del covid-19 no se pueden realizar eventos masivos.

“Recuerdo mucho a una persona que vivía en las vías de Teopanzolco y por varios años le llevé cartas que su hija enviaba desde Estados Unidos. Él siempre me recibía con un refresco o un vaso de agua; ese agradecimiento es algo que no se puede olvidar, lo llevo bien presente y por eso digo que si volviera a nacer, volvería a ser cartero”.

De su labor cuenta que también hay experiencias desagradables por la situación de inseguridad que se vive en el país y asegura que varios de sus compañeros han sido víctimas de asaltos a mano armada en diferentes municipios del estado.

“Las redes sociales han venido a cortar estas tradiciones, pero algunos todavía lo conservan y eso se siente bonito. Por ejemplo, yo, tengo un amigo que vive en Estados Unidos, de vez en cuando me manda postales y a mí me gusta recibirlas”.

Sobre el covid-19, asegura que hasta el momento solo tres trabajadores del Servicio Postal Mexicano en Morelos presentaron síntomas, pero no ha habido ninguna defunción.

 

 

 

Miércoles, 11 Noviembre 2020 05:03

Músico, artesano y taxista por la pandemia

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Durante su jornada regala cubrebocas a los pasajeros que no lo usan.

Daniel Ramírez trabaja como músico y vende artesanías afuera de la Catedral de Cuernavaca, sin embargo, por la contingencia sanitaria del covid-19 y la falta de ingresos económicos tuvo que buscar otro empleo, para solventar gastos en su casa.

De su trabajo como chofer de taxi cuenta que algunos pasajeros se niegan a usar el cubrebocas y hasta se ofenden cuando les obsequia uno con el argumento de que “cuando te toca, te toca”.

El entrevistado refiere que por la crisis económica trabaja de lunes a domingo y en ocasiones también durante la madrugada porque hay días en los que con mucho esfuerzo logra reunir 250 pesos para la cuenta, otros 200 para el combustible y 100 pesos para él.

Afirma que durante su jornada laboral usa el tapabocas, pues aunque afortunadamente nadie de sus conocidos se ha contagiado, su esposa es enfermera y le dice que es necesario protegerse para evitar contagios de covid-19.

“Empecé (como chofer de taxi) hace dos meses porque ahorita no hay eventos para los músicos y las artesanías tampoco se venden. Tengo un puesto en la calle Matamoros de Cuernavaca, junto al banco, y a veces también me instalo en la Catedral; ahí vendo collares y pulseras, pero ahorita en contingencia no se venden, por eso decidí buscar otro empleo”.

Dice que como músico tocaba principalmente en eventos culturales y fiestas con grupos versátiles. Sin embargo, por la contingencia no hay trabajo ni apoyos económicos para este sector, y recuerda que desde que llegó la pandemia en la colonia donde vive, León Gaspar, entre Cuernavaca y Temixco, solo les entregaron dos despensas. 

 

 

 

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Estudia y trabaja para ayudar con los gastos a sus papás.

A raíz de la contingencia sanitaria por el covid-19 y la suspensión de clases presenciales, Milton Eduardo Salgado empezó a trabajar como repartidor de comida a través de la aplicación de teléfono de Uber Eats, para ayudar con los gastos económicos a sus papás.

Agradece que cuenta con el apoyo económico de sus padres para terminar su carrera universitaria en Dirección y Administración de Empresas. Sin embargo, empezó a trabajar porque en un futuro le gustaría tener su propia empresa.

Actualmente, trabaja de ocho de la mañana a dos de la tarde y después toma clases en línea en una universidad privada. 

Refiere que sus ingresos son de hasta mil 500 pesos semanales porque hay fines de semana en los que realiza hasta doce servicios, pero en otros días con mucho esfuerzo lleva entre dos y cinco pedidos de alimentos.

Del dinero que obtiene cada semana entrega un porcentaje a sus papás para comprar lo necesario para la alimentación y pagar diferentes servicios, lo demás lo utiliza para pagar el internet de su teléfono, la gasolina de su motocicleta y gastos personales.   

“Hace tiempo un amigo me invitó a registrarme en la aplicación de Uber, pero no lo hice porque me di cuenta que no daban prestaciones ni seguro social y cuando empezó la contingencia vi que había mucha demanda y yo tenía mucho tiempo libre, y entonces empecé a trabajar”.

Dice que al principio su mamá le externaba su preocupación por los índices de inseguridad y de manera constante le llamaba por teléfono para saber en qué lugares se encontraba. Por eso evita entrar en colonias donde le dicen sus compañeros que son peligrosas como la Barona y la Lagunilla en Cuernavaca.

“Ahorita a mi mamá ya le da alegría porque ve que mi trabajo es en serio y apoyo con los gastos en la casa. Mi papá siempre me da su apoyo y ninguno me exige que trabaje, lo hago por gusto".

 

 

Domingo, 08 Noviembre 2020 07:36

El covid-19 le dejó dos deudas

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Bernardo no creía en la enfermedad, hasta que su suegro enfermó y falleció

Sábado, 07 Noviembre 2020 05:16

Ser dueño de su taxi lo ayudó a sobrevivir

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La crisis económica por la contingencia sanitaria del covid-19, la inseguridad y la competencia de vehículos particulares que ofrecen servicio de transporte por medio de la aplicación de Uber y Didi son los principales males que afectan a los trabajadores del volante, afirma Fausto Albarrán Bernabé, cuya experiencia como chofer de taxi es de 50 años.

Dice que por la pandemia, la demanda de taxis disminuyó en más del 50 por ciento, por lo que con mucho esfuerzo realiza entre cinco y seis viajes al día, la mayoría en trayectos cortos, por lo que cobra entre 35 y 40 pesos.

Agradece que es dueño del vehículo, pués de lo contrario trabajaría solo para entregar la cuenta y para el combustible.

Refiere que actualmente sus ingresos son de 250 pesos diarios, pero de este total todos los días le pone 95 pesos de gasolina al carro y deja cinco pesos de propina al despachador, así que le quedan 150 pesos para la alimentación de su familia y para ahorrar para el mantenimiento de su vehículo.

El entrevistado afirma que al inicio de la contingencia sanitaria unas personas (no recuerda quienes) se acercaron a la base de taxis de una terminal de autobuses del centro de Cuernavaca y les pidieron una copia de su credencial para entregarles despensas, las cuales hasta la fecha no han llegado. 

Considera que el cambio en la economía se verá reflejado hasta que los estudiantes regresen a las aulas. Mientras tanto las cosas seguirán igual porque la gente que hay en las calles usa el transporte colectivo y otros prefieren el servicio de Uber, con el argumento de que ofrece tarifas más económicas.

“Ahorita el dinero apenas alcanza para medio comer. Afortunadamente no entrego cuenta y tengo casa propia, pero hay otras personas que están en situaciones más complicadas.

Por ejemplo, aquí (en la base de taxis) la inseguridad ha pegado fuerte y a varios compañeros les han robado los carros. El último que se llevaron fue hace tres meses y en pleno centro de la ciudad”.

 

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Los dueños del volante son asaltados en colonias al norte de Cuernavaca.

Para este año, Bernardo Bautista tenía planeado realizar un viaje junto con su familia. Sin embargo, por la contingencia sanitaria del covid-19 no lo realizó porque gastó sus ahorros en la alimentación de su familia y el pago de diferentes servicios, ya que sus ingresos como chofer de taxi disminuyeron hasta un 80 por ciento.

A pesar de que en las últimas semanas se observó mayor movimiento de personas en las calles, el entrevistado afirma que esto no se ha reflejado en el servicio de taxi, por lo que al día, con mucho esfuerzo, realiza entre diez y doce viajes, trabajando desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche.

“Hay movimiento en las calles, pero la gente no usa el taxi y hay días que pasamos horas esperando hacer un servicio. La situación está difícil y hasta la fecha no hemos visto los apoyos, y los ingresos de uno son muy pocos, que apenas alcanza para medio comer”.

Bernardo cuenta que en este año pensaba realizar un viaje con su familia para desestresarse un poco del trabajo, pero fue imposible porque sus ahorros los gastó en pagar servicios y comprar lo necesario para la alimentación de su familia. 

De su labor, platica que, aunque no ha conocido a personas que se contagiaron con el covid-19, él se protege con cubrebocas y gel antibacterial porque no puede negar el servicio a quienes no usen los equipos de protección, pues no hay trabajo.

Además de la crisis económica, dice, sus compañeros taxistas han sido víctimas de la inseguridad, ya que en los últimos meses a varios choferes les quitaron su vehículo, dinero y celulares principalmente, en colonias ubicadas al norte de la ciudad.

 

 

Jueves, 05 Noviembre 2020 05:15

Sólo reparte en colonias céntricas

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Héctor trabaja hasta las 6 de la tarde.

Por la pandemia del covid-19, Héctor Hernández Zamudio perdió el empleo que tenía como mesero en un restaurante y actualmente trabaja como repartidor de comida por medio de la aplicación de Didi Food. Dice que para evitar ser víctima de un asalto no entrega pedidos en colonias alejadas del centro de Cuernavaca. 

De su labor afirma que le va bien, porque en un día realiza hasta 15 servicios, por lo que sus ingresos económicos son de 600 pesos diarios, pero debe ahorrar un poco de dinero por cualquier emergencia y también para la gasolina de su motocicleta.

“Cuando llegó la pandemia el restaurante donde trabajaba cerró y nos liquidaron. Tuve que buscar otra opción para tener dinero. Hasta ahorita creo que me va bien, es un trabajo diferente al que tenía, pero genera buenos ingresos y la ventaja es que trabajo menos horas”.

