Son, de manera permanente, cuatro frentes, que han tenido que ir programando y calendarizando sus marchas, a fin de no tener problemas de espacios en la vía pública y el centro de la capital. Se trata de las vendedoras ambulantes de artesanías que operaron durante años en Plaza de Armas y sus alrededores.
Integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que mantienen una larga lucha en contra de la reforma educativa y que una o dos veces por semana desarrollan actividades, concluyendo igualmente en el centro de Cuernavaca.
A éstos se suman los sindicatos de los tres poderes de gobierno y de algunos municipios, en rechazo a la nueva Ley del Instituto de Crédito, aunque ellos mantienen un plantón permanente a las afueras del Poder Legislativo, en la calle Matamoros, pero recurren a bloqueos frecuentemente, cosa que complica el escenario.
Y desde luego, los del movimiento Antorcha Campesina, que ayer movilizaron, según ellos, a 20 mil simpatizantes, que igual y pudieron ser menos de la mitad de esa cifra, pero aún así, son demasiados, de tal manera que fue un día suficientemente complicado, porque además salieron de tres puntos distintos de la ciudad hacia el centro, lo que inmovilizó a los capitalinos por algunas horas.
Esas son las cuatro agrupaciones que ya cuentan con un calendario a desarrollar en materia de protestas, pero ahora se viene el conflicto de los transportistas porque la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT) logró hacer prosperar la iniciativa de reforma en esa materia, a fin de meterles a chaleco el famoso morebús, que a decir del titular de la dependencia Jorge Messeguer Guillén, iniciará operaciones antes de fin de año.
Ayer, ya entrada la tarde, dirigentes de muchas uniones y agrupaciones de concesionarios seguían en una reunión a puerta cerrada, de la que se esperaba un acuerdo para responder a las agresiones que consideran están recibiendo de parte de Messeguer.
Se venía hablando en la semana de un posible paro generalizado en la prestación del servicio, pero en esa reunión valoraban precisamente los pormenores de la batalla, sin embargo lo más probable es que sea un movimiento más que arranque una serie de acciones, los que seguramente harán más difícil la cotidianidad en el primer cuadro de Cuernavaca.
En su conjunto, esas muestras de descontento representan una agresión a los derechos de terceros, sin embargo quienes viajan en su auto o aquel que tiene que caminar más distancias para llegar a su destino por los bloqueos, son quienes pagan una factura con el menor costo. Y los que en efecto no encuentran cómo resolver su situación por la pérdida económica en sus negocios, son los prestadores de servicios, como los hoteleros, restauranteros y comerciantes que tienen sus establecimientos en el Centro Histórico.
Ya la mayoría ha levantado la voz pidiendo auxilio, solicitando a alguna autoridad intervenir a fin de que se puedan encontrar alguna solución a un escenario que más bien parece venir con mayor agresividad y es natural, vamos hacia el final de un sexenio y las deudas del régimen en turno con la sociedad empiezan a acumularse, por eso los enojos colectivos.
Y lo veíamos ayer, durante el trascurso de la mañana, aún cuando todavía la marcha de protesta no llegaba, los negocios lucían vacíos y las calles con poco tránsito, porque ya todo mundo estaba advertido que esa parte de Cuernavaca sería cerrada por el movimiento antorchista la mayor parte del día.
Debe ser bastante estresante para los empresarios tener que soportar un ambiente así, pero en forma permanente, llevamos cuatro o cinco meses en dichas circunstancias. Se pueden sortear algunas semanas sin ventas ni ganancias, pero más de eso ya pega y fuerte en los bolsillos.
Y no se trata únicamente de los dueños de los negocios, éstos buscarán la manera de sobreponerse a la adversidad ajustando gastos, recurriendo al despido de personal, porque ya no hay para mantener la nómina. Éstos piden a las instancias gubernamentales hacer algo al respecto, como regular las manifestaciones y les asiste la razón, ellos no tienen porque pagar los costos de esas inconformidades.
Pero del otro lado, los quejosos advierten que es el único recurso que les han dejado: salir a las calles a gritar y exigir soluciones, porque por la vía del diálogo y el entendimiento nadie los escuchó y también tienen razón, suele ser mediante la presión como se obtienen algunos avances.
Desde luego que hay soluciones, si las distintas instancias oficiales desarrollaran un trabajo de cara al pueblo, con transparencia y voluntad de servicio, igual y habría descontento, pero muy poco. Sin embargo, buena parte de lo que pasa en ese ámbito de reacción ciudadana, tiene su origen en la falta de atención de las autoridades.
Ya lo decíamos, cada uno de esos “focos rojos” se mueve con independencia, sin embargo ya han venido buscando coincidencias y un trabajo de enlace que parece llevar hacia la conformación de un gran frente, en el que se incluye a la comunidad universitaria de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
En esa estrategia común, se está calendarizando la realización de una mega marcha, que iría, independientemente del reclamo de cada organización, por la petición de mayor seguridad.
Desafortunadamente, todos esos grupos deberán mantenerse en pie de lucha por tiempo indefinido. En el caso de los antorchistas, el pliego petitorio es amplio, no le vemos cómo pueda gobierno responder.
En torno a transportistas, maestros y sindicatos, todo tiene que ver con reformas que dudamos sean derogadas como demandan