Si algo definió a Sergei Eisenstein, afirma el cineasta Peter Greenaway, fue su capacidad de ser absolutamente moderno, adelantándose a sus contemporáneos con la entonces descabellada idea de que una película podía estar a la par de una obra literaria o pictórica.
"Si Eisenstein viviera, no dudo que estaría aprovechando la tecnología y haciendo un proyecto futurista al estilo de Avatar, porque ante todo era un eterno experimentador y hacedor de revoluciones artísticas", afirmó el cineasta en el Palacio de Bellas Artes, donde presentó, ante la comunidad cultural, su más reciente filme “Eisenstein en Guanajuato”.
En un recorrido previo a la función por uno de los apartados de la exposición “Vanguardia rusa. El vértigo del futuro”, el cineasta inglés apreció los dibujos eróticos realizados por Eisenstein durante su visita a México en la década de los treinta.
Greenaway recordó que Eisenstein comenzó a dibujar por placer y tuvo una faceta de caricaturista, la cual incluso puso a prueba en algunos periódicos rusos, pero afortunadamente, dijo, para los cinéfilos del mundo su interés por las películas se hizo cada vez mayor.
“Creo que estos dibujos son extraordinarios, porque nos muestran esa personalidad provocadora de Eisenstein; son bocetos que incluso le causaron problemas en la aduana, no tanto por su carácter pornográfico, sino porque mezclaban elementos donde lo sexual se fusionaba con el anticatolicismo”.
Estos dibujos, recordó, fueron parte de los detonadores que lo animaron a realizar la cinta “Eisenstein en Guanajuato”, a la que definió como una viñeta libre y sin censura que busca describir el choque cultural que significó la estadía del cineasta ruso en México y cómo la intención de hacer los preparativos para filmar “¡Qué viva México!” se convierten incluso en algo secundario ante todos los elementos simbólicos que vivió en estas tierras.
La estancia de Eisenstein en México fue un choque cultural que apenas comenzamos a comprender, agregó Peter Greenaway.
El director de cintas como “El bebé de Macon” y “El libro de cabecera”, aseguró estar convencido que Eisenstein utilizaba el dibujo pensando también en el cine. Si bien cada uno de sus trazos tenía una clara influencia freudiana para desentrañar el subconsciente, servían como una suerte de esquema o diagrama que buscaba contener toda la plasticidad de una escena fílmica.
“Yo he realizado algo semejante, incluso en los años noventa presenté en México, en el Museo Tamayo, una exposición donde las páginas de muchos de mis guiones mostraban dibujos y estaban pintadas con diversos colores. Por ello entiendo a Eisenstein, porque en ocasiones el dibujo es el primer paso para delinear una escena en movimiento, pero no sólo su estética, sino su mensaje, matices, diálogos y espíritu”, dijo.
Después del recorrido por la exposición, el cineasta presentó la película acompañado por parte del elenco, entre quienes figuran el actor Elmer Bäck, quien personifica a Eisenstein, así como los mexicanos Luis Alberti, Maya Zapata y Lisa Owen.
Con una composición caleidoscópica, “Eisenstein en Guanajuato”, cinta realizada con el apoyo de la Secretaría de Cultura, a través del Imcine y de Eficine 226, combina imágenes de archivo, animaciones, secuencias de la filmografía de Eisenstein, así como bellas escenas en lugares emblemáticos de Guanajuato, como el Teatro Juárez, donde incluso se recrea la habitación del cineasta en el salón de tragaluces del primer piso.
Parado en el escenario más importante de México, Peter Greenaway definió a la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes como un espacio orgásmico, donde hace más de 15 años presentó la ópera “100 objetos para representar el mundo”, como parte del Festival Internacional Cervantino.
“Esa misma emoción que sentí entonces la vuelvo a experimentar al presentar a todos ustedes esta nueva película, donde independientemente de la trama, me identifico con Eisenstein por su fascinación y profundo vínculo con México”, agregó Peter Greenaway.
*Información y foto de Peter Greenawey, de la Secretaría de Cultura federal