Este sábado se conmemoró el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, en recuerdo de la fecha -en el año 2003- en la que un brutal atentado terrorista contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad mató a 22 personas, entre ellas al enviado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Sergio Vieira de Mello.
En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria se rinde homenaje a todos aquellos que perdieron la vida al prestar servicios humanitarios, y a quienes continúan prestando asistencia y socorro a millones de personas. Es necesario destacar que en dicha fecha también se busca llamar la atención hacia las necesidades humanitarias en todos los países.
La asistencia humanitaria se basa en un conjunto de principios fundamentales: la humanidad, la imparcialidad, la neutralidad y la independencia, entre otros. Es por ello que se debería respetar a los trabajadores de asistencia humanitaria, permitiéndoles llegar a quienes la requieren.
El personal de ayuda humanitaria puede ser internacional, pero la mayor parte son oriundos de los países en los que trabajan; todos representan a las diversas culturas, ideologías y orígenes en el mundo, pero unidos por su compromiso con los principios humanitarios.
En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, la ONU hizo un llamado para unirse en solidaridad con los millones de personas afectadas por los conflictos armados; civiles en zonas urbanas que luchan día a día por conseguir alimento, agua y un refugio seguro, mientras que los ataques aéreos obligan a más personas a abandonar sus hogares, sometiéndolas a mayor vulnerabilidad, prejuicios y abuso.
Las solicitudes específicas por parte del organismo humanitario, a los líderes en diferentes países, son las siguientes:
"1. Proteger a los civiles en las ciudades y pueblos, así como en sus hogares, y proteger los servicios esenciales en los que ellos confían.
- Que se comprometan a proteger a los niños, poniendo fin a su reclutamiento y al uso de niños en combate, y preserven el acceso de los niños a la educación, de acuerdo con la Declaración sobre Escuelas Seguras.
- Prevenir todas las formas de violencia sexual en los conflictos, garantizar que los perpetradores rindan cuentas por sus crímenes y ofrecer a los supervivientes las oportunidades y el apoyo para su recuperación y reintegración a la sociedad.
- Respetar el derecho de las personas que han sido forzadas a abandonar sus hogares y pedir asilo en otro país; apoyar el esfuerzo del Secretario General de reducir a la mitad el desplazamiento interno para el año 2030.
- Garantizar que los trabajadores humanitarios tengan acceso seguro y sin obstáculos para distribuir ayuda humanitaria a todo el que la necesite.
- Permitir que el personal médico trate y cuide a los heridos y enfermos sin importar quiénes son, y poner fin a los ataques contra el personal médico, ambulancias y hospitales."
De igual modo y al apoyar a personal humanitario comprometido en todo el mundo, se pide a los líderes mundiales que ejerzan toda la influencia diplomática, política y económica que puedan para garantizar que todas las partes involucradas en los conflictos respeten y protejan a los civiles.
Cabe anotar que muchas de las solicitudes ya han sido exigidas “explícitamente a través del derecho internacional humanitario, establecido hace muchos años”, pero sus reglas son violadas por las partes en conflicto.
Tal como ha anotado la ONU, “responder a las emergencias es sólo un aspecto del trabajo humanitario; los trabajadores humanitarios también brindan apoyo a las comunidades para reconstruir sus vidas después del desastre, para mejorar su capacidad de recuperación ante futuras crisis, para abogar por que sus voces sean escuchadas y para construir una paz sostenible y duradera en zonas de conflicto”.
En su mensaje, el secretario general de la ONU, António Guterres, y varias agencias de la Organización, llamaron a proteger a los civiles que se encuentran en medio de los conflictos y a los trabajadores humanitarios y sanitarios que les prestan asistencia: “Los civiles, incluidos los trabajadores humanitarios y sanitarios, no son un blanco (…) Al sufrimiento y la injusticia se suma el hecho de que los valientes trabajadores humanitarios y sanitarios que se dirigen a prestar ayuda a menudo son también víctimas de ataques deplorables que limitan su capacidad de salvar vidas".
Como dato, en el informe de la ONU de 2016 se documentaron ataques contra más de cuatro mil trabajadores humanitarios en ese periodo: 159 grandes ataques contra operaciones de ayuda, que afectaron a 268 trabajadores humanitarios en 21 países.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que resaltó los peligros que corren los trabajadores sanitarios y como éstos en muchas ocasiones les impiden ayudar a los enfermos y heridos.
Mediante diferentes labores, todos podemos ser humanitarios. No pensemos únicamente en las guerras o conflictos armados para decidirnos a cambiar nuestro entorno. Lo importante es actuar y no ser un mero observador. Ya lo apuntaba Thoreau: “Cuán vano es sentarse a escribir cuando aún no te has levantado para vivir”. Coincidimos.