Bajo el Volcán

Desearía que el arte aminorara los males de uno de tantos México que existen escondidos en las montañas: Aranda

Su participación y la de Ray Dirks, en la muestra Somos su futuro, “un acompañamiento a las tejedoras, ellas son el motivo”, destaca

“Dos años llevó realizar esta serie de obras y preparar esta exposición itinerante. Es un acompañamiento a las tejedoras, ellas son el motivo de esta exhibición y compartimos gustosamente este espacio con sus piezas de arte en palma. Buscamos mostrar su bello oficio y de fondo su compleja vida”.

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Así lo señaló el maestro Alejandro Aranda, respecto a los trabajos creados por él y el artista Ray Dirks, que participan en la muestra Somos su futuro. La creatividad y resiliencia entre tejedoras de Tlamacazapa, México, que se exhibeen La Casona de Cuernavaca.

Desde su perspectiva, añadió el creador plástico, esta muestra “es una mirada, un dialogo visual con colores y formas, con el objetivo de sensibilizar y recaudar fondos para continuar con los programas en la comunidad”.

Explicó que a partir de una invitación de Susan Smith, directora voluntaria de Atzin Desarrollo Comunitario A.C., “en noviembre de 2013 visitamos el pueblo de Tlamacazapa el pintor canadiense Ray Dirks y yo, para plasmar la vida de las tejedoras y su contexto”.

Las tejedoras nos abrieron sus humildes casas, añadió, “y después de varias visitas nos ganarnos su confianza, abrieron sus corazones y nos contaron sus pesares y aspiraciones; algo difícil, porque son mujeres muy reservadas, recelosas y tímidas con los extraños”, destacó Aranda.

Relató que  en la comunidad, las tejedoras de mayor edad, ataviadas con su rebozo a la altura de la boca, “no te miran directo a los ojos, inclinan la cabeza; distinto fue con las jóvenes, que fueron más abiertas, comunicativas. En los recorridos por las empinadas calles del pueblo, siempre nos acompañaron jovencitas que colaboran en la ONG, y curiosamente ningún joven varón o adulto lo hizo”.

Mencionó que las jóvenes hablaron de sus aspiraciones por tener una vida distinta a la de sus padres, “desean mejorar sus condiciones de vida, sin olvidar su cultura ancestral y desarrollarse profesionalmente para apoyar sus familias y a su comunidad”, aseguró.

 

*PINTAR Y ENGRANDECER LA VIDA DE SERES SENCILLOS

Acerca de la obra del maestro Ray Dirks, explicó que realizó una serie de retratos en acuarela, “con sutiles colores, trazos y precisas pinceladas, en donde desnuda el alma a través de sus miradas, pone al descubierto sus aptitudes, temores, debilidades y sobre todo su carácter y fortaleza”.

Dirks ha plasmado la vida de los marginados en más de 25 países, comentó Aranda, “y esta muestra es la primera en México, en donde pinta y engrandece la vida de seres sencillos, comunes, como las mujeres tejedoras de palma de Tlamacazapa, Guerrero”.

 

*EL MÉXICO ESCONDIDO EN LAS MONTAÑAS

Por mi parte, indicó acerca de las obras que presenta, “realicé una serie de grabados sobre metal a color. Me encontré con un amplio panorama por tratar y considero que estas obras, no fueron suficientes, porque el tema y sus vertientes son muy amplios”.

“Intenté plasmar sus sueños, esperanzas, su cotidianidad, con escenas tal vez nostálgicas de un México que se nos escapa de las manos, uno de tantos México que existen escondidos en las montañas, desesperado”, expresó.

De manera destacada, puntualizó que “no bastan estas obras ni estas palabras, para poder expresar las emociones encontradas, las que me produjeron ver a sus niños, jóvenes y ancianos, y desearía que el arte pudiese aminorar sus males”.

 

*LA ALEGRÍA DE VER AL SOL COMO PAVORREAL

“Una niña o un niño son como un destello de luz en medio de la obscuridad y, sobre todo, si son sensibles a su entorno. En frecuentes visitas a Tlamacazapa algunos de estos niños y niñas me compartieron su alegría de ver al sol como pavorreal en el amanecer o cuando se tiñen de azul las montañas. Por las noches, sobre la hierba, cuentan los luceros, y se bañan con la luz apacible de la luna tierna”, refirió Alejandro Aranda,

“De noche –prosiguió-, entre luciérnagas, apenas se dibujan los cerros y, más cerca, una choza de acahual, lodo y palma, sale por las rendijas de bajareque, el haz amarillento de un candil. La noche avanza y se enfría. Las niñas y los niños sueñan, tal vez vuelan en sueños, tal vez se mecen en la hamaca, tal vez cortan estrellas o frutas”.

Concluyó que “allí se nutren para que luego, con los manojos de palma, jueguen a ser magos sacando de la nada cestos, vasijas, petates, leones, guajolotes, cuchis, perros, pericos y trenes… Y, eventualmente, otro México, uno que nos permita vivir en paz y con justicia, uno que nos permita tejer el porvenir”, finalizó el artista.

La exposiciónSomos su futuro. La creatividad y resiliencia entre tejedoras de Tlamacazapa, México está abierta al público en La Casona –frente a la Catedral de Cuernavaca- los días jueves y viernes, de 12:00 a 17:00 horas. Y los sábados y domingos, de 11:00 a 17:00 horas, con demostraciones de tejido en palma y venta de cestería.

La cooperación es de diez pesos, aunque niños, estudiantes y personas de la tercera edad, entran gratis. Mayor información en la página: www.atzin.org.

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