"Camp Fire" inició el ocho de noviembre y fue finalmente controlado después de más de dos semanas, tras haber arrasado con casi 62 mil hectáreas localizadas alrededor de la localidad de Paradise, 14 mil viviendas y cientos de construcciones diversas.
El tema de las agresiones al medio ambiente lo hemos incluido varias veces en Panóptico Rojo, ya que el cambio climático nos afecta a todos, prolongando la temporada de incendios forestales y haciendo que éstos sean cada vez más destructivos.
Y es que además, en un contraste significativo, recordemos que en enero del 2016 ocurrió una de las cinco mayores nevadas que han caído en Nueva York: la tormenta de nieve 'Jonas' dejó al menos 18 muertos y aisló a 80 millones de personas en Estados Unidos.
También en Argentina se viven temporadas alteradas, con inviernos muy cortos y veranos largos e intensos, que llegan a rayar los 50°C: tampoco la primavera -en septiembre del 2015- llegó a Buenos Aires y únicamente se experimentó un cambio brusco del frío al calor, sin estación intermedia.
Apenas en septiembre del año pasado incluimos en este espacio el tema de los incendios en el Amazonas, haciendo mención especial en el artículo de aquel domingo que frente a los siniestros que en 16 días consumieron más de 500 mil hectáreas del Amazonas, según lo referido por el Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios (SNBV) de Argentina, éste declaró una "Alerta Amarilla" para todas sus brigadas de incendios forestales a través de la Coordinación Única de Operaciones (CUO).
En aquella ocasión, el SNBV informó que el objetivo de dicha alerta es "realizar un relevamiento de personal y equipamiento disponible a nivel nacional y trazar un plan de activación y traslado de bomberos voluntarios especializados en el combate de incendios forestales, en el caso de la llegada de un pedido de colaboración internacional por parte de los gobiernos de Bolivia y/o Brasil, mediante protocolos de activación y un sistema de relevos que permitiría brindar una ayuda constante en el combate de este voraz incendio que arrasa" en la zona del Amazonas.
Podríamos continuar incluyendo numerosos ejemplos de los efectos que las acciones del hombre causan, directa o indirectamente, en la naturaleza, e irónicamente, también repercuten negativamente sobre sí mismo; las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando, y más de un tercio de todas las especies conocidas podrían extinguirse si el cambio climático continúa sin control.
Este domingo, el segundo del 2020, tristemente toca comentar un caso más en la lista de devastadores incendios que ocurren en nuestro planeta: los sucedidos en Australia, y que comenzaron antes del inicio del verano.
Hasta el momento en el que se escribe esta nota, se contabilizan más de cinco millones de hectáreas quemadas (más del doble de la superficie quemada en la zona del Amazonas, en el mes de agosto de 2019), cientos de miles de personas obligadas a evacuar, alrededor de mil 400 casas destruidas, 23 víctimas fatales (aunque las autoridades admiten no conocer el número real) y cerca de 480 millones de animales muertos -desde septiembre de 2019, en Nueva Gales del Sur-, cifra en la que se incluye a mamíferos, pájaros y reptiles pero no a insectos, murciélagos, peces o ranas, por lo que la cantidad de animales muertos es mayor.
Haremos un paréntesis para referirnos a este último dato, que dio a conocer Chris Dickman, citado por el portal de la Universidad de Sydney y quien ha sido presidente de la Sociedad Australiana de Animales y del Comité Científico de Nueva Gales del Sur; dicha estimación se efectuó apoyándose en un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) de 2007 sobre el impacto de la tala de árboles en los animales.
El ecólogo también refirió que considerando dichos resultados con respecto al conjunto del país, donde se han quemado 50 mil kilómetros cuadrados de terrenos (una superficie comparable a la de Costa Rica), la cantidad de animales afectados podría alcanzar los mil millones.
En un comunicado, la Universidad de Sidney también destacó que Australia acoge a una gran variedad de animales únicos en su territorio continental, unas 300 especies nativas que incluyen a marsupiales como los canguros y los koalas, además de los ornitorrincos, los equidnas y los dingos; de estas 300 especies, 244 (el 81 por ciento) se encuentran sólo en Australia.
"Con la aceleración del cambio climático, tendremos períodos de sequía más largos y los incendios serán más severos en el futuro", anotó Dickman, además de apuntar que la necesidad de un trabajo conjunto entre científicos y los gobiernos.
José Mujica, ex presidente de Uruguay, pronunció un discurso sobre el tema que nos ocupa, en junio del 2012 y en la cumbre Río+20: el nombre abreviado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, llevada a cabo veinte años después de la histórica Cumbre de la Tierra realizada en Río en 1992.
De nueva cuenta le compartimos un extracto de dicho discurso, estimado lector, para reflexionar acerca de los grandes cambios negativos que la ambición ha provocado en nuestro mundo.
“Permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta. Toda la tarde se ha hablado del desarrollo sustentable. De sacar las inmensas masas de la pobreza. ¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo, que es el actual de las sociedades ricas? Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes?”.
“¿Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar? Más claro: ¿Tiene el mundo hoy los elementos materiales como para hacer posible que siete mil u ocho mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será eso posible? ¿O tendremos que darnos algún día, otro tipo de discusión? Porque hemos creado esta civilización en la que estamos: hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo. Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta globalización, que significa mirar por todo el planeta”.
(…) Tenemos que darnos cuenta que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir". Coincidimos.
Podría decirse que el movimiento ecologista empezó hace siglos, como una respuesta a la industrialización. En el siglo XIX, los poetas románticos ingleses ensalzaron la belleza de la naturaleza; de igual modo, el estadounidense Henry David Thoreau elogió la vuelta a una vida más sencilla, que se guiara por los valores implícitos en la naturaleza.
Y es que los ecologistas desde hace años señalan que la intensidad de los incendios va en aumento debido a la deforestación y al avance de las ciudades sobre los bosques, al tiempo de que hay sequías cada vez más prolongadas y tormentas eléctricas sin lluvia; cabe destacar que incluso los incendios de California comenzaron a solaparse con los de Australia: hemisferios norte y sur con incendios en simultáneo.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el año 2050 habrá nueve mil millones de habitantes en la Tierra. Para que podamos legar a nuestros hijos y nietos un mundo habitable, es necesario combatir la pobreza generalizada y la destrucción del medio ambiente, evitando así que paguemos un precio mayor, con un planeta más pobre e inestable y degradado, ante lo cual el desarrollo sostenible debe ser un punto vital en la agenda de gobiernos y ciudadanos.