En estas fechas, en el espacio de Panóptico Rojo acostumbramos destacar el valor necesario de la solidaridad para contribuir a cambiar la realidad social a nuestro favor. Sin embargo y tal como Zygmunt Bauman, sociólogo de origen polaco, señalaba en el 2004, “la solidaridad se crea mediante una frontera: un interior donde estamos nosotros y un exterior donde están ellos. En el interior el paraíso de la seguridad y la felicidad, en el exterior el caos y la jungla”.
Añadía que “el sentimiento dominante hoy en día es lo que los alemanes llaman ‘Unsicherheit’. Uso el término alemán porque dada su enorme complejidad nos obliga a utilizar tres palabras para traducirlo: incertidumbre, inseguridad y vulnerabilidad. Si bien se podría traducir también como ‘precariedad’. Es el sentimiento de inestabilidad asociado a la desaparición de puntos fijos en los que situar la confianza. Desaparece la confianza en uno mismo, en los otros y en la comunidad”.
En una rueda de prensa efectuada durante el mes de diciembre del año que recién concluyó, el titular de la Comisión Estatal de Seguridad (CES), José Antonio Ortiz Guarneros, expuso diversas cuestiones respecto al Mando Coordinado e hizo referencia también a los jóvenes que aspiran o no a ingresar a los cursos para ser policía; anotó lo siguiente:
"Efectivamente la delincuencia en el estado, principalmente en homicidio doloso, nos ha impactado mucho. La percepción de que no trabajamos se manifiesta precisamente por tanto homicidio doloso que ha habido. Pero también hay que reconocer, y ahí están los números, que el resto de delitos que se cometen aquí han ido a la baja. Nosotros esperamos que poco a poco vayamos recobrando la seguridad en los municipios, principalmente porque estamos preocupados por captar más jóvenes que quieran ser policías. Esto no puede ser de un día para otro. Es cierto, ya pasó un año, pero no pudimos convencer a los jóvenes de que ingresaran a la academia y únicamente vamos a graduar a 112. Pero pensamos que con ayuda de los alcaldes, a los cuales ya se les pidió que ellos recluten jóvenes de su municipio, con la promesa de la CES de que van a regresar a trabajar en su municipio, estamos seguros de que vamos a ir poco a poco incorporando gente preparada, gente con otra mentalidad y al mismo tiempo ir relevando a aquellos policías que estén involucrados en alguna actividad ilícita".
Posteriormente, el 20 de diciembre pasado, la CES informó en un comunicado que Ortiz Guarneros encabezó la graduación "de 110 nuevos policías", quienes se integran al esquema Mando Coordinado Policía Morelos, y "ratificó su compromiso para regresar la paz y tranquilidad que la sociedad requiere, mediante la formación de nuevas generaciones basada en valores y principios".
"Este sólido grupo recibió cursos y capacitaciones con fundamento en principios éticos y vocación de servicio, con los que ejercerán la honrosa encomienda de velar por la integridad física y patrimonial de las familias morelenses", expresó el comisionado, según se apunta en el documento de referencia, en el que también se detalla que "fue un proceso muy minucioso de poco más de nueve meses, donde hubo diferentes filtros y se pusieron a prueba la templanza de quienes hoy culminan su formación inicial".
Además se agrega que, en su intervención, el director de la Academia de Estatal de Estudios Superiores en Seguridad (AEESS), Luis Enrique Barrios Ríos, exhortó a los elementos a dar lo mejor de sí en esta nueva etapa que inicia, y esforzarse por salvaguardar la integridad física y patrimonial de las familias morelenses.
Cabe ahora mencionar lo que el domingo 10 de enero del 2016, con el título "Cuentos cortos", comentábamos sobre el primer anuncio de la captura de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera en Twitter y que -de acuerdo a lo escrito en aquella fecha- había sido retuiteado -hasta el momento en dicho año en que este espacio se escribía- más de 83 mil veces, mientras que en el tuit de la cuenta de red social del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos se leía el siguiente texto, en específico: “Misión cumplida: lo tenemos. Quiero informar a los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido”.
De igual modo, añadimos que el mes de diciembre de 2010, Florencia Pereira Cabrera escribió para el diario argentino “La Nación” un artículo, “La generación que México perdió ante el narcotráfico”, en el que enfatizaba que -ya desde esa fecha- había más de 30 mil menores de edad reclutados por los cárteles.