Refiere que por la inseguridad solo reparte de nueve de la mañana a las seis de la tarde, porque varios de sus compañeros han sido víctimas de asaltos, algunos en calles como Tepetates del centro de la ciudad y otros en Ciudad Chapultepec.

A decir de Héctor, sus compañeros le comentaron que a un repartidor le quitaron la moto en la calle Tepetates y a otro que acudió a entregar pedido en Ciudad Chapultepec, los amantes de lo ajeno intentaron quitarle su moto y al no poder se llevaron la mochila de repartidor con todo y la comida.

Agradece que hasta la fecha no ha vivido una experiencia de ese tipo porque, además, la empresa de Didi Food no responde en estos casos.

Héctor dice que prefiere entregar comida en colonias aledañas al centro de Cuernavaca y trata de evitar lugares como la Lagunilla y la periferia de la ciudad.

 

 

 

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Este año quería ahorrar dinero para comprar un coche, pero por la pandemia no se pudo.

Joaquín Quesada, quien trabaja como chofer de taxi desde hace ocho años, asegura que por la pandemia del covid-19 el servicio bajó más de la mitad y ahora hay días que solo trabaja para entregar la cuenta y comprar el combustible para su vehículo.

Sin embargo, refiere que también le dejó el hábito del ahorro, porque nadie esperaba esta pandemia y para hacer frente a la crisis económica varias personas recurrieron a los créditos para solventar gastos del hogar.

El entrevistado afirma que en su caso no fue necesario solicitar préstamos en casas financieras porque confía que el gobierno dará los apoyos que anunció al inicio de la contingencia sanitaria.

“Por la pandemia el servicio de taxi bajó mucho, escuché que nos darán apoyos económicos, yo llené varias solicitudes en la empresa donde trabajo porque nos dijeron que el estado nos apoyará con cantidades de hasta 25 mil pesos, pero hasta ahora no hemos tenido respuesta”.

Su jornada laboral es de entre ocho y diez horas todos los días, porque para este año tenía planeado ahorrar dinero para comprar su propio vehículo, pero no se pudo porque disminuyó el pasaje por la emergencia sanitaria.

A pesar de que cada día hay más personas en las calles, afirma que el servicio de taxi no ha aumentado pues la mayoría de las personas utilizan el transporte colectivo, para ahorrar.

Refiere que él no puede negar el servicio a quienes no usen el cubrebocas porque las personas contratan el servicio directamente a la línea de radio taxi, además de que el dinero hace falta.

Dijo que en su familia nadie se contagió, pero está consciente de que el virus existe y ha cobrado la vida de miles de personas.

 

 

 

Domingo, 01 Noviembre 2020 07:10

Por la pandemia, pidió dos préstamos

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Sus ingresos son de máximo 200 pesos al día

Sábado, 31 Octubre 2020 05:17

Teme que le roben su moto

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Los repartidores de comida que ofrecen el servicio por medio de aplicaciones de teléfono denunciaron que en plena contingencia sanitaria por el covid-19 se incrementaron los robos de motocicletas, principalmente en los supermercados de Cuernavaca.

Julio César Serrano trabaja como repartidor de comida en la aplicación de Rappi y dice que desde que llegó la pandemia los robos aumentaron, porque muchas personas se quedaron sin empleo, consideró.

Agradece que él no ha sido víctima de la violencia pero, según le dijeron sus compañeros, todos los días se registran hasta cuatro robos de motocicletas.

El entrevistado cuenta que se dio de alta en la aplicación de Rappi porque cuando empezó la pandemia del covid-19 se quedó sin empleo, ya que su patrón cerró el estacionamiento donde laboraba y, aunque le pagaba un sueldo mínimo, no era suficiente para solventar sus gastos.

Al principio le iba bien repartiendo comida, ya que la gente no salía y la mayoría de los establecimientos con venta de alimentos estaban cerrados, pero cuando empezaron a abrir, los servicios a domicilio fueron disminuyendo y actualmente sus ingresos son de máximo 500 pesos diarios trabajando de las siete de la mañana a las siete de la noche.

“Los robos aumentaron mucho y más en los supermercados; en los últimos meses a varios compañeros les han quitado su moto y también hemos visto que a algunos repartidores los asaltan en las avenidas principales. Cuando el semáforo está en rojo, los rateros aprovechan y les quitan el teléfono”.

Por lo anterior, dice Julio, dejó de trabajar más noche, para evitar ser víctima de la violencia.

 

 

 

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Fidel no pudo seguir pagando colegiaturas.

Fidel Velázquez, quien trabaja como chofer de taxi, platica con tristeza que por la pandemia del covid-19 sus hijos tuvieron que dejar sus estudios, porque sus ingresos disminuyeron y ya no alcanzó para pagar colegiaturas, pues apenas podía reunir lo de la cuenta para entregar a su patrón.

Dice que todos los días sale de su casa a las seis de la mañana, recorre las calles de Cuernavaca y cuando no encuentra pasaje se estaciona cerca del mercado Adolfo López Mateos, porque ahí se reúnen las amas de casa para hacer sus compras.

Para Fidel es la primera vez en los ocho años que lleva frente al volante que su situación económica se ve severamente golpeada, tanto que sus hijos no pudieron continuar con sus estudios porque él tenía que pagar mil 200 pesos al mes de uno y 200 pesos semanales del otro. Además, la emergencia le impidió continuar con la construcción de su casa.

“En estos tiempos es difícil solicitar un crédito porque apenas vamos sacando lo necesario para comer, menos vamos a tener para pagar deudas; yo tengo la esperanza de que pronto mejorará la situación y mis hijos podrán regresar a sus clases, porque ellos tienen que estudiar”.

El entrevistado refiere que la pandemia afectó en su trabajo porque actualmente sus ingresos son de 200 pesos diarios, pero cada semana gasta al menos 100 pesos para comprar el gel antibacterial que ofrece a los pasajeros al momento de subir al vehículo, como medida de protección contra el covid-19.

De su labor, cuenta que no puede negar el servicio a quien no use cubrebocas, porque con mucho esfuerzo obtiene 200 pesos al día. Agrega que aunque quisiera regalar tapabocas, no se puede, porque el dinero es insuficiente y hasta la fecha no hay apoyos económicos.

 

 

 

Jueves, 29 Octubre 2020 03:08

“Yo agarro parejo”

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Jonter, quien trabaja como chofer de taxi, dice que no puede negar el servicio a pasajeros que no usan cubrebocas porque la situación económica está difícil y al día con mucho esfuerzo reúne entre 100 y 200 pesos para cubrir los gastos básicos de su familia.

Ayer llegó desde muy temprano al mercado Adolfo López Mateos (ALM) porque cada año en este centro comercial las familias realizan sus compras para instalar su ofrenda de Día de Muertos, pero en esta ocasión fue diferente, porque había muy poca gente y muchos taxistas y además está el servicio de transporte particular de Uber y Didi.

El entrevistado refiere que por la pandemia del covid-19 habló con su patrón para que le permita entregar la cuenta cada semana, pues en ocasiones es difícil reunir 185 pesos diarios y además otra cantidad similar para la gasolina.

Por la emergencia sanitaria trabaja hasta en su día de descanso para entregar mil 100 pesos de cuenta semanal.

De su día a día narra que se protege con tapabocas para evitar un contagio y ofrece gel antibacterial a los usuarios, y aunque quisiera regalar cubrebocas a los que no lo usan, no puede porque el dinero no alcanza.

“Una vez le dije a una persona que no podía darle el servicio porque no traía tapabocas, pero me di cuenta que no puedo estar escogiendo a los clientes porque la situación está muy difícil; no tenemos apoyos y el patrón quiere su cuenta, por eso yo agarro parejo”.

 

 

Miércoles, 28 Octubre 2020 05:17

Gasta 150 pesos para comprar gel antibacterial

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Por la pandemia niega el servicio a quien no usa cubrebocas.

Para evitar un posible contagio de covid-19, José niega el servicio de taxi a las personas que no llevan puesto el cubrebocas, porque dice que en los primeros meses de la pandemia varios de sus conocidos se contagiaron y fallecieron a consecuencia del virus.

El hombre -que trabaja desde hace año y medio como chofer de taxi- señala que por la contingencia sanitaria sus ingresos económicos bajaron hasta un 60 por ciento, por lo que hay días en que es complicado entregar la cuenta completa a su patrón.

Dice que cuando le va bien al día obtiene hasta 200 pesos, pero de este total debe ahorrar 150 a la semana para comprar gel antibacterial para los pasajeros y evitar la propagación del virus.

De su labor, asegura que la gente se molesta cuando les niega el servicio y varios argumentan que el virus no existe, que es un invento del gobierno e incluso insultan a los conductores. Sin embargo, él hace caso omiso porque dice que el covid-19 estuvo cerca y acabó con la vida de sus conocidos.

“Hoy (ayer) dos personas que no llevaban cubrebocas me pidieron el servicio, pero les dije que no se pueden subir si no llevan los equipos de protección; me dicen que (el virus) no existe y yo mejor sigo mi camino, no les hago caso porque luego empiezan con los insultos”.

José trabaja de las cinco de la mañana a las cinco de la tarde. Ayer al mediodía apenas había realizado seis servicios. Reconoce que sus ingresos son muy pocos, pero dice que alcanzan para comprar lo necesario para la alimentación de su familia.

 

 

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Por la pandemia, sus ingresos económicos son insuficientes.

Buscarán una reunión con autoridades de la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT).

El presidente de la Federación Auténtica del Transporte (FAT), Dagoberto Rivera Jaimes informó que buscará una reunión con autoridades de la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT) para plantear la posibilidad de que los transportistas reciban apoyos económicos para comprar insumos de protección contra el covid-19.

