Hace un año, en este espacio destacamos la trascendencia de conmemorar por primera vez el Día Mundial de las Abejas, iniciativa dada a conocer por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en favor de la preservación de los polinizadores, que contribuyen al desarrollo sostenible y a la conservación de ecosistemas.
La fecha del Día Mundial de las Abejas, 20 de mayo, coincide con el aniversario del nacimiento de Anton Janša, apicultor y pionero en el siglo XVIII de la moderna apicultura en la localidad eslovena de Breznica, lugar donde nació en 1734.
En ocasión del día instituido para recordar la importancia de las abejas, es necesario señalar que más del 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización; sin embargo, los polinizadores –avispas, mariposas, colibríes, polillas, escarabajos y murciélagos– han disminuido de manera preocupante, por las prácticas agrícolas intensivas, cambios en el uso de la tierra, plaguicidas, enfermedades, plagas y el cambio climático.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), casi el 35 por ciento de los polinizadores invertebrados –en particular, abejas y mariposas– y alrededor del 17 por ciento de los vertebrados –como murciélagos– están en peligro de extinción a nivel mundial, amenazados en gran medida por las actividades del ser humano.
De igual modo, la FAO destaca factores importantes a tomar en cuenta respecto a las abejas, ya que mejoran actualmente la producción de alimentos de dos mil millones de pequeños agricultores a nivel mundial y ayudan así a garantizar la seguridad alimentaria de la población; también incrementan la calidad de los alimentos, para que sean más ricos en micronutrientes.
Una manzana redonda -por ejemplo- significa suficiente polinización, mientras que las manzanas deformes implicarían insuficiencia o desequilibrio de la misma; una sola fresa, completamente desarrollada, necesita unas 21 visitas de las abejas y cuanto mayor sea el número de semillas sobre la superficie de un grano, más grande y más sabrosa será la fruta.
Otro dato interesante compartido por la FAO es que las abejas contribuyen a la polinización de más de 170 mil especies de plantas.
Como se ha informado a través del plan de acción 2018-2030 de la Iniciativa internacional sobre polinizadores, la FAO y la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, en colaboración con la Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) y otros socios, “promoverán actuaciones coordinadas en todo el mundo para salvaguardar los polinizadores y fomentar el uso sostenible de los servicios de polinización, esenciales para la agricultura y los ecosistemas saludables”.
También se refiere que las abejas y los polinizadores en general necesitan entornos favorables para prosperar y recursos adecuados para alimentarse y anidar, así como un entorno natural y no tóxico; en contraparte, las principales amenazas que enfrentan son precisamente la ausencia de un hábitat adecuado, los monocultivos, los pesticidas, las enfermedades y las temperaturas más altas que se asocian con el cambio climático.
Las abejas y la apicultura forestal contribuyen al mantenimiento de los ecosistemas forestales, ya que la polinización ayuda a regenerar los árboles, lo que a su vez coadyuva a conservar la biodiversidad forestal. Al respecto, la recomendación hecha por la FAO es comprar miel pura a los agricultores locales, que continúan empleando prácticas apícolas sostenibles.
En lo que respecta al tema de las abejas en nuestro país, se calcula que en el último cuatrienio se han perdido, en promedio, mil 600 millones de abejas, con graves repercusiones en la polinización y en la producción de miel, e incluso algunos expertos como Tonatiuh Cruz Sánchez, responsable del Laboratorio de Análisis de Propóleos de Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideran que la situación es "apocalíptica", pues aunque no son la única especie en riesgo, sí es una de las más importantes.
Datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural señalan que México es el sexto productor de miel y ocupa la tercera posición en exportación del llamado “oro líquido”; sin embargo, la utilización de glifosato podría contribuir al declive de las abejas melíferas y de las nativas porque "además de matarlas, el herbicida las desorienta y se ven imposibilitadas para regresar a sus colmenas”, indicó el experto.
Y es que solamente siete de las más de 20 mil especies de abejas producen miel; una sola abeja melífera suele visitar unas 7 mil flores al día, y se necesitan cuatro millones de visitas para producir un kilo de miel.
Cruz Sánchez lamentó que México sea el tercer exportador de miel y que el consumo per cápita anual sea de apenas 100 gramos, cuando en Alemania –que junto con Inglaterra son de los principales consumidores de miel mexicana– es de entre dos y tres litros; de cada 10 litros que se consumen en ese país, entre ocho y nueve son de origen mexicano.
La miel es un edulcorante natural con propiedades antibacterianas y antisépticas, además de que ha formado parte de la civilización humana desde hace miles de años. Por ejemplo, los antiguos egipcios utilizaban la miel con fines medicinales (para curar heridas) y usaban cera de abejas para embalsamar cadáveres y obtener luz artificial.
Cabe agregar que las principales religiones del mundo tienen pasajes sagrados sobre las abejas, ya que han sido y son vitales para la alimentación y la vida. Por ejemplo, para el cristianismo, el simbolismo de la abeja refiere a la fuerza, cuando existe confianza y esperanza, e incluso en el Éxodo, acerca de la tierra prometida se lee: "Dijo Yahveh: Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel”.
En el medievo, las abejas, eran símbolos representativos de la pureza, mientras que para los hindúes, la abeja simbolizaba la abundancia y la ampulosidad; los musulmanes la relacionaban con el lirismo, la grandeza del saber y la fuerza de la súplica.
Definitivamente, el Día Mundial de las Abejas no debe pasar desapercibido, tras haberse instituido, y tampoco los esfuerzos cotidianos por preservarlas.