La periodista también entrevistaba a Juan Martín Pérez García, director en aquel entonces de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), quien afirmaba que "se ha instaurado una narcocultura, en la cual los capos se han convertido en todopoderosos que tienen acceso a mucho dinero. Son referentes cuestionables y denostables, pero al final son referentes atractivos que han ido creciendo a falta de otros”.
Interesante también, en dicho artículo periodístico, lo que manifestó el historiador y criminólogo Martín Barrón: "Los menores no evalúan lo que están haciendo, lo ejecutan por emoción, por adrenalina. Y al empezar desde tan chicos corren con el riesgo de desarrollar una psicopatía, ya que pierden la capacidad de empatía (…) "hay que ser más violento que el otro para poder sobrevivir". Por ende, la solidaridad queda relegada a ser un cero a la izquierda.
El seguimiento -en aquel año 2016- respecto de la captura de “El Chapo” Guzmán en medios de comunicación no se hizo esperar; tampoco los artículos periodísticos, comentarios y análisis al respecto; después de leer un poco de todo, lo que vino a mi mente -en aquel entonces- fue el libro del periodista italiano Roberto Saviano, “Cero cero cero”.
El capítulo cinco de “Cero cero cero”, Saviano lo titula “La crueldad se aprende”. Y de nuevo, cedemos el espacio: “Desde hace años me pregunto de qué sirve ocuparse de muertos y tiroteos. ¿Merece la pena todo esto? ¿Por qué razón? ¿Te llamarán para pedirte asesoramiento? ¿Darás un curso de seis semanas en alguna universidad, mejor si es prestigiosa? ¿Te lanzarás a la batalla contra el mal, creyéndote el bien? ¿Te darán el cetro de héroe durante unos meses? ¿Ganarás si alguien lee tus palabras? ¿Te odiarán quienes, ignorados, las han dicho antes que tú? ¿Te odiarán quienes no han dicho tales palabras, o las han dicho mal? A veces creo que es una obsesión. A veces me convenzo de que en estas historias se mide la verdad. Quizá sea ése el secreto”.
“La palabra te da una fuerza bastante superior a la que tu cuerpo y tu vida pueden contener (…) es la única perspectiva que me ha permitido entender las cosas hasta el fondo. Observar la debilidad humana, la fisiología del poder, la fragilidad de las relaciones, la inconsistencia de los vínculos, la enorme fuerza del dinero y la crueldad. La absoluta impotencia de todas las enseñanzas orientadas a la belleza y a la justicia de las que me he nutrido”.
Y es que no cabe duda de que la realidad es más cruel que cualquier ficción. El tejido social se fractura, la solidaridad se debilita y las puertas simulan cerrarse.
En el texto “Sólo las cruces quedaron: Literatura y narcotráfico”, Ramón Gerónimo Olvera desarrolla un apartado en el que apunta que “por más comercial e influida por el mercado, toda la literatura del narcotráfico tiene un claro mensaje político: los gobiernos han sido incapaces de atender las causas sociales de la violencia (…) Hay una suerte de apocalipsis posmoderno; sin creer en las instituciones se afirma un hedonismo tercermundista, que por viajar en una camioneta del año o vestir unos jeans de marca se entra en el negocio del narcotráfico”.
Indica de igual modo que una pregunta moral que debe formularse respecto a “cualquiera de los capos, tiranos o dictadores que se reeligen a perpetuidad, ya sea bajo la bandera de la revolución o la seguridad democrática, no es tanto por el sentido particular de sus actos, sus extravagancias y la sangre que derraman; la pregunta moral enquistada en el fondo es: ¿Qué sociedades tenemos, que los engendran, permiten y perpetúan?”.
Los párrafos anteriores los comentamos en aquel año, 2016. Y en el año que acaba de terminar, 2019, la era de "El Chapo" también llegó a su final tras ser juzgado y confirmarse para él la condena de cadena perpetua más 30 años, para posteriormente ser trasladado a la prisión de máxima seguridad de Florence, en Colorado, y convertirse en un número en el sistema de registro penitenciario estadounidense: 89914-053, del El Buró Federal de Prisiones (BOP, por sus siglas en inglés).
Tal y como ya lo señalábamos en el mes de octubre de 2015, tan ocupados y preocupados estamos actualmente sobre los temas de “seguridad pública”, que en ocasiones pasamos por alto las cuestiones históricas referentes a los diferentes actores que la involucran: Cicerón -escritor, orador y político romano- expresaba que “no saber lo que ha sucedido antes de nosotros, es como ser incesantemente niños”.