Rivera Jaimes pidió a las autoridades que no dejen solos a los transportistas en esta lucha contra el covid-19, porque debido a la contingencia sanitaria y la suspensión de clases presenciales, sus ingresos económicos son insuficientes para adquirir equipos de protección.

Señaló que en las últimas semanas surgieron versiones de que se espera un rebrote de casos porque la gente relajó las medidas de higiene, por lo que en su opinión hace falta que las autoridades de salud asuman su responsabilidad y apoyen a este sector con los equipos de protección, como alcohol gel para los usuarios que todos los días viajan en el transporte público.

“Vamos a platicar con el secretario de Movilidad y Transportes, Víctor Mercado, para que nos diga cuál es la situación actual del coronavirus, si hay aumento en los casos, y si es necesario redoblar esfuerzos para disminuir los contagios. También vamos a exponer la posibilidad de apoyos económicos, porque ya no tenemos recursos para comprar insumos como gel antibacterial y productos para desinfectar las unidades; apenas vamos ahorrando para el mantenimiento de los camiones”, refirió el líder transportista.

Además, hizo un exhorto a los operadores de las unidades a no dejar de usar el cubrebocas, como se ha visto en los últimos días porque, dijo, pueden ser acreedores a sanciones económicas.

“Los operadores saben que si no usan el cubrebocas y si las autoridades los agarran serán sancionados. Ya se les ha dicho porque son las medidas de seguridad y de higiene para poder salir pronto de esta situación”.

 

 

 

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Dice que los municipios más inseguros son Cuernavaca, Temixco y Zapata

Sábado, 24 Octubre 2020 05:15

Evita repartir en colonias inseguras

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Ronaldo Villa trabaja desde hace siete meses como repartidor de comida por medio de la plataforma en línea de Uber Eats y dice que por la contingencia sanitaria del Covid-19 la demanda del servicio bajó hasta en un 50 por ciento. Por ejemplo, ayer a la una de la tarde apenas había realizado tres viajes, por lo que se quedó a trabajar horas extras, para compensar.

Dice que se registró en la aplicación de Uber Eats porque un familiar lo invitó luego de que se quedó sin empleo a raíz de la contingencia sanitaria por el covid-19.

Refiere que sus ingresos económicos son muy variables, porque en fin de semana tiene más servicios, pero entre semana son pocos. 

Cuenta que aunque sus ingresos son escasos de momento son suficientes para solventar gastos en su casa y comprar lo necesario para la alimentación de su familia.

Agradece que hasta el momento no ha sufrido ningún accidente vial y tampoco ha sido víctima de la inseguridad, pero evita entrar en algunas colonias como la Lagunilla y la Antonio Barona, donde -según le dijeron sus compañeros repartidores- los han asaltado. En ocasiones los amantes de lo ajeno solo se llevan el teléfono celular pero en otros casos hasta la motocicleta.

"Está bien feo para entrar a algunos lugares y aun así los clientes quieren que dejemos el pedido hasta su domicilio. Yo trato de evitar esos lugares o les digo que lo voy a dejar pero que salgan a la calle y al menos nos hagan señas porque ellos dicen que la situación está tranquila, pero uno nunca sabe y desconfía de todo por la situación".

 

Lectura 2 - 3 minutos

Sus ingresos en Didi Food son de 150 a 300 pesos diarios.

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La pandemia dejó a Jorge una deuda de 15 mil pesos.

Todos los días y desde muy temprano Jorge González recorre las calles de la ciudad a bordo de su taxi en busca de pasajeros porque, dice, la pandemia del covid-19 le dejó una deuda de 15 mil pesos que debe abonar poco a poco hasta liquidar.

Trabaja como chofer de taxi desde hace 15 años y para él es la primera vez que una contingencia sanitaria afecta de manera grave en su economía, tanto que durante los primeros tres meses tuvo que solicitar un préstamo de 15 mil pesos para solventar gastos como el pago de la renta, de los servicios básicos y para comprar la despensa para su familia.

Dice que cuando llegó la pandemia se quedó sin ingresos y aunque en las últimas semanas aumentó el movimiento de personas en las calles, para los taxistas la situación económica no ha mejorado, porque la gente que sale a trabajar utiliza el transporte colectivo, ya que es más económico.

Además, el entrevistado refiere que hay mucha competencia entre compañeros y también de conductores que ofrecen el servicio de transporte por medio de aplicaciones telefónicas, como Uber y Didi y porque hay quienes ofrecen precios de hasta 27 pesos por viaje.

“Nosotros nos sentimos abandonados porque no hay apoyos ni de dinero y menos en despensas, el gobierno dice ‘hay emergencia, no salgan de casa’, pero ¿qué comemos? Yo tuve que pedir un préstamo para comer en la casa y pagar la renta; ahorita hay más gente en las calles, pero no hay servicios”.

Señala que por la pandemia hay ocasiones que con mucho esfuerzo reúne el dinero para entregar la cuenta de 250 pesos a su patrón, por lo que él se queda con unos 80 o 100 pesos diarios, ya que además paga la gasolina.

Aunque la emergencia sanitaria afectó a la economía de las familias, dice que aprendió a valorar lo poco que tiene, hasta un taco de frijoles, y agradeció que tiene salud y fuerzas para seguir frente al volante.

 

Miércoles, 21 Octubre 2020 05:01

No mejora la situación en el transporte: René

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El semáforo amarillo no ha redundado en mayores ganancias para los operadores, opina.

En los últimos días, René Rodríguez ha pensado en dejar su trabajo como chofer del transporte público porque dice que por la pandemia del covid-19 la situación económica no ha mejorado ni siquiera con el cambio de color en el semáforo sanitario y en ocasiones con mucho esfuerzo reúne el dinero para entregar la cuenta a su patrón.

Aunque en las últimas semanas se observó mayor movilidad de personas por la apertura de otros negocios y el cambio del color en el semáforo epidemiológico, el entrevistado afirma, que en el sector transporte la demanda no se ha incrementado y algunos días solo entrega 200 de los 600 pesos que le pide de cuenta su patrón.

“Cuando la cuenta no está completa el patrón lo apunta y al otro día tenemos que completar, por eso le digo que ahorita por la enfermedad (covid-19) le damos prioridad al carro con la gasolina y ya después vemos si alcanza para comer”.

De su labor, refiere que desde hace siete años trabaja todos los días y a veces en la semana se toma un día para descansar, pero muy pocas veces, porque en tiempos de pandemia con mucho esfuerzo logra reunir 100 pesos diarios para la alimentación de su familia.

Dice que su familia le pide deje su trabajo en el Ruta 19, pero se resiste porque tiene gastos en su casa y este año tenía pensado ahorrar dinero para hacer remodelaciones en su casa. Sin embargo, asegura, en caso de que la situación se ponga más crítica dejará la unidad porque actualmente obtiene muy pocos ingresos.

 

 

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Pide reforzar exhortos a la población para cumplir con las medidas sanitarias y salir de la contingencia.

Conforme avanza el color del semáforo sanitario, la gente deja de usar las medidas de protección que ayudan a disminuir los contagios del covid-19, aseguró Abraham Hernández, operador del transporte público.

La gente empezó a confiarse y al menos en el transporte público dejaron de usar el cubrebocas y gel antibacterial desde que cambió el color del semáforo de naranja al amarillo.

Por ejemplo, dice, la botella de gel antibacterial que coloca en su unidad tiene diez días que no la cambia porque los pasajeros dejaron de usarla, en comparación con las primeras semanas de pandemia, cuando el gel se acababa en dos días. 

“Durante todo el día suben a la unidad unas 300 personas y de estas hemos visto que al menos la mitad no llevan puesto el cubrebocas. Piensan que como avanza el color del semáforo ya pueden salir a pasear de manera normal y no se ponen a pensar que para pasar al color verde tenemos que seguir con las medidas para disminuir los contagios y así salir rápido de la contingencia”.

El entrevistado refirió que por la contingencia en la organización donde trabaja (cuyo nombre no quiso revelar) los concesionarios mantienen las acciones de limpieza de las unidades y los operadores deben salir con el cubrebocas puesto y si en el camino se retiran el tapabocas son reportados a su superior.

Los operadores que incumplen el reglamento implementado a raíz de la contingencia sanitaria son acreedores a castigos de hasta tres días de suspensión sin goce de sueldo.

Abraham consideró necesario que las autoridades de la Secretaría de Salud refuercen las campañas para exhortar a la ciudadanía a usar el cubrebocas en caso de salir de su domicilio, con el propósito de avanzar en el semáforo y salir de la pandemia. Además, dijo, deberían colocar controles sanitarios en diferentes puntos estratégicos por donde circulan la mayoría de las unidades, para que sean revisados.

“Estaría bien que pongan controles sanitarios en puntos clave como en Plan de Ayala, que es por donde pasan casi todas las rutas, y que no solo revisen al chofer sino a los pasajeros, porque la mayoría no se cuida. Igual no creen en el virus, pero no se ponen a pensar en las consecuencias para los demás”.

 

 

 

Domingo, 18 Octubre 2020 02:04

Padece Ruta 13 ola de asaltos

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Hasta cuatro atracos al día llegan a reportar operadores, principalmente sobre la avenida Domingo Diez, en Cuernavaca; demandan patrullajes en esa zona del norte de la ciudad

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Al día, el taxista realiza máximo 12 viajes.

Martín dice que cada año compra regalos para su esposa e hijos en Navidad, pero este año por la pandemia del covid-19 sus seres queridos podrían no recibir esos detalles, porque la situación económica está difícil y con mucho esfuerzo logra reunir 350 pesos diarios, de los cuales entrega un porcentaje para la cuenta y otro para la gasolina.

