En estos días de agosto apreciamos el efecto tan positivo de la lluvia en nuestras vidas. Estamos a la mitad de la temporada de lluvias de este año y todo el ecosistema está agradeciendo el alimento básico que nos brinda el agua pluvial.
No nos es posible ver con nuestros propios ojos cómo crecen los árboles y las plantas pero es un hecho que están creciendo como locos, disfrutando y absorbiendo la lluvia con su poder de dar vida. No sólo las plantas, sino también las ranas, los pájaros, las mariposas, los grillos, las luciérnagas y un sinfín de especies que muestran su gratitud hacia el universo cantando, volando y dando luz. Es un momento extraordinario de vida en acción: visible, tocable, perceptible, pública. Tendríamos que ser muy necios de no percibirlo ni apreciarlo, porque nosotros los seres humanos formamos parte integral de ese ecosistema.
¿Quién no se siente mejor al ver y sentir el sol después de la lluvia? ¿Quién no disfruta tomar una ducha en las mañanas? ¿A quién no le gusta saciar su sed con agua? Somos como la flora: recibimos alimentos y nutrientes y crecemos, exactamente como los árboles y las plantas. Si no hay lluvia, no hay agua, ni hay alimentos y el resultado es la muerte. Por eso valorar este momento del año es tan crucial y por eso nuestro consumo de agua tiene que ser moderado, para no desperdiciarla. De todos los animales, sólo nosotros los humanos la desperdiciamos. ¿Acaso son los animales más inteligentes que nosotros? Pues sí, creo que sí... Por su propia intuición e inteligencia sólo utilizan el agua que necesitan, ni una gota más. ¿Por qué no podemos los humanos hacer lo mismo?
Toda la lluvia que hemos recibido hasta ahora ha resultado en una muy buena noticia para las presas de Morelos, las cuales se encuentran en buenos niveles, según lo reportan los medios de comunicación. Éstas garantizarán el agua para la temporada de sequía y habrá suficiente líquido vital para la agricultura. Y vendrá más agua, como nos informa la Conagua (www.gob.mx/conagua), ya que se esperan esta semana “lluvias con intervalos de chubascos” en muchos estados del país, incluyendo Morelos, debido a las ondas tropicales números 27 y 28, además de un “canal de baja presión que se mantendrá en el interior del territorio nacional”.
Al mismo tiempo, la Conagua nos informó el pasado 12 de julio que “la lluvia registrada en la parte sur de Cuernavaca en los últimos siete días (…) representó un tercio de la lluvia acumulada en lo que va del año en esa zona. El acumulado de las precipitaciones de los últimos 15 días nos representó casi el 50% de la lluvia de este año”. Con la abundante lluvia de agosto recibida al día de hoy, seguramente contaremos con buenas reservas de agua para sobrellevar la temporada de sequía, lo cual es una noticia alentadora.
A mí me encanta este periodo de lluvias por la exuberancia de la vegetación que me rodea. Todo es verde y vibrante, está lleno de vida y de colores brillantes. Estoy agradecida con el universo que haya la suficiente agua pluvial para este año y seguramente habrá mucha más antes que termine la temporada. No sabemos todavía cuántas ondas tropicales y huracanes nos esperan, pero no hay que olvidar que la temporada termina hasta noviembre.
Sin duda alguna nuestro planeta Tierra es extraordinario y en este momento las precipitaciones son una bendición que hay que apreciar. Nosotros tenemos suerte. Recordemos que en muchas zonas alrededor del mundo ya no llueve. El cambio climático es real e impredecible. Demos gracias por la lluvia que nos llega, todavía.