La palabra “policía” viene del latín pŏlītīa, y éste del griego πολιτεία, término que en la lengua griega antigua no tenía el sentido respecto a lo que hoy conocemos como el cuerpo civil encargado de velar para mantener el orden público y la seguridad de los ciudadanos, subordinado a la autoridad política; πολιτεία en griego significaba antaño “derecho de ciudadanía”, relación de los ciudadanos con el Estado, administración y constitución del Estado, etc.
En la Grecia antigua se desarrolló un sistema de control social para sancionar las infracciones cometidas contra las leyes establecidas; en Atenas se elegían, mediante sorteo, diez comisarios de policía, cuyas funciones iban desde vigilar que los tañedores de liras o cítaras no fueran alquilados por más de dos dracmas o que nadie vertiera excrementos a menos de dos kilómetros de las murallas, además de los “Once”, que se encargaban de quienes se encontraban en prisión.
Sobre esta última función, Aristóteles escribe en su “Política”: “la magistratura que es la más necesaria y también la más delicada de todas, está encargada de la ejecución de las condenas judiciales, de la prosecución de los procesos y de la guarda de los presos. Lo que la hace sobre todo penosa es la animadversión que lleva consigo. Y así, cuando no promete gran utilidad, no se encuentra quien la quiera servir o, por lo menos, quien quiera desempeñarla con toda la severidad que exigen las leyes”.
Tal vez por esta razón -expuesta por el polímata griego cerca del año 330 a. C.- es tan complejo el reclutamiento y capacitación de policías que cumplan con la misión de “prevenir y combatir la comisión de delitos, en apego al marco jurídico, con personal comprometido y calificado para salvaguardar la integridad y derechos de las personas e instituciones, que den confianza y certidumbre a la sociedad”, tal como lo especificó en su momento la Comisión Nacional de Seguridad (CNS).
En México, desde hace algunas décadas, hemos sido testigos de la continua creación y desaparición de diversas corporaciones de seguridad, desde cuerpos de policía hasta secretarías a nivel municipal, estatal y federal; la justificación es la misma: ser más eficaces en cuanto a las acciones emprendidas en el país para disminuir los hechos de violencia. Aún recuerdo cuando en los primeros años de creación de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), su fundador Genaro García Luna (detenido el año pasado en Dallas, Texas, y quien permanece bajo custodia hasta su juicio que se efectuará en Nueva York) manifestaba que el saneamiento de las policías comenzaría a notarse y a ser visible en el… 2016.
"Cuando el destino nos alcance": la distopía o antiutopía de una sociedad ficticia, indeseable en sí misma. Bienvenido, 2020.
No debemos olvidar que el interaccionismo simbólico influye los sistemas penales con la idea de que “la realidad se construye socialmente”, y de ello se deriva que el delincuente tiene una personalidad construida por el sistema de justicia penal que lo trata, lo tacha y lo sanciona como delincuente: estigmatización o etiquetamiento.
“El hombre primitivo dibujaba en las paredes la imagen del animal que quería cazar, y de esa manera pensaba que se acababa la amenaza, pero no tenía nada, sólo tenía la imagen; ahora no dibujamos las paredes, ahora dibujamos tipos penales donde ponemos todo aquello que es negativo y peligroso, y creemos que eso modifica la realidad, la neutralización de todos los males”, son las palabras de Raúl Zaffaroni, durante su conferencia dictada en el marco del XIII Congreso Latinoamericano, V Iberoamericano y I del Mercosur de Derecho Penal y Criminología realizado en Brasil, en el año 2001.
Para prevenir o disminuir los delitos no se debe contar únicamente con la estrategia de ampliar la función o la atribución policiaca: las necesidades sociales deben satisfacerse de manera adecuada; la educación y los valores de los ciudadanos, y de los encargados de las instituciones, deben incrementarse y además lograr que los términos “dignificación" y “profesionalización” se apliquen de manera práctica a los cuerpos de policía: el factor humano es primordial.
Carlos Monsiváis, en el año 1992, ya señalaba que “como sea, en la nota roja se escribe, involuntaria y voluntariosamente, una de las grandes novelas mexicanas, de la cual cada quien guarda los recuerdos fragmentarios que esencializan su idea del crimen, la corrupción y la mala suerte”. Coincidimos.
Estimado lector: en Panóptico Rojo le deseamos un bienaventurado año 2020 y un feliz Día de Reyes, para compartir en familia.