El entrevistado trabaja desde hace tres años como chofer de taxi y afirma que por la contingencia sanitaria la demanda del servicio bajó hasta en un 60 por ciento y al día apenas realiza entre 10 y 12 viajes, porque además hay mucha competencia.

“Desde que empezó la pandemia, el servicio está muy tranquilo. A veces termino de trabajar con 350 pesos (de ingresos) y de ahí entrego un porcentaje para la cuenta, pero hay días que no le doy ni un peso al patrón porque el dinero apenas alcanza para medio comer y comprar la gasolina, si no, no funciona el carro”.

Dice que durante los meses más fuertes de pandemia no recibió ningún tipo de apoyo y aunque después quiso solicitar un crédito para hacer frente a la crisis económica, su solicitud no fue aprobada porque sus ingresos son muy bajos.

Por lo anterior, refiere, trabajará horas extras para obtener mayores ingresos y ahorrar un poco de dinero, al menos para que su familia tenga una buena cena navideña.

Además, dice que en su casa también podrían quedarse sin altar sus fieles difuntos, porque además de que el dinero no alcanza, sería para cuidar las medidas de seguridad en la emergencia sanitaria.

 

   

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En un día obtiene hasta mil pesos.

Para algunas familias la pandemia del covid-19 ha dejado grandes afectaciones en su economía, pero para Jorge González, repartidor de comida por medio de las aplicaciones de teléfono de Uber Eats y Didi Food, la emergencia sanitaria ayudó a incrementar sus ingresos diarios.

Dice que empezó a trabajar como repartidor de comida hace casi un año y en ese tiempo obtenía ingresos máximos 500 pesos diarios, pero desde que empezó la pandemia mejoró, porque la gente dejó de salir y empezó usar las aplicaciones. Actualmente en fin de semana sus ingresos son de 800 a mil pesos en un día.

“Los servicios incrementaron con la contingencia porque la gente se queda en sus casas y usa las aplicaciones. Antes de la pandemia tenía ingresos de 500 pesos y ahorita en (un) día me llevo hasta mil pesos, porque pienso que la gente valora nuestro trabajo y nos da buenas propinas”.

De su trabajo, dice que empieza alrededor de las 10 de la mañana y termina a las siete de la noche.

Él acude principalmente a negocios ubicados en Cuernavaca porque hay mayor demanda. Entre semana realiza unos 15 servicios y en fin de semana hasta 25 viajes.

El entrevistado refiere que por su labor ha sufrido tres accidentes viales, porque el piso de la calle está resbaloso, pero afortunadamente, dice, la empresa de Uber Eats responde y pide otro servicio al establecimiento para el cliente, mientras que en el caso de Didi Food -según le dijeron sus compañeros- el repartidor paga el costo de la comida cuando no entrega a tiempo.

Por la pandemia Jorge suspendió sus estudios universitarios pero aprovechó para emprender un negocio de estética canica junto con su novia.

 

Miércoles, 14 Octubre 2020 05:15

Por la pandemia, su casa quedó en obra negra

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Sus ingresos como checador de rutas disminuyeron hasta en un 60 por ciento.

Alfredo tenía planeado continuar la construcción de su casa -que empezó hace un año- para dejar de pagar renta. Sin embargo, por la pandemia del covid-19 el proyecto quedó en obra negra, porque sus ingresos como checador de rutas disminuyeron en un 60 por ciento y le fue imposible comprar material de construcción.

Cuenta que empezó a trabajar como checador de rutas hace seis años y en todo ese tiempo obtenía mejores ingresos que hoy, cuando por la contingencia sanitaria con mucho esfuerzo logra reunir entre 150 y 160 pesos diarios, los cuales debe hacer rendir para pagar servicios de luz y agua, comprar la despensa y el material educativo que piden los maestros para sus hijos.

“Antes de la pandemia había más demanda en el servicio de transporte y a los checadores nos iba bien porque los operadores nos daban hasta ocho pesos, pero ahorita si nos dan cinco pesos ya es mucho, porque a ellos también les ha afectado esta situación; algunos nos dicen que con mucho esfuerzo pueden entregar la cuenta a su patrón”.

De su trabajo, dice que se encarga de registrar el tiempo de diferencia que hay entre los operadores de unas 30 unidades que pasan por la calle Leyva del centro de Cuernavaca, pero no todos los choferes le recompensan con dinero, pues hay días que circulan casi vacías.

El entrevistado refiere que, aunque sus ingresos económicos son insuficientes no ha pensado en solicitar préstamos, porque no sabe cuándo mejorará la situación y si podrá liquidar deudas.

“La pandemia nos vino a afectar a todos y el dinero apenas alcanza para comer y para comprar lo que pidan en las escuelas, pero ni modo, hay que seguir hasta que se componga”.

 

 

 

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Concesionarios ya recibieron apoyos para gasolina: Rivera Jaimes.

Aunque con el cambio de color en el semáforo sanitario se observó una mayor movilidad de personas en las calles, las organizaciones del transporte público mantienen solo entre un 40 y 50 por ciento de su parque vehicular en circulación, porque ante la falta de clases presenciales en las escuelas hay poca demanda en el servicio.

El presidente de la Federación Auténtica del Transporte (FAT), Dagoberto Rivera Jaimes, señaló que aunque cambió el color del semáforo en Morelos, a los presidentes y concesionarios de “rutas” no les conviene aumentar el número de unidades en servicio porque “la situación está difícil”, ya que las unidades que sí operan viajan con menos del 50 por ciento de su capacidad.

Al respecto, uno de los operadores de la Ruta 5 contó que durante el trayecto diario apenas suben entre cinco y 15 pasajeros a la unidad, una cifra menor en comparación con otros años, en los que los asientos se llenaban y los pasajeros hacían doble fila de pie.

“No se incrementa el servicio de rutas porque no hay demanda suficiente. Algunos trabajan con el 40 y 50 por ciento de su parque vehicular; depende la demanda que hay dentro de sus colonias, porque en las avenidas no hay esa movilidad que quisiéramos, porque no hay clases presenciales”, refirió Rivera Jaimes.

Sobre los apoyos económicos que ofreció la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT), dijo que hace una semana los concesionarios recibieron una tarjeta con un monto de cinco mil pesos que podrán hacer válida en las diferentes estaciones de servicio.

Sin embargo, admitió que es difícil pagar el préstamo el 31 de diciembre, porque no hay pasajeros, por lo que esperarán a que llegue la fecha límite de pago y de ser necesario buscarán una prórroga con el secretario de Movilidad, Víctor Mercado, para empezar a liquidar en enero próximo.   

 

 

 

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Los robos, principalmente de motocicletas, aumentaron con la pandemia; atacantes crean cuentas falsas para solicitar pedidos de alimentos

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Cuando se le entrevista, Mario Roldán dice que lleva más de una hora dando vueltas en las calles de Cuernavaca buscando pasajeros. Al no encontrar detiene su taxi frente a una sucursal bancaria a esperar, porque necesita recuperar lo de la gasolina que gastó en la búsqueda de clientes.

Afirma que en sus cinco años como taxista nunca vivió una crisis económica tan fuerte como la que ha dejado la pandemia del covid-19.

Mientras espera a los clientes platica que por la contingencia sanitaria sus ingresos económicos son de 100 pesos diarios, aunque hay días en los que no sale ni para comer, porque primero tiene que entregar la cuenta y ponerle gasolina al vehículo.

“La contingencia afecta mucho porque no hay apoyos, la economía no fluye y el servicio del taxi bajó hasta un 30 por ciento, porque los que salen a trabajar usan el transporte colectivo; también vemos que muchos negocios están resistiendo, pero no tienen clientes porque la pandemia afectó parejo”.

Dice que para los taxistas su fuerte son las escuelas, porque muchos padres de familia que ya son clientes tienen la confianza de mandar a sus hijos en taxi a la escuela, pero actualmente por la pandemia los estudiantes toman clases en línea, por lo tanto, los padres no piden el servicio de taxi.

Sobre la pandemia del covid-19 dice que hasta la fecha nadie de sus conocidos se ha contagiado. Por eso piensa que las defunciones por esta enfermedad son consecuencia de deficiencias en la salud, pero mientras llega la vacuna él se protege con un cubrebocas para evitar contagios. 

 

 

 

Viernes, 09 Octubre 2020 05:13

Se hizo taxista en vísperas de la pandemia

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Antes del confinamiento ganaba hasta 600 pesos al día, pero ahora apenas le alcanza para entregar la cuenta.

Antes de que llegara la pandemia del covid-19, Juan José Anaya tenía ingresos económicos de hasta 600 pesos diarios como chofer de taxi, por lo que pensó que podría ahorrar dinero para comprar un coche, lo que no logró hacer porque la contingencia sanitaria afectó la demanda en el servicio de transporte y a la fecha no ha podido recuperarse.

Estacionado en el zócalo de Cuernavaca, el taxista cuenta que la situación económica está difícil, porque hay días en los que no entrega la cuenta completa -que es de 250 pesos- a su patrón y solo le deja entre 130 y 150 pesos al dueño del auto, para poder llevar al menos 200 pesos para la alimentación de su familia.

Dice que lleva apenas un año en esa actividad y antes de la emergencia sanitaria sus ingresos eran de hasta 600 pesos. En cambio, hoy tiene que trabajar desde las seis de la mañana hasta las nueve de la noche para poder descansar los domingos junto a su familia.

“Cuando empezó la enfermedad (covid-19) no había nada de pasaje y algunos días que no me llevaba ni un peso, pero tenía que seguir porque tengo un bebé y necesita comer; tuve que limitarme en muchas cosas, no gastar dinero en la calle y comprar solo productos de la canasta básica, porque lo que menos quería era pedir un préstamo y luego no poder pagarlo”.

