Sus ingresos como checador de rutas disminuyeron hasta en un 60 por ciento.
Alfredo tenía planeado continuar la construcción de su casa -que empezó hace un año- para dejar de pagar renta. Sin embargo, por la pandemia del covid-19 el proyecto quedó en obra negra, porque sus ingresos como checador de rutas disminuyeron en un 60 por ciento y le fue imposible comprar material de construcción.
Cuenta que empezó a trabajar como checador de rutas hace seis años y en todo ese tiempo obtenía mejores ingresos que hoy, cuando por la contingencia sanitaria con mucho esfuerzo logra reunir entre 150 y 160 pesos diarios, los cuales debe hacer rendir para pagar servicios de luz y agua, comprar la despensa y el material educativo que piden los maestros para sus hijos.
“Antes de la pandemia había más demanda en el servicio de transporte y a los checadores nos iba bien porque los operadores nos daban hasta ocho pesos, pero ahorita si nos dan cinco pesos ya es mucho, porque a ellos también les ha afectado esta situación; algunos nos dicen que con mucho esfuerzo pueden entregar la cuenta a su patrón”.
De su trabajo, dice que se encarga de registrar el tiempo de diferencia que hay entre los operadores de unas 30 unidades que pasan por la calle Leyva del centro de Cuernavaca, pero no todos los choferes le recompensan con dinero, pues hay días que circulan casi vacías.
El entrevistado refiere que, aunque sus ingresos económicos son insuficientes no ha pensado en solicitar préstamos, porque no sabe cuándo mejorará la situación y si podrá liquidar deudas.
“La pandemia nos vino a afectar a todos y el dinero apenas alcanza para comer y para comprar lo que pidan en las escuelas, pero ni modo, hay que seguir hasta que se componga”.