Esta semana que concluye, múltiples temas ocuparon nuestra charla, desde la agresión armada en el club nocturno “Blue Parrot” en Playa del Carmen, pasando por el ataque a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado con sede Cancún, también en el estado de Quintana Roo, hasta lo ocurrido en un colegio ubicado al sur de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde un estudiante disparó este miércoles contra una maestra y sus compañeros de clase, de entre 14 y 15 años, para luego dispararse él mismo.
Sin olvidar, por supuesto, el asunto de la extradición de Joaquín "El Chapo" Guzmán a Estado Unidos, después de que el Juzgado Décimo Tercero de Distrito de Amparo en Materia Penal en la Ciudad de México notificó a la Procuraduría General del República (PGR) que los recursos jurídicos interpuestos por la defensa del líder del cártel de Sinaloa para evitar dicha extradición habían sido rechazados.
Sobre este punto recordamos que, en noviembre del 2015 y luego de su fuga de la cárcel de máxima seguridad en Almoloya de Juárez, se hizo mención en medios argentinos que “El Chapo” podría haber estar escondido cerca de Bariloche, atravesando la zona limítrofe entre Argentina y Chile.
Otro tema de conversación fue la toma de posesión de Donald John Trump como el presidente número 45 de la historia de Estados Unidos, además de la denominada “Marcha de las mujeres”, realizada este sábado en Washington D. C., en el primer día de mandato del sucesor de Barack Obama.
Y es que, como múltiples analistas en medios de comunicación han señalado, el primer discurso del mandatario del país más poderoso del mundo estuvo lleno de frases fáciles e incluso vacías, leídas entre líneas como antónimas a la pluralidad y a los derechos de las minorías. Se ha destacado este fin de semana que la marcha de Washington es una muestra de la división de la sociedad estadounidense, pero también del nacimiento de un contrapoder y de la resistencia civil.
Comentábamos también una entrevista realizada por el director del diario El País, Antonio Caño, y el corresponsal Pablo Ordaz, al Papa Francisco -“en una sencilla habitación de la Casa de Santa Marta donde vive”- en Ciudad del Vaticano. Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, Argentina, un 17 de diciembre de 1936, es el Papa 266 de la Iglesia católica, conocido por su sencillez y su compromiso de diálogo con personas de diferentes orígenes y credos.
Dicha entrevista dio pie a que me compartiera anécdotas sobre el tiempo en el que el actual Papa era el cardenal de Buenos Aires. “En la peregrinación a Luján que se hace todos los años, él era quien daba la misa de los peregrinos cuando llegábamos. Y a veces le gustaba llegar para acompañar a los curas en el paso de los puentes, que es un tramo muy difícil para el peregrino, que ya va con sus pocas fuerzas, para bendecir él mismo e infundir ánimos; en verdad... puede parecer que te cuento una simpleza sin importancia, pero no tienes idea de lo emocionante que eso resultaba y la fuerza que daba para seguir el último tramo. Y él lo sabía, por eso iba”.
Recuerda también que el Papa Francisco “era un hombre bastante simple en realidad, y lo que veo es que no ha cambiado su modo de ver o pensar, cosa que a veces pasa cuando se llega así tan alto. Siempre fue simple... sigue amando el mate y eso no es poca cosa. El mate para los argentinos es mucho más que yuyo y agua caliente. Es un símbolo. El símbolo del compartir; cualquiera de nosotros puede decirte eso”.
“No sé si sea general, pero en nuestra iglesia el cura siempre iba con el mate para todos lados e incluso en todas las reuniones de jóvenes no faltaba. Siempre pensé que era una cuestión de gusto, qué sé yo. Pero en una de las reuniones nos dijo justamente eso, que le gustaba vernos tomar mate a todos juntos, no por el gusto de la infusión, sino porque compartíamos la bebida".
En la entrevista de El País a la cual hago referencia, una de las preguntas de los periodistas fue respecto a las mayores preocupaciones del Papa con respecto a la situación mundial. La respuesta fue: “Es la guerra. Estamos en la Tercera Guerra Mundial en pedacitos. Y últimamente ya se está hablando de posible guerra nuclear como si fuera un juego de baraja: se juega a las cartas… Y eso es lo que más me preocupa”.
A lo anterior, el máximo jerarca de la Iglesia católica agregó que tiene “un poco de miedo cuando los medios de comunicación no pueden expresarse con la ética que les es propia", además de que hay modos de comunicarse "que no ayudan, que desayudan a la unidad. Pongo un ejemplo sencillo. Una familia que está cenando y no hablan, o miran la televisión o los chicos están con su teléfono mandando mensajes a otros que están fuera”.
Sobre dicho tema, aseveró que cuando la comunicación pierde lo humano, es peligrosa: “Que se comunique en familia, y se comunique la gente, y también de la otra manera, es muy importante”; subrayó también que el mundo virtual de comunicación es riquísimo, pero “lo concreto es innegociable en todo”.
Finalmente y respecto a Latinoamérica, apuntó que el problema es que sufre los efectos “de un sistema económico en cuyo centro está el dios dinero, y entonces se cae en las políticas de exclusión (…) Porque los sistemas liberales no dan posibilidades de trabajo y favorecen delincuencias”.
“Y están los que se prestan a eso. En nuestra patria tenemos una palabra para calificarlos: los cipayos. Es una palabra clásica, literaria, que está en nuestro poema nacional. El cipayo es aquel que vende la patria a la potencia extranjera que le pueda dar más beneficio (…) Latinoamérica tiene que rearmarse con formaciones de políticos que realmente den a Latinoamérica la fuerza de los pueblos”.
La charla con la compañera argentina finaliza con una última reflexión respecto a compartir el mate: “Hay mucha gente que le dices ‘mate’ y te pone cara de asco, por lo que significa beber de una bombilla con otras personas. No sé; no creo que esté mal, qué sé yo... ¡No voy a juzgarte por no beber mate! Pero yo no había caído en cuenta que es básicamente la cultura nuestra así, compartir. Creo que es la frase más común: ‘Venite a casa, tomamos mate y me contás de tu vida’”.
La consideración es hoy, personal. Si la solidaridad es el valor que México halló entre los escombros del sismo de 1985, ¿tendremos en la actualidad un símbolo de solidaridad, el ánimo de compartir, que nos identifique? Devastador sería comprobar que lo hemos perdido.