El entrevistado refiere que entre sus propósitos de Año Nuevo estaba el comprar un coche para su familia y aunque la contingencia interrumpió sus planes, logró unir a sus seres queridos y la situación le recuerda que es necesario mantener los hábitos de higiene para estar saludables, además de ahorrar y no gastar en cosas innecesarias.

De su trabajo refiere que hasta el momento no ha negado el servicio a personas que no usan los equipos de protección y aunque tiene miedo de un contagio no puede obligar a los demás a usar el cubrebocas. Sin embargo, él todos los días lava con cloro y agua su taxi y durante su jornada usa tapabocas y gel antibacterial.

 

 

 

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Kary realiza hasta 12 viajes al día.

Con la contingencia sanitaria por el covid-19, los servicios de entrega de alimentos de restaurantes y supermercados a domicilio a través de las aplicaciones de teléfono como Uber y Rappi registraron un incremento, dice Kary, quien trabaja como repartidora de comida en la segunda de ellas.

Hace un año empezó a trabajar como repartidora de comida porque le dijeron que los ingresos son mejores que en un empleo formal y aunque al inicio de la emergencia sanitaria observó una disminución en el servicio, después mejoró, y actualmente realiza hasta 12 entregas al día por medio de la aplicación de Rappi y presta otros servicios más de manera directa, por acuerdo con restaurantes que no están afiliados a la aplicación. 

A decir de Kary, varios establecimientos con venta de alimentos no están registrados en Rappi porque no les conviene, ya que la aplicación les quita un porcentaje de la venta por ofrecer el servicio, por lo que prefieren contactar de manera directa a los repartidores.

“La contingencia nos beneficia porque hay más servicios y aunque no son tantos como en otros meses, en un día bueno como en fechas importantes me puedo llevar hasta 800 pesos trabajando de ocho de la mañana hasta las ocho de la noche, pero también hay días en los que con mucho esfuerzo junto 150 pesos”.

Dice que a veces debe esperar hasta tres horas para obtener un servicio por medio de la aplicación, porque hizo una lista de clientes en diferentes restaurantes, que la buscan para entregar pedidos en colonias aledañas a la capital morelense.

De su trabajo destaca que es bueno por los ingresos económicos, sin embargo, también está expuesta a sufrir algún accidente vial, sobre todo cuando llueve.

“Al cliente solo le importa que su pedido llegue a tiempo y no si las condiciones climáticas son aptas para que el repartidor maneje, pero he encontrado clientes de todo tipo, algunos son buenas personas y entienden que por la lluvia no podemos manejar y otros que se molestan porque no entregamos a tiempo”.

La entrevistada refiere que para generar otros ingresos se dio de alta en la aplicación Didi Food, que llegó hace unas semanas a Morelos, pero todavía no le confirman si ha sido aceptada.

 

 

 

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Sus ingresos son de 250 pesos en una jornada laboral de 14 horas diarias.

Por la pandemia del covid-19, Marco Antonio Tenorio, quien trabaja como chofer de taxi, entró en confinamiento para evitar un posible contagio, pero para poder solventar gastos de servicios y alimentación para su familia tuvo que solicitar un préstamo de 50 mil pesos, el cual pagará en los próximos cinco años.

Dice que es la primera vez en 15 años que lleva frente al volante que toma un descanso de meses, porque el covid-19 lo obligó y él aceptó para evitar contagiarse, ya que en los primeros días de la pandemia uno de sus familiares falleció a consecuencia del virus.

"En los primeros días de pandemia murió mi concuño, me dio miedo y me resguardé cuatro meses, porque aquí no sabemos si los que suben al taxi están enfermos o no y los contagios estaban muy fuertes".

El entrevistado lamenta que durante la contingencia sanitaria al menos él no recibió ningún apoyo económico o en especie, por lo que recurrió a una casa de empeño a solicitar un préstamo, del cual realiza un pago mensual y liquidará hasta finales de 2025.

De su labor como taxista señala que ha observado que muchas personas ya no usan el cubrebocas. Sin embargo, él se protege con estos equipos y todos los días desinfecta su unidad para evitar contagios de covid-19.

"En estos meses vimos una situación muy difícil porque no había pasaje, no hubo apoyos, el carro necesita gasolina y el patrón pide su cuenta. Por lo mismo mejor dejé el carro y regresé porque no puedo estar sin trabajar; tengo que pagar mis deudas y alimentar a mi familia”.

En otro tema, dijo que la inseguridad también les ha afectado en los últimos meses y para tomar el servicio tiene que analizar al usuario, porque en varias ocasiones los mismos pasajeros asaltan al chofer, le quitan el dinero y en otros casos se llevan el carro.

 

 

 

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Omar realiza hasta 16 viajes al día.

Omar Ayala, quien trabaja como conductor de Uber, un servicio de transporte que se ofrece por medio de una aplicación de teléfono, afirma que con el cambio de color en el semáforo sanitario poco a poco va saliendo de la crisis económica que dejó la pandemia del covid-19, y actualmente sus ingresos económicos van de los mil a mil 600 pesos semanales.

Dice que en los primeros meses de contingencia la situación estaba muy crítica, ya que con mucho esfuerzo podía realizar 12 servicios de Uber trabajando más de 10 horas al día y de lunes a domingo.

Para Omar es notable el incremento en el servicio de las últimas semanas, porque cuando le va bien realiza hasta 22 viajes, aunque en otros días solo puede hacer 16 en todo el día.

“Hemos visto que incrementó el servicio, sin embargo, todavía hay algunas personas que se resisten a usar el cubrebocas, y en cuanto se suben a la unidad de manera amable les digo que es necesario usarlo en estos momentos de contingencia, además porque el conductor no puede iniciar el viaje si no se cumplen con las medidas básicas de higiene”.

De su trabajo dice que el comportamiento de la gente es más relajado y el comentario en general es: “ya estábamos hartos de estar encerrados”.

Como parte de las medidas de higiene para evitar contagios de covid-19, Omar obsequia gel antibacterial a los usuarios y desinfecta la unidad de manera constante.

 

 

Sábado, 03 Octubre 2020 08:18

Pasajeros incumplen medidas sanitarias

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Chofer de la Ruta 13 afirma que solo un 60 por ciento de los usuarios usa cubrebocas.

Después de varios meses de confinamiento, en las últimas semanas y con el cambio de color en el semáforo sanitario, se observó mayor afluencia de personas en las calles, sin embargo, también se han relajado las medidas de higiene, como el uso del cubrebocas.

Juan González, quien trabaja desde hace tres años como chofer en la Ruta 13, afirmó que al menos en la unidad que maneja ha observado que solo un 60 por ciento del total de pasajeros usa el tapabocas aunque la mayoría utiliza el gel antibacterial que lleva en la unidad.

Dice que en las últimas semanas las autoridades reforzaron los operativos de supervisión en las unidades del transporte público, por lo que pidió que se extienda la revisión a los usuarios, ya que algunos se ponen el cubrebocas para subir a la unidad, pero una vez arriba se lo retiran y por eso los operadores han recibido sanciones.

“Hay días que hacen revisiones, nunca nos avisan; siempre llegan de sorpresa y está bien, pero solo revisan al operador y que llevemos gel antibacterial en la unidad. Sin embargo, yo creo que deberían revisar también a los pasajeros porque vemos que la nueva normalidad está avanzando y la gente está dejando de cuidarse”.

Hasta hace un mes, señala, todavía el 80 por ciento de los usuarios usaba el tapabocas, pero actualmente son menos los que atienden las recomendaciones de salud para evitar posibles contagios de covid-19.

Juan platica que por la pandemia no pudo llevar a cabo sus propósitos de este año, como hacer unos arreglos en su casa y ahorrar dinero para salir de viaje, porque gastó sus ahorros, pero agradece que tiene salud y fuerzas para seguir trabajando.

 

 

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Hoy, sus ingresos económicos son de máximo 50 pesos diarios.

Para Juan, quien trabaja como chofer de taxi desde hace 40 años, la contingencia sanitaria por el covid-19 provocó los mismos efectos que el paro magisterial del 2008, porque “su fuerte” son las escuelas y actualmente por la contingencia los alumnos toman clases en línea.

Señala que por la crisis económica que ha dejado la pandemia sus ingresos económicos son de máximo 50 pesos diarios, porque debe entregar 150 pesos de cuenta a su patrón y 180 pesos son para el combustible.

Juan trabaja de lunes a domingo alrededor de 12 horas al día, porque dice que tiene muchas deudas, las cuales pensaba liquidar este año, pero por la emergencia sanitaria no le fue posible y al contrario, solicitó más dinero prestado a sus familiares.

“Para mí el paro magisterial de hace unos años (2008) afectó demasiado porque los alumnos y maestros son los principales clientes; las escuelas es lo que mueve el servicio del transporte y con el sismo de 2017 también tuvimos afectaciones, pero fue momentáneo y pronto nos recuperamos, y ahorita ya llevamos varios meses y todo sigue igual; hay más gente en las calles, pero no usan el servicio de taxi”.

Por lo anterior y para recuperarse en su economía, Juan trabaja hasta en su día de descanso, pues afirma que la demanda en el servicio de taxi bajó hasta en 70 por ciento y aunque cambió el color del semáforo sanitario, él no ha visto los beneficios.

El entrevistado, de 68 años, refiere que por la pandemia no recibió ningún tipo de apoyo y tampoco ha recibido respuesta de la Secretaría de Bienestar Social sobre su solicitud de su pensión para el bienestar de los adultos mayores.

