El tema de este año se centra en los actos tendientes a empoderar a los niños, sus familias y comunidades a fin de eliminar la pobreza, en el marco de la celebración del treinta aniversario de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.
Y es que según destaca el organismo internacional, los niños tienen más del doble de probabilidades que los adultos de vivir en la pobreza extrema; la pobreza condena a muchos niños a una situación de desventaja de por vida y perpetúa una transferencia intergeneracional de privaciones.
Hay que resaltar el hecho de que la niñez de hoy vivirá con las consecuencias del cambio climático, si no se fijan y se cumplen metas para revertir los efectos negativos, desde ahora.
El antecedente del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza tuvo lugar un 17 de octubre de 1987, cuando más de cien mil personas se congregaron en Trocadero, París -sitio en donde en 1948 se firmó la Declaración Universal de Derechos Humanos-, para rendir un homenaje a las víctimas de la pobreza extrema, la violencia y el hambre; ese día se proclamó que la pobreza es una violación de los derechos humanos, tras el llamado del padre Joseph Wresinski.
La pobreza es en sí misma un problema de derechos humanos urgente y es a la vez causa y consecuencia de que éstos se violen, pues se caracteriza por vulneraciones múltiples de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, además de que las personas que viven en ella se ven expuestas regularmente a la denegación de su dignidad e igualdad.
Señalaba Nelson Mandela que “erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia"; reducir la pobreza y erradicarla es una obligación de todas las sociedades.
Cabe agregar que en el 2015, la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza fue el primero que se conmemoró después de que se aprobó formalmente la nueva agenda para el desarrollo de la Asamblea General: “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, la cual contiene 17 objetivos, de los cuales el número uno, el primero de todos, es poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
La pobreza no tiene que ver únicamente con la falta de ingresos y de recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles; entre sus manifestaciones también se incluyen el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a la educación, la falta de servicios básicos, la discriminación social y la falta de participación en la adopción de decisiones.
Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en todo el mundo, 800 millones de personas aún viven con menos de 1.25 dólares al día y muchos carecen de acceso a alimentos, agua potable y saneamiento adecuados; alrededor de mil 300 millones de personas viven en situación de pobreza multidimensional: de ellas, la mitad son menores de 18 años y una tercera parte menores de 10, según los datos ofrecidos por el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) de 2019, publicado conjuntamente por el PNUD y la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (OPHI, por sus siglas en inglés).
Se pretende que para el 2030 se reduzca al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños, de todas las edades, que viven en la pobreza en todas sus dimensiones; que se otorguen medidas apropiadas de protección social para todos; que se garantice que todos los hombres y mujeres, en particular los pobres y los vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos y acceso a los servicios básicos y a la propiedad, a las nuevas tecnologías e incluso a los servicios financieros.
También se busca reducir la exposición y vulnerabilidad de los pobres y de las personas que se encuentran en situaciones vulnerables a los fenómenos extremos relacionados con el clima y otras crisis y desastres económicos, sociales y ambientales.
En la semana que concluye, en Morelos el secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), José Nabor Cruz Marcelo, presentó ante el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, los resultados de la medición multidimensional de la pobreza 2008-2018, con el objetivo de que el "gobierno de Morelos cuente con información para identificar las áreas prioritarias en las cuales pueden concentrar la política pública y la política social local”, según afirmó el funcionario federal.
Cabe mencionar que con anterioridad y con base en datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Coneval dio a conocer la información de 10 años de medición multidimensional de la pobreza, para completar la serie 2008-2018, respecto de lo cual se precisó que para "asegurar la continuidad de la medición de pobreza multidimensional, los criterios metodológicos han permanecido inalterados por 10 años, de acuerdo con los 'Lineamientos y criterios generales para la definición, identificación y medición de la pobreza'".
En dicho informe se menciona en las conclusiones que el número de personas en situación de pobreza incrementó de 49.5 a 52.4 millones de personas entre 2008 y 2018, mientras que el porcentaje de la población total en situación de pobreza pasó de 44.4 por ciento a 41.9 por ciento entre 2008 y 2018, lo que representa una disminución anual media de 0.24 puntos porcentuales.
Sobre los datos expuestos, el Coneval apunta que el ingreso de las familias y la seguridad social de sus integrantes son dos retos importantes de las políticas públicas encaminadas a disminuir la pobreza, al tiempo de que anota la importancia de propiciar un incremento del ingreso laboral y controlar la inflación, en particular, el precio de los alimentos; subraya igualmente que persiste una gran heterogeneidad territorial de la pobreza y el bienestar.
De igual modo, se indica que en mil 185 de los municipios aumentó el número de personas en situación de pobreza, entre 2010 y 2015, y que la pobreza es más prevalente entre la población indígena, los adultos mayores, la población con discapacidad y en los niños, niñas y adolescentes.
Durante un evento llevado a cabo en Ginebra, en el año 2009 y en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el tema central de la lucha contra las “enfermedades olvidadas”, se proyectó un video sobre la leishmaniasis en Perú, producido por la OMS y que mostraba la absoluta relación entre enfermedad y miseria.
Al respecto, el filósofo español Fernando Savater señaló en aquella ocasión que la enfermedad más grave, la que más muertes causa, es la miseria entendida como “la falta de acceso a los demás y a la ayuda que colectivamente se puede prestar”; respecto al video, en el que se destacaba la “dignidad” con la que los enfermos soportaban la leishmaniasis, Savater apuntó: “Nosotros, el resto, somos los que deberíamos estar preocupados por nuestra dignidad”. Coincidimos.