A mí me encantan los elefantes. Son animales enormes, majestuosos, impresionantes, inteligentes, que parecen pertenecer a tiempos prehistóricos. Se dice que tienen memorias prodigiosas, que no se les olvida nada. Entonces seguramente estarán conscientes del peligro que representa el ser humano y de sus malas intenciones al cazarlos y matarlos por sus colmillos. Nosotros nunca debemos olvidar esto y hacer lo que podamos para protegerlos, a como dé lugar. Los elefantes, hoy en día, están en peligro de extinción.
El 12 de agosto fue el Día Mundial del Elefante, tal vez te diste cuenta. ¿Sabías que son animales que tienen un alto sentido de la familia? Viven en grupos o familias extendidas y uno de sus objetivos es proteger a los bebés elefantes y enseñarles a sobrevivir. El elefante toro manda, guía y protege a la familia, que siempre está en movimiento, en busca de alimentos y siempre cautelosos de otros animales que les podrían hacer daño o matar. Entre ellos están los cazadores furtivos que evitan a las autoridades y buscan a los elefantes adultos que son los más atractivos por sus colmillos grandes, los cuales representan mucho dinero en el mercado negro. El marfil es todavía muy buscado en muchos países del mundo por una variedad de razones.
Se sabe que cada 15 minutos un elefante es abatido en alguna parte del mundo… Los cazadores ilegales los matan, les cortan los colmillos y los dejan mutilados en donde cayeron. La matanza está ligada no sólo a los cazadores furtivos sino también al crimen organizado y a las redes de terroristas que buscan fuentes de dinero.
Cuando matan a los elefantes adultos, los bebés quedan huérfanos y su futuro se vuelve incierto y limitado. Hay gente dedicada a rescatarlos; los cuidan para ayudarles a llegar a vivir una vida digna de adulto. Pero los elefantes lloran. Sin su mamá y su familia muchos de los huérfanos mueren de tristeza y no hay nada que hacer para salvarlos. Es desesperante y desgarrador verlos así, literalmente muriéndose de un corazón roto.
Mucha gente nunca ha visto un elefante. No los tenemos en México. Son animales que se encuentran en África y Asia, lejos de aquí. Tal vez en un circo alguna vez, sí, pero ya están prohibidos los animales vivos en los circos; entonces uno tendrá que ir a un parque tipo safari o al zoológico para admirar uno de estos magníficos animales.
Son seres inteligentes que se prestan sin duda alguna para ser entrenados, para trabajar, para viajar, para entretener, para transportar. Como sea, la tarea la aprenden bien, pero en la mayoría de los casos el entrenamiento implica un grado de crueldad que tampoco es aceptable. El elefante tiene el derecho, como tú y como yo, de vivir en donde nace, en total libertad, contribuyendo al ecosistema y a la vida de este planeta que todos habitamos.
Es alentador observar que ahora sí hay esfuerzos por proteger al elefante en su hábitat natural. Personas valientes los resguardan, aunque saben que un cazador furtivo los puede atacar en cualquier momento. Un grupo de gobiernos africanos está siendo más propositivo para cuidarlos y poner un fin a la matanza tan cruel, a través de la Elephant Protection Iniciative (la iniciativa para proteger a los elefantes). Stop Ivory (alto al marfil) es otro esfuerzo dedicado a lo mismo (http://www.tusk.org/), en apoyo a la iniciativa y promoviendo una estrategia y un plan de acción unificados.
¿Qué podemos hacer nosotros? Nos toca donar lo que podamos a estos grupos tan trascendentes que se dedican a trabajar por el bien del elefante. Sin ellos, este animal desaparecerá de nuestras vidas y sólo será visible en las páginas de los libros.