 

 

 

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Las unidades de la Ruta 11 pasan por escuelas de Jiutepec, Cuernavaca y Temixco.

Con el cambio de color de naranja al amarillo en el semáforo sanitario, en las últimas semanas se observó un incremento de personas en las calles, pero este cambio no ha beneficiado a los operadores de la Ruta 11, porque “su fuerte” son los estudiantes que acuden a diferentes escuelas ubicadas en Cuernavaca, Jiutepec y Temixco, ya que actualmente por la pandemia del covid-19 los alumnos toman clases en línea.

Tranquila Martínez, encargada de la administración de la Ruta 11, informó que el cambio en el semáforo les dio la oportunidad de aumentar al 70 por ciento el número de unidades en circulación, pero el ingreso económico de los choferes es de unos 150 a 200 pesos diarios, una cantidad menor en comparación con otros años.

“El servicio de transporte (se) incrementó un poco con el cambio de color en el semáforo, pero la falta de clases presenciales impide que haya mayor flujo de pasajeros porque los niños están en su casa, además, por esa situación los operadores solo realizan tres recorridos al día”, agregó Tranquilina.

Señaló que por la pandemia del covid-19 la indicación a los operadores es mantener las medidas sanitarias, como el uso del cubrebocas y obsequiar gel antibacterial a los pasajeros, así como evitar subir a  personas que no usan tapabocas, pero esto último es un poco difícil controlarlo porque algunos pasajeros lo usan pero se lo retiran cuando ya están dentro de la unidad.

De acuerdo con la entrevistada, hasta la fecha solo cuatro operadores de la Ruta 11 fueron sancionados por incumplir con las medidas básicas de higiene. Primero recibieron una llamada de atención y al reincidir fueron suspendidos por tres días, porque así lo indica el control interno de la organización.

“Algunos operadores dijeron que se retiraron el cubrebocas porque manejan trayectos largos y necesitan tomar aire unos segundos, pero en esos momentos los pasajeros aprovecharon y los reportan y pues… ni modo, hay que cumplir con el reglamento interno”.

 

 

Domingo, 27 Septiembre 2020 00:52

Chofer de la Ruta 2 fue asaltado en La Estación

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Un hombre aparentemente drogado le hizo la parada y le exigió dinero para un refresco

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Hoy realiza máximo 25 servicios, cuando antes de la pandemia eran más de 40 las entregas a domicilio.

Antes de que llegara la pandemia por el covid-19, Carlos Rivera Castro realizaba hasta 40 entregas de comida a domicilio, pero con la contingencia sanitaria los pedidos disminuyeron hasta un 50 por ciento porque dice que con la crisis económica al menos ocho negocios a los que antes daba servicio cerraron sus puertas.

Hace más de un año empezó a trabajar como repartidor de comida por medio de la aplicación de teléfono Uber Eats y al principio todo marchaba bien; sus ingresos eran superiores a los 600 pesos diarios y podía trabajar solo ocho horas, pero hoy con la contingencia tiene que trabajar desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche para poder llevar al menos 300 pesos a casa.

“Por la pandemia varios negocios cerraron y eso nos afecta mucho porque hay menos servicio. He visto que en Cuernavaca al menos ocho establecimientos, que antes de la contingencia tenían mucho servicio para llevar, hoy cerraron, y aunque cada día hay más negocios abiertos la competencia también nos quita servicios, pero… ni modo tenemos que seguir”.

Mientras espera servicios en la aplicación de Uber Eats, Carlos cuenta que por su labor ha recibido comentarios no agradables de clientes que se quejan porque la comida llegó fría, pero también hay clientes agradecidos que son comprensibles ante el clima y entienden que como repartidores también están expuestos a sufrir algún accidente.

El entrevistado refiere que en el tiempo que lleva trabajando como repartidor solo ha tenido un accidente vial, en la avenida Plan de Ayala, y aunque ese día no pudo entregar el pedido, agradece que la aplicación no lo dio de baja, como sí ha ocurrido con sus compañeros.

“Cuando el repartidor llega tarde a entregar un pedido algunos clientes se quejan y nos reportan desde la aplicación. en ocasiones la empresa de Uber no hace llamados de atención, pero si las quejas son constantes bloquea la cuenta del usuario y cuando uno llama para preguntar el motivo de la baja, solo nos dicen que incumplimos con los términos y condiciones”.

 

 

 

 

 

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Viernes, 25 Septiembre 2020 05:11

La pandemia se llevó sus ahorros y su sueño

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Por la emergencia sanitaria gastó los ahorros que hizo para poner un negocio y además solicitó tres préstamos.

Fernando empezó a trabajar como chofer de taxi hace ocho meses porque tenía planeado abrir una cocina económica junto con su esposa, pero cuando llegó la pandemia del covid-19 sus planes se interrumpieron porque sus ingresos disminuyeron en más del 30 por ciento y para enfrentar la crisis económica, dice, gastó los ahorros que estaban destinados para la apertura de su negocio, porque sus ingresos eran insuficientes para mantener a su familia.

Cuando este recurso se acabó solicitó tres préstamos de dos mil pesos cada uno, porque necesitaba dinero para comprar los útiles escolares para sus hijos, quienes cursan nivel primaria.

“Yo tenía planes de poner una cocinita, pero… pues nadie esperaba esto (la pandemia) que sí nos afectó demasiado, porque ahora todos andamos buscando apoyos para los gastos en la casa, como el pago de la renta, luz, agua y otros gastos de útiles que piden en la escuela”.

El entrevistado afirma que durante los meses más fuertes de contingencia no recibió ningún apoyo económico ni en especie, de tal manera que para obtener mayores ingresos trabajó más horas y actualmente labora desde las cuatro de la mañana hasta las 11 de la noche.

Señala que cuando su jornada laboral es buena reúne hasta 700 pesos diarios, de los cuales toma para la cuenta y para el combustible, por lo que le quedan libres unos 300 pesos, aunque considera que es una cifra muy baja en comparación con lo que ganaba cuando empezó.

Dice que en las últimas semanas ha observado un incremento de personas en las calles, pero son muy pocas las que hacen uso del taxi, porque ante la falta de dinero prefieren usar el transporte colectivo.

Refiere que por su labor como taxista tiene poco tiempo para estar con su familia, por lo que los domingos trabaja solo medio día.

 

 

 

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Taxista asegura que fue engañado por empleados de un diputado federal.

En los meses más fuertes de contingencia sanitaria por la pandemia del covid-19, el taxista Luis Ángel asegura haber sido engañado por los empleados del diputado federal Jorge Argüelles Victorero, que aprovecharon la situación para promocionar el nombre del legislador en las despensas que entregó. Aunque varios taxistas fueron convocados para recibir una despensa y un vale de 200 pesos para cambiar por combustible, luego de una espera de siete horas solo les entregaron cuatro productos de la canasta básica y nada más.

Para colmo, el colega que actuó como promotor de la reunión cobró a los interesados 50 pesos a cambio del beneficio que iban a recibir.

Luis Ángel cuenta que fueron citados a las ocho de la mañana en el parque Siqueiros, pero fue hasta las tres de la tarde cuando los trabajadores del diputado federal entregaron las despensas etiquetadas con el apellido del legislador, las cuales contenían una bolsa de leche en polvo, una de azúcar, una tapa con seis piezas de huevos y un kilo de frijoles. 

“A mí me invitó un amigo taxista, me dijo que teníamos que entregar 50 pesos para que nos den la despensa y el vale de gasolina, pero muchos nos enojamos porque nos hicieron esperar siete horas y en ese tiempo pudimos haber trabajado, pero nos esperamos al apoyo”.

El entrevistado refiere que por la pandemia tuvo que solicitar un préstamo de cinco mil pesos para poder comprar alimentos para su familia y solventar los pagos de agua, luz y gas, debido a que por la emergencia sanitaria sus ingresos económicos como chofer de taxi son de 200 pesos diarios y en ocasiones con mucho esfuerzo logra reunir el dinero para entregar la cuenta. 

Luis Ángel sale a trabajar desde las seis de la mañana hasta las 11 de la noche. Sin embargo, hay días en los que apenas reúne el dinero para entregar la cuenta y comprar gasolina.

“Hay días en los que le digo al patrón ´hoy no te doy lo de la cuenta porque no salió´ y la puedo entregar otro día, pero si uno se atrasa mucho el patrón nos dice ´si no puedes, déjame las llaves del carro´, y pues… tenemos que echarle ganas porque la familia tiene que comer”.

Dice que entre sus planes interrumpidos por la pandemia estaba ahorrar dinero para comprar un taxi.

 

 

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Alfredo dice que sus ingresos diarios son de menos de 200 pesos.

Alfredo Martínez trabaja desde hace un año como checador voluntario -cuya labor consiste en registrar el tiempo de diferencia que hay entre un operador y otro  en el transporte público, pero dice que por la pandemia del covid-19 la mayoría de los choferes no le dan ni un peso, por lo que sus ingresos diarios son menores a los 200 pesos.

Dice que desde las cinco de la mañana espera a los choferes de las unidades que bajan por avenida Emiliano Zapata -al norte de Cuernavaca- y aunque actualmente sus ingresos económicos son muy bajos en comparación con otros meses, él no se rinde porque ese dinero le alcanza al menos para la alimentación de su familia.

El checador de rutas afirma que por la contingencia sanitaria no recibió ningún tipo de apoyo porque trabaja como voluntario, pero refiere que la emergencia le dejó una gran lección, la de ahorrar dinero y alimentos no perecederos, porque uno nunca sabe cuándo los puede necesitar.

