De estas 97 vaquitas marinas, menos de 25 podrían ser hembras sexualmente maduras; si la captura incidental en redes de pesca no se elimina inmediatamente, esta especie se extinguiría posiblemente en el año 2018.
Una alarma ecológica al más alto nivel, ya que desde su descubrimiento -en 1956- la tendencia poblacional de la vaquita ha sido siempre a la baja: a inicios de la década de los noventa se contabilizaban cerca de mil ejemplares; en 1997, 567; en 2008, 250; en 2014, existen menos de 100.
Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la vaquita es el único miembro de la familia Phocenidae (marsopas verdaderas) que habita en aguas de México, y su nombre científico es Phocoena sinus: Phocoena, que quiere decir “marsopa” del latín, y sinus que significa “cavidad”, que se refiere al Golfo de California: es decir, “la marsopa del Golfo de California”.
La vaquita es el único mamífero marino endémico a México y probablemente a todo el Pacífico noroccidental; vive exclusivamente en el extremo norte del Alto Golfo de California. Los expertos en biología evolutiva piensan que es una especie
“relicto”, aislada geográficamente del área de distribución de la especie parental, la marsopa de Burmeister o marsopa espinosa, Phocoena spinipinnis.
Algunos autores sugieren que la especie tal y como se conoce hoy en día, probablemente se originó gracias a un proceso evolutivo conocido como “especiación alopátrica” cuando uno o varios grupos de marsopas espinosas, o una especie parecida, quedaron aislados en el Golfo de California durante las oscilaciones climáticas que produjeron los períodos glaciales e interglaciares del Pleistoceno.
Las marsopas se distinguen de los delfines por sus dientes en forma de espátula; externamente son diferentes de los delfines por ser más pequeñas y tener la cabeza y el hocico redondeado y corto, además de poseer una aleta dorsal de forma triangular.
La vaquita es uno de los cetáceos menos conocidos del mundo y recibe otros nombres como “Cochito” o “Marsopa del Golfo de California”; es la más pequeña de las marsopas y de todos los cetáceos. Tiene una gran mancha oscura alrededor de los ojos y unos parches oscuros en los labios que forman una línea delgada desde la boca hasta las aletas pectorales.
La vaquita puede empezar a reproducirse alrededor de los 6 años y la hembra tiene sólo una cría durante la primavera, cada dos años o más, siendo el período de gestación de aproximadamente diez a once meses; se cree que viven hasta unos 22 años y el espécimen más viejo encontrado ha sido una hembra con una edad estimada de 21 años.
Con estas cuentas, una hembra solamente podría tener entre 5 y 7 crías en toda su vida reproductiva, por lo que es uno de los factores que se deben tomar en cuenta para proponer las acciones de conservación.
Los pescadores al ser cuestionados sobre su existencia intentaban considerarla como “un animal mitológico” ante el público, aprovechando que no se veían vaquitas vivas: sólo aparecían asfixiadas en las redes rastreras, de malle (o agalleras). "El nerviosismo es tal que los pescadores, al encontrarla muerta, la destazan y la arrojan para no ser penalizados por la autoridad”, explicó en su momento un integrante de cierto consorcio turístico involucrado en el desarrollo sustentable en la zona.
Además de la preocupación ecológica por la desaparición de la vaquita marina, desde hace años se suma un problema social muy complejo en la zona, ya que a los más de 20 mil pescadores del Alto Golfo de California, en comunidades como San Felipe, Santa Clara y Puerto Peñasco, no les quedaría otra opción que “reconvertirse” tecnológicamente para no dañar las áreas protegidas, o cambiar de oficio y dedicarse al ecoturismo o pequeños negocios.
Otro de los peligros que amenaza a la vaquita marina es la pesca ilegal que se incrementó en años recientes, al resurgir la captura de otra especie en peligro de extinción: el pez Totoaba, del que se aprovecha su buche ya que es considerado como un manjar en países como China, además de ser apreciado por su “valor medicinal”.
En el año 2012, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) colocó a la vaquita marina en su lista de 10 especies en peligro de extinción, junto al tigre, el rinoceronte de Java, el gorila de la montaña y el elefante asiático; se trata del mamífero marino más amenazado en el mundo.
En el año 2013 se dio a conocer en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la norma NOM-002-PESC-1993, que establece estándares en la captura de camarón y los métodos de pesca permitidos a lo largo del litoral mexicano. Específicamente en el hogar de la vaquita marina, se sugiere el cambio de los actuales “chinchorros de línea” por una red selectiva desarrollada por el Instituto Nacional de Pesca.
De acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), el llamado “polígono de protección de la vaquita marina”, fue decretado en septiembre de 2005 y es custodiado por 18 inspectores federales, a bordo de dos lanchas rápidas y un barco nodriza, anclado en puntos estratégicos para la vigilancia con radares, ecosondas y geoposicionadores (GPS).
Sin embargo, en este año, el pasado 5 de diciembre, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) dio a conocer que 90 pequeñas embarcaciones (pangas) fueron fotografiadas utilizando métodos de pesca prohibidos en el Área de Refugio para la Protección de la vaquita marina; dicha zona está delimitada con 24 boyas de color amarillo, en una superficie de mil 263 kilómetros cuadrados, frente a las costas de Baja California y Sonora.
Silvia Díaz, coordinadora de la campaña de Océanos de Greenpeace México, destaca que “no han funcionado las medidas que se han tomado” en nuestro país para proteger a la vaquita marina. La organización ecologista lanzó una campaña que invita a firmar una petición electrónica (con una meta de 300 mil firmas) que se enviará a la Presidencia de la República, para que se sigan las seis recomendaciones y acciones propuestas por el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (Cirva).
En un comunicado emitido por el Cirva en fecha pasada, las organizaciones que lo conforman advierten que “el mundo entero voltea a México para ver qué hará el Gobierno mexicano para evitar la extinción anunciada de la vaquita marina”; debemos demostrar que somos capaces de evitar la extinción de esta hermosa especie.
Página de la petición: http://grpcemx.org/salvemos-vaquitamarina