En la semana que concluye se llevó a cabo la octava reunión de la Conferencia de las Partes (COP8) del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco, en Suiza, en donde más de mil representantes de alrededor de 180 países discutieron aspectos de relevantes para el control del tabaco, en favor de la salud de la población.
Lo anterior, siendo el máximo órgano de decisión en materia de control de tabaco, en el que representantes de países, no solamente autoridades sino también ONGs, organizaciones intergubernamentales e internacionales de la sociedad civil, discuten temas como el combate al tabaquismo, el daño ambiental, los efectos de los pesticidas y la explotación infantil en el cultivo de hoja de tabaco, entre otros.
Según datos de la OMS, el tabaco mata cada año a más de siete millones de personas, de las que más de seis millones son consumidores del producto y alrededor de 890 mil son no fumadores, expuestos al humo de tabaco ajeno; además, casi el 80 por ciento de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios, siendo el tabaco una de las principales causas de defunción, empobrecimiento y enfermedad.
El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública, ya que los consumidores que mueren prematuramente privan a sus familias de ingresos, aumentan el costo de la atención sanitaria y dificultan el desarrollo económico; de igual modo, en algunos países, los niños de los hogares pobres trabajan con frecuencia en el cultivo de tabaco, para aumentar los ingresos familiares, y son especialmente vulnerables a la enfermedad del tabaco verde, producida por la nicotina que absorbe la piel cuando se manipulan las hojas de tabaco húmedas.
Pese a todas estas cuestiones adversas, sólo uno de cada tres países -que representan un tercio de la población mundial- hace un seguimiento del consumo de tabaco, para lo cual realizan, cada cinco años, encuestas representativas entre jóvenes y adultos de todo el país.
También es necesario destacar que el humo del tabaco contiene más de cuatro mil productos químicos, de los cuales se sabe que al menos 250 son nocivos y más de 50 causan cáncer; tampoco hay un nivel seguro de exposición al humo de tabaco ajeno, que en los adultos causa graves trastornos cardiovasculares y respiratorios, en particular coronariopatías y cáncer de pulmón.
El humo de tabaco ajeno causa alrededor de 890 mil muertes prematuras cada año, además de que casi la mitad de los niños respiran normalmente aire contaminado por humo de tabaco en lugares públicos (en el 2004, los niños representaron el 28 por ciento de las defunciones atribuibles al humo de tabaco ajeno).
Más de mil 300 millones de personas, es decir, el 18 por ciento de la población mundial, están protegidas por leyes nacionales integrales sobre espacios sin humo, pero sólo 24 países, que representan el 15 por ciento de la población mundial, disponen de servicios nacionales integrales para ayudar a los consumidores a dejar de fumar; tampoco hay ningún tipo de asistencia para dejar de fumar en una cuarta parte de los países de bajos ingresos.
Diversos estudios muestran que pocas personas comprenden los riesgos específicos para la salud que significa el consumo de tabaco, aunque la mayoría de los fumadores que conocen los peligros del tabaco desean dejarlo, por lo que la asesoría y la medicación pueden incrementar la probabilidad de que un fumador que desea abandonar el tabaco lo consiga.
Por otro lado, las advertencias textuales y gráficas impactantes (en especial las que incluyen imágenes) permiten reducir el número de niños que empiezan a fumar y aumentar el número de fumadores que dejan el tabaco; así mismo, la prohibición general de todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco permitiría reducir el consumo de tabaco en un siete por ciento, aproximadamente, como media, si bien en algunos países se podría lograr una disminución de hasta el 16 por ciento.
Sólo 29 países, que representan el 12 por ciento de la población mundial, han prohibido completamente todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.
También los impuestos al tabaco son un medio eficaz para reducir el consumo, especialmente entre los jóvenes y los pobres; a pesar de ello, establecer impuestos altos al tabaco es una medida poco frecuente, ya que solamente 33 países, que representan el 10 por ciento de la población mundial, tienen impuestos sobre el tabaco que superan el 75 por ciento del precio al por menor.
Otra cuestión importante es que debe detenerse el comercio ilícito de productos de tabaco, ya que se estima que uno de cada 10 cigarrillos y demás productos de tabaco que se consumen, a nivel mundial, es de origen ilícito: un mercado que cuenta con el respaldo que va desde pequeños vendedores ambulantes hasta redes involucradas en el contrabando, la fabricación ilícita y la falsificación.
Entre las medidas implementadas para combatir estas cuestiones está el Protocolo para la eliminación del comercio ilícito de productos de tabaco del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, política esencial de regulación de la oferta para reducir el consumo de tabaco y sus consecuencias sanitarias y económicas; además, el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, para promover la salud pública, entró en vigor en febrero de 2005 y en la actualidad hay 180 Partes suscritas, que representan más del 90 por ciento de la población mundial.
Y es que en el panorama general del "Informe sobre el control del tabaco en la Región de las Américas, 2018" también se pone de manifiesto que las medidas de control de tabaco están teniendo impacto en la disminución del consumo de tabaco, destacando que el 95.3 por ciento de la población de las Américas está cubierta por al menos una política de control de tabaco en su nivel más alto de aplicación, de acuerdo con los criterios de la OMS; sin embargo, 12 países aún no han implementado ni siquiera una de las medidas a dicho nivel.
Dicho informe resume el avance reportado hasta el 31 de diciembre del 2017, en las seis principales medidas para el control del tabaco a las que da prioridad la herramienta MPOWER (por sus siglas en inglés): vigilar el consumo de tabaco y las políticas de prevención (M), proteger a la población del humo de tabaco (P), ofrecer ayuda para el abandono del tabaco (O), advertir de los peligros del tabaco (W), hacer cumplir las prohibiciones sobre publicidad, promoción y patrocinio del tabaco (E) y aumentar los impuestos al tabaco (R), para proveer una imagen regional que detalla no solamente los avances sino aquellas medidas que requieren impulsarse.
El informe destaca la amenaza expuesta por la interferencia de la industria tabacalera, así como la entrada en el mercado de nuevos productos de tabaco que presentan nuevos retos para la región, y detalla las acciones que se están tomando para hacerles frente: el combate al tabaquismo ya no está centrado únicamente en el cigarro y el hábito convencional de fumar, sino en productos como los cigarrillos electrónicos o Sistemas Electrónicos Administradores de Nicotina (SEAN), que pueden ser con o sin tal químico.
Sobre este tema, la OMS ha señalado que actualmente no hay pruebas que demuestren que dichos productos son menos nocivos que los tradicionales.