Ante la falta de apoyos, dice que tuvo que recurrir a una institución bancaria a solicitar un préstamo para hacer frente a la crisis económica, el cual va pagando poco a poco.

De su labor, señala que trabaja de lunes a sábado casi todo el día y aunque mide el tiempo a más de 100 unidades, son pocos las choferes que le dan dinero, algunas de uno y dos pesos, y otros choferes de plano no le dan ni un peso.

“La emergencia nos agarró por sorpresa y al menos yo aprendí que siempre debemos tener un ahorro, debemos estar preparados por cualquier cosa y guardar alimentos, hacer una pequeña despensa, porque a mí se me complicó más, ya que en la casa solo compramos lo que necesitamos”.

Alfredo dice que por falta de recursos no pudo continuar con sus estudios, pero le gustaría estudiar una licenciatura en mecánica.

 

 

 

Lunes, 21 Septiembre 2020 05:10

Sufre Ruta 13 por falta de clases en UAEM

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Con el semáforo amarillo no aumentan los ingresos de los choferes.

Gonzalo Ramírez trabaja desde hace ocho años como chofer en la Ruta 13, cuyo destino principal es a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), sin embargo, señala que por la pandemia del covid-19 y la suspensión de clases presenciales el pasaje ha disminuido en más del 50 por ciento, debido a que desde hace cinco meses no hay clases en las escuelas ubicadas en el campus Chamilpa de la UAEM.

Dice que a diferencia de otros años, cuando los autobuses bajaban de la avenida Universidad a su máxima capacidad, hoy si acaso 30 personas toman el servicio en las calles cercanas a la máxima casa de estudios. Además, para llegar a la base de la Ruta 13 que se ubica a un costado de la UAEM los choferes deben hacer el recorrido por las inmediaciones de la universidad, lo que representa un gasto adicional.

"Hemos visto que últimamente hay más gente en las calles, pero para nosotros lo fuerte son los estudiantes y ahorita que las clases son en línea, muchas de las unidades circulan medio vacías y aunque el semáforo cambió a color amarillo no nos beneficia, yo creo que veremos el cambio hasta que pase a verde".

El entrevistado refiere que por la contingencia sanitaria, en la Ruta 13 solo trabajan 65 de sus 89 unidades. La ventaja que tienen los operadores es que su patrón les aumentó de cuatro a cinco los días de trabajo a la semana, para que puedan generar un poco más de ingresos.

De su labor, señala que además de las afectaciones que ha dejado la pandemia, en los últimos meses también han observado un incremento en los asaltos a mano armada en el transporte público. Sin embargo, la mayoría no presenta demandas ante la Fiscalía General del Estado (FGE) porque difícilmente detienen a los asaltantes.

 

 

 

Domingo, 20 Septiembre 2020 03:01

“Había más pasaje en semáforo naranja”

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En la última semana, al menos 10 unidades de la Ruta 2 regresaron a la base

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Sus ingresos como chofer de taxi son de 300 pesos diarios.

Por la crisis económica que ha dejado la pandemia del covid-19, José López se vio obligado a empeñar su televisor, por el que recibió dos mil 500 pesos, debido a que sus ingresos como chofer de taxi son insuficientes para comprar los útiles escolares de sus hijos.

El entrevistado señaló que por la contingencia sanitaria trabaja todos los días desde las cinco de la mañana hasta las diez de la noche para que a sus hijos no les falte un plato de comida o por falta de dinero se vean obligados a dejar sus estudios.

“La pandemia nos ha afectado mucho, por eso tuve que empeñar mi pantalla, porque mi hijo necesita sus libros y otras cosas de la escuela, y pues… no hay apoyos, no me quedó de otra más que conseguir dinero”.

Dice que su patrón le da el domingo como día de descanso, sin embargo, sale a trabajar medio día porque al menos él no recibió ningún apoyo y tiene que llevar dinero a casa para que su familia tenga comida.

De su trabajo refiere que hay días en los que con mucho esfuerzo realiza entre seis y siete servicios, y si bien cada día hay más gente en las calles, estas usan el transporte colectivo.

Platica que cuando le va bien sus ingresos son de hasta 300 pesos diarios, sin embargo, en otros días apenas consigue llevar a casa 200 pesos, los cuales alcanzan para comprar lo más básico, como frijoles, huevo y tortillas.

José cuenta que por su trabajo tiene poco tiempo para estar con sus hijos, ya que cuando él llega a casa, ellos están a punto de irse a dormir, por lo que tratar de pasar al menos medio día del domingo porque hasta en su día de descanso sale a trabajar.

“Ahorita la situación está difícil y hay días en los que me dan ganas de renunciar porque no hay pasaje y con trabajos sacamos lo de la cuenta y la gasolina, pero me encomiendo a Dios para que me de fuerzas para echarle ganas, por mis hijos”.

 

 

 

Jueves, 17 Septiembre 2020 05:18

Se quedó sin ahorros por culpa del covid-19

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Ha pensado en pedir un préstamo, pero sus ingresos son de 100 pesos.

Aunque ayer fue día festivo, Nicolás Barrera salió a trabajar y a bordo de su taxi recorrió las calles del centro de Cuernavaca en busca de pasajeros, pero encontró pocos, porque dice que la escasa gente que había en las calles esperaba para tomar el transporte colectivo, porque es más económico.

Desde hace once años el entrevistado  trabaja como chofer de taxi y afirma es la primera vez que sus ingresos económicos disminuyen tanto, que ha pensado en solicitar un préstamo, pero se arrepiente porque -dice- por la pandemia del covid-19 su situación económica podría empeorar, lejos de beneficiarse con un crédito.

De su trabajo, cuenta que por la contingencia sanitaria sus ingresos son de apenas 100 pesos diarios los cuales le alcanzan para medio comer, porque además debe destinar un porcentaje para el combustible.

“En el pasaje, de un 100 por ciento bajó hasta el 30 por ciento. La situación está muy fea y no sabemos cuándo va a mejorar, pero esperemos que sea pronto porque el dinero que tenía ahorrado ya se acabó y aunque he pensado en pedir un préstamo también pienso que en lugar mejorar, la situación podría empeorar”.

Dice que la ventaja que tiene es que es dueño del taxi, de lo contrario la situación sería más difícil, pues tendría que trabajar más para conseguir dinero para entregar la cuenta.

El entrevistado señala que su economía se ha visto más afectada por las clases en línea, ya que antes “su fuerte” era llevar y recoger a los niños de varias escuelas. 

 

 

 

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Trabaja como repartidor de comida por medio de la plataforma desde hace un año.

Hace dos semanas mientras se dirigía a entregar un pedido de comida que el cliente pidió por medio de la aplicación de teléfono de Uber Eats, David Rojas tuvo un percance con su motocicleta, por lo que le fue imposible llegar a tiempo y -dice- en lugar de recibir el respaldo de la empresa esta lo dio de baja, por lo que hace unos días se registró en la plataforma de Didi Food.

Hace un año se registró en Uber Eats y meses después hizo lo mismo en Rappi, pero tras su despido de Uber, hoy solo puede trabajar en Rappi porque Didi Food todavía no está activa en Morelos, aunque varios restaurantes ya se afiliaron.

Dice que cuando empezó a trabajar como repartidor de comida sus ingresos eran de hasta mil 700 pesos a la semana, sin embargo, con la pandemia del covid-19 con mucho esfuerzo logra reunir entre 300 y 400 pesos, porque hay días en los que apenas puede realizar entre ocho y nueve servicios trabajando más de diez horas.

Antes de la contingencia -explica- realizaba hasta 25 viajes y hoy para poder llevar dinero a casa trabaja toda la semana, pues ante la situación económica no puede darse el lujo de descansar uno o días a la semana, como lo hacía antes de la emergencia.

“Hace como dos semanas se me ponchó una llanta de la moto y por eso no pude entregar la comida, me comuniqué al área de soporte de la empresa Uber Eats y ahí me dijeron que no había problema, que me quedara con la comida, pero al otro día mi cuenta ya estaba bloqueada y ya no pude conectarme porque me dieron de baja”. 

El entrevistado refiere que su trabajo como repartidor es arriesgado porque están expuestos a sufrir algún accidente y la aplicación (la empresa para la que trabaja) no responde. Además, si no entrega a tiempo los pedidos de comida los castigan dos horas sin servicio, lo que considera que es una situación injusta, ya que en ocasiones por el tráfico o la lluvia no pueden llegar a tiempo.

“Los clientes se quejan mucho pero no se ponen a pensar en las situaciones a las que se enfrenta el repartidor. Incluso, la gente inconsciente nos pide llevarles dos garrafones de agua y no se imaginan que no podemos llevarlos en la moto; la gente no entiende y se enoja, y aunque en la aplicación Rappi dice que cuenta con servicio para llevar en vehículo, pero no todos traemos vehículo, algunos andan en bici y otros hasta a pie”.

 

 

 

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Sus ingresos diarios son de 100 pesos

Viernes, 11 Septiembre 2020 05:10

Cuando la bici falla entrega comida a pie

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Hace dos semanas se registró en las plataformas en línea de Uber Eats y Rappi.

A finales de agosto Sayuri Domínguez Zarza se registró en las plataformas en línea de Uber Eats y Rappi para trabajar como repartidora de comida, sin embargo, dice que por la pandemia del covid-19 hay muy poca demanda y al día con mucho esfuerzo logra realizar entre seis y ocho servicios, por lo que sus ingresos apenas son de 250 pesos trabajando más de cinco horas al día.

Sayuri trabajaba en una cafetería en la Ciudad de México, pero hace unos días regresó a casa de sus papás en Cuernavaca y al no encontrar empleo se dio de alta en las plataformas de comida para llevar a la que están afiliados varios restaurantes.

