Gabriela se sumó a la manifestación de repartidores de comida para exigir mejores condiciones de seguridad.
Gabriela de la Cruz Franco es una de las pocas mujeres que, pese a la situación de violencia, se mantiene trabajando como repartidora de comida por medio de plataforma de Uber Eats, porque, dice, es madre soltera y necesita dinero para solventar los estudios de sus hijos y comprar lo necesario para su alimentación.
Refiere que la inseguridad se ha incrementado en los últimos meses, tanto que la semana pasada uno de sus compañeros fue baleado por resistirse a un asalto en Alta Vista y actualmente se encuentra en el hospital. Además, un repartidor de comida está desaparecido desde hace tres días.
Por ese motivo se sumó a la manifestación que realizaron ayer sus compañeros desde el bulevard Cuauhnáhuac hasta el zócalo de Cuernavaca, para exigir mayores condiciones de trabajo y de seguridad, porque dijo que las inconformidades de los repartidores son porque en los restaurantes los hacen esperar mucho tiempo por un servicio y en las plazas comerciales les niegan el uso del elevador, lo cual consideró como actos de discriminación.
“Soy mujer y hay alguien que me espera en casa. Uno sale a trabajar con toda la intención de salir adelante y dar un buen servicio, pero ahora salimos con incertidumbre porque no sabemos qué nos puede pasar al entregar perdidos, porque hay colonias muy peligrosas, donde nos han intentado extorsionar, hacen el pedido y cuando llegamos no quieren pagar”.
Ayer durante la protesta que realizaron en la calle Gutenberg del centro de Cuernavaca, también narró que hace unos meses en el municipio de Temixco fue infraccionada por un policía vial y pagó una multa de mil 800 pesos porque entró a una calle en sentido contrario.
“Iba a entregar un pedido y me fui en sentido contrario porque me iba a meter a una pendiente, que estaba como un voladero, y por más que le expliqué al policía vial cuál fue la situación, simplemente no le importó y me puso la multa de mil 800 pesos”.
A decir de la entrevistada, las colonias más peligrosas para los repartidores de comida son la Antonio Barona y Alta Vista en Cuernavaca. También en Tejalpa, Jiutepec, y Tres de Mayo en Emiliano Zapata.