Este domingo no podemos dejar de mencionar que el 4 de enero pasado se conmemoró el Día del Periodista en México; dicha fecha fue tomada en conmemoración de la muerte del literato y periodista Manuel Caballero, nacido en 1849 y considerado el iniciador del periodismo en nuestro país.
Los escritos periodísticos de Caballero generaron polémicas, además de que sus trabajos en investigación fueron ejemplo para el periodismo moderno: hoy se recuerda a Manuel Caballero como el primer reportero mexicano.
En "Panóptico Rojo" hemos comentado en diversas ocasiones temas sobre cuestiones periodísticas. Una de las primeras menciones fue en el año 2015, durante la presentación, en el mes de marzo, del informe “Estado de Censura” por parte de la organización Article 19, cuando la periodista Carmen Aristegui dirigió un mensaje apuntando que se libra una batalla que podría ser ‘una piedra a la luna’.
"Pero hay que darla; la batalla por la libertad de expresión, las luchas por la libertad de decir, por el derecho a escuchar, por el derecho a estar informados, son batallas que se tienen que dar colectivamente, son batallas que se tienen que dar desde la sociedad y desde los propios periodistas (…) Si no damos las batallas correctas con la firmeza, con la claridad, con la inteligencia y con la imaginación necesarias, vamos a perder”, manifestó Aristegui en aquella ocasión de la presentación del informe de Article 19.
Article 19 toma su nombre precisamente del artículo décimo noveno de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, considerada ésta como fundamento de las normas internacionales sobre derechos humanos y que sobre el particular señala lo siguiente: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Darío Ramírez -aún director de la Oficina para México y Centroamérica de Article 19 en el año 2015- hizo la presentación editorial del documento “Estado de Censura”, destacando que el miedo de la prensa crece día con día, pero que “el silencio o dirigir la mirada hacia otro lado no son opciones”, porque “la abollada transición democrática que arrancó en 2000 necesita de una prensa vigorosa, fuerte, oportuna e independiente”. Las cosas no han cambiado en nuestro presente, por cierto.
Y es que aunque algunos señalen que es inútil ‘tirar piedras a la luna’, se puede saber ‘quién tira más lejos’; para lograrlo, cada periodista debería apoyarse en los valores éticos que permitan obtener una prensa “vigorosa, fuerte, oportuna e independiente”.
Hoy podríamos también hacer referencia a una publicación del 2012 en la que la Red Internacional de Enlace y Apoyo Ciudadano, echaba de menos a Eduardo Téllez Vargas, mejor conocido como “El Güero Téllez”: “reportero literato investigador, ‘como los de antes’, cuando la realidad jugaba vencidas con la imaginación y salía triunfante, y el horror de las verdades humanas más abyectas resultaba sublimado y embellecido por el arte, por la maestría de notas y fotografías que han quedado, indudablemente, para la posteridad. A veces la literatura, el periodismo y la fotografía reflejan la paradójica belleza del horror”.
Cabría anotar una frase del tercer presidente de los Estados Unidos de América, Thomas Jefferson, mencionada en 1787 y que se ha consolidado porque captura con sencillez la relación entre poder y prensa que debería regir en un sistema democrático: “En virtud de que la opinión del pueblo es la base de nuestro gobierno, nuestro primer objetivo debe ser comprenderla correctamente; y si yo tuviera que decidir entre la posibilidad de tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, preferiría esto último sin dudar un momento”.
En contraposición, es necesario añadir que Jefferson también señaló, en una reflexión sobre los periódicos dirigida a John Norwell, en 1807, que “hoy en día no puede creerse nada de lo que publican los periódicos. La verdad misma se hace sospechosa cuando aparece en ese vehículo contaminado. Sólo quienes están en situación de confrontar los hechos que conocen con las mentiras del día pueden saber hasta dónde llega ese estado de desinformación”.
Citemos una vez más, a Jefferson: “Donde es libre la prensa, y donde saben leer todos los hombres, todo está a salvo”. Coincidimos.