Para la entrega de alimentos se apoya de una bicicleta, aunque algunos días lo hace a pie, como ayer luego de que su medio de transporte sufrió una falla. Dice que tiene motocicleta, pero no el permiso de circulación ni el seguro. 

“No tenía mucho conocimiento sobre cómo repartir alimentos, pero después de que renuncié a mi anterior trabajo en la Ciudad de México, regresé a casa de mis papás y aquí (en Morelos) el sueldo en una cafetería es muy poco, son como dos mil pesos menos. Por eso empecé a repartir comida y no me va tan mal”.

La entrevistada refiere que entrega comida principalmente en colonias ubicadas en las inmediaciones del centro de Cuernavaca, como Las Palmas, Atlacomulco y Palmira, pero también ha recibido pedidos hasta Teopanzolco y La Lagunilla.

¿No tienes miedo de sufrir algún accidente vial?

“Si me da miedo, pero no voy tan rápido y siempre tengo precaución porque, además, no se puede ir rápido porque las calles están feas y llenas de baches”.

 

 

 

 

 

Jueves, 10 Septiembre 2020 05:28

Niega el servicio a pasajeros sin cubrebocas

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Hace una semana regresó al volante.

Mario Leyva Reyes, quien trabaja como chofer de taxi desde hace 35 años, asegura que hace apenas una semana retomó el volante, luego de que por la pandemia del covid-19 se resguardó en su casa, ya que se encuentra dentro del sector vulnerable. Sin embargo, a su regreso comprobó que el transporte público no ha visto mejoría, sino que -su juicio- la demanda ha disminuido tanto que a la semana sus ingresos económicos son de máximo 500 pesos.

La pandemia -refiere- perjudicó a todos los sectores del país y aunque él tuvo la oportunidad de entrar en confinamiento, varios de sus compañeros se vieron en la necesidad de seguir trabajando, porque la mayoría son padres de familia.

“Yo tengo hijos mayores y ellos me dijeron ‘no salgas a trabajar, nosotros nos hacemos cargo de los gastos de la casa y la comida’, y así fue, pero hace una semana regresé porque estaba desesperado de estar encerrado tanto tiempo y porque soy una persona que le gusta salir a trabajar todos los días”.

De su trabajo señala que en la última semana observó una disminución del 60 por ciento en la demanda, ya que con mucho esfuerzo logra reunir el dinero para entregar la cuenta de 270 pesos y una cantidad similar para el combustible, por lo que a la semana sus ingresos personales quedan en unos 500 pesos.

Mario trabaja de ocho de la mañana a las 11 de la noche y hasta el mediodía de ayer apenas había realizado un viaje, por el cual cobró 35 pesos.

Sobre la contingencia y para evitar la propagación del virus, el entrevistado pide a los pasajeros hacer uso de los equipos de protección como el cubrebocas y el gel antibacterial, porque considera injusto que por algunos clientes irresponsables los choferes que tiene que trabajar se contagien ellos y sus familias.

 

 

 

Miércoles, 09 Septiembre 2020 05:00

Trabaja 17 horas todos los días

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Por la contingencia y el regreso a clases el servicio de taxi disminuyó.

Para hacer frente a la crisis económica que ha dejado la pandemia del covid-19, Albino Navarro se vio obligado a incrementar de 13 a 17 horas su jornada en el taxi, a fin de generar mayores ingresos, para solventar los gastos en el hogar.

Al igual que todos sus colegas, cuenta que a raíz de la contingencia sanitaria la demanda en el servicio de taxi disminuyó en más del 50 por ciento y en las últimas semanas bajó todavía más por el inicio del ciclo escolar, ya que, aunque las clases son virtuales los padres de familia gastan en inscripciones y colegiaturas.

“Cada año en esta temporada baja el servicio por el regreso a clases y ahorita hemos visto que bajó un poco más por la contingencia sanitaria y pues… ni modo, no hay de otra, tenemos que seguir buscando pasaje porque el dinero hace falta y tenemos que pagar servicios”.

El entrevistado refiere que trabaja de lunes a domingo desde las 6:30 de la mañana hasta la una de la madrugada. Por esos sus ingresos son de 400 a 450 pesos, pues de lo contrario no reuniría ni el dinero para la gasolina.

Albino señala que tiene una antigüedad de diez años frente al volante y no no fue beneficiado con apoyos económicos ni en especie de parte de las autoridades para enfrentar la crisis por la pandemia.

“Yo creo que esta enfermedad nos dejó una gran lección… que debemos trabajar duro y hacer un guardadito por cualquier…”, expresó al tiempo que se quejaba de la falta de ayuda oficial.

Al día realiza hasta 20 servicios de taxi, sin embargo, esta cifra es baja en comparación con otros meses antes de que llegara la contingencia sanitaria.

 

 

 

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Chofer cuenta su experiencia; fue asaltado el día de su cumpleaños.

Dos hombres le hicieron la parada en la avenida Domingo Diez al norte de Cuernavaca y cuando Israel detuvo su unidad subieron pero de inmediato sacaron un arma. Uno apuntó al chofer de la Ruta 13 en la cabeza y el otro se fue contra los pasajeros, a quienes les exigió entregar sus pertenencias. 

"Ya valió madre"', dijo uno de los asaltantes y apuntó con una pistola al operador. Luego le ordenó manejar despacio y no detenerse, mientras su cómplice se daba prisa para robar los equipos telefónicos y dinero a los pasajeros.

"Se subieron como los demás, con su cubrebocas y una gorra. Todo fue rápido, en cuestión de tres minutos nos quitaron todo, uno se fue contra los pasajeros y el otro se quedó conmigo y unas cuadras adelante me dijo: ‘orillate y no digas nada’ y se bajaron". 

Israel, quien trabaja desde hace varios años como chofer de la Ruta 13, contó que los asaltos al transporte público se han incrementado desde que empezó la contingencia sanitaria por el covid-19 y, para su mala suerte, justo en el día de su cumpleaños fue asaltado. 

Enfurecido dice que cualquier chamaco se puede subir a la ruta y hacer de las suyas, porque con un arma en las manos siente que domina el mundo. "Decía mi abuelo que solo con armas se suben al caballo de la valentía, pero... bueno, lo mejor es preservar la integridad física, porque lo demás va y viene, pero sí es una situación de mucha impotencia".

De su trabajo refiere que la demanda de pasaje está a un 50 por ciento, ya que su fuerte son los estudiantes que van a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) pero por la pandemia las clases son en línea.

"Hacen falta las clases presenciales porque de ahí es de donde ganamos más, y pues... como no hay clases esta ruta está a un 50 por ciento o en ocasiones hasta menos, bajamos de la universidad con muy poquita gente". 

 

 

 

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El dinero es poco y las rutas necesitan mantenimiento 

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Para él, negar el servicio no es una opción.

Fernando lleva tres cubrebocas en la guantera de su taxi porque dice que se ha encontrado con personas que no llevan puesto el tapabocas y para evitar negar el servicio prefiere obsequiarles este equipo de protección contra el covid-19.

También lleva una botella de gel antibacterial y otra de sanitizante para ofrecerlo a los pasajeros, en caso de que lo necesiten.

De su trabajo cuenta que hay días en los que realiza hasta 15 servicios, pero en otros con mucho esfuerzo logra hacer 10 viajes, por lo que sus ingresos económicos son de apenas 200 pesos diarios.

“Yo no puedo negar el servicio porque el dinero hace falta, pero si veo que no traen el cubrebocas les pido que por favor lo usen y se lo ponen; me he dado cuenta que sí lo traen, pero en la bolsa o en la bolsa de su camisa (en el caso de los hombres)”.

Señala que por la contingencia sanitaria la demanda en el servicio de taxi bajó hasta en un 80 por ciento y agradece que cuenta con el apoyo de su esposa para dividirse los gastos del hogar, de lo contrario -dice Fernando- no podría solo con esa responsabilidad.

El entrevistado explica que al ser propietario del vehículo no tiene que entregar cuenta, sin embargo, la desventaja es que aunque lleva 20 años frente al volante sigue pagando la renta de placas.

 

 

 

Jueves, 03 Septiembre 2020 05:15

El dinero apenas alcanza para comer: taxista

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Fernando tiene deudas que superan los 20 mil pesos.

Fernando Hernández detuvo su taxi sobre la avenida Boulevard Juárez del centro de Cuernavaca para esperar a los clientes que salen de una tienda departamental, sin embargo, dice que son pocos los que toman el servicio y hasta el mediodía de ayer solo llevaba seis viajes de trayectos cortos por los que cobró entre 35 y 40 pesos.

Refiere que por la pandemia del covid-19 sus ingresos como chofer de taxi disminuyeron en gran porcentaje y con mucho esfuerzo logra llevar a su casa 300 pesos para la alimentación de su familia y otros 250 para el combustible, cuando en meses anteriores obtenía hasta 500 pesos libres.

“Hasta ahorita no hemos visto los apoyos y en mi caso no fui beneficiado porque no soy dueño de las placas, solo del carro. La afectación económica es como del 70 por ciento y por la contingencia me atrasé con algunos pagos que tengo que hacer cada mes, y ahorita ya debo como 20 mil pesos”.

El entrevistado refiere que ha pensado en solicitar un préstamo para hacer frente a la crisis económica, ya que se le ha complicado depositar el dinero por la renta de su casa y el mismo por la renta de placas del taxi, de este último dice se atrasó con dos pagos mensuales.

Sin embargo, piensa que lejos de verlo como ayuda su situación económica podría agravarse, pues estaría más endeudado.

Por la emergencia sanitaria, Fernando solo recibió una despensa pero desde hace dos meses.

 

 

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