Eduardo López es propietario de un pequeño local donde vende artículos de papelería, sin embargo, por la contingencia sanitaria del covid-19 tuvo que buscar otra fuente de ingresos porque en su negocio las ventas disminuyeron hasta en un 70 por ciento, a raíz de la suspensión de clases presenciales.
En abril pasado se registró en la plataforma de Uber Eats para trabajar como repartidor de comida y dice que en los primeros tres meses sus ingresos económicos eran buenos, pero después empezó a bajar el servicio por la competencia.
De su labor refiere que al día realiza alrededor de nueve servicios por los cuales la aplicación de Uber le paga entre 18, 22 y 38 pesos. Sus ingresos diarios son de 150 a 180 pesos, aunque ayer en cuatro horas apenas llevaba 40 pesos.
“Yo tengo que seguir trabajando porque mis hijos necesitan comer y en la papelería no hay ventas. Espero que pronto mejore la situación para que los niños regresen a las escuelas, porque como repartidor de comida el dinero apenas alcanza para medio comer; para mí lo fuerte es mi negocio”.
El entrevistado cuenta que en las últimas semanas el servicio de alimentos para llevar disminuyó bastante porque la mayoría de las personas empezaron a salir para hacer sus compras.
Eduardo señala que además de la crisis económica por la pandemia, también les afecta la inseguridad, ya que según le dijeron sus compañeros, algunos han sido asaltados en colonias del centro de Cuernavaca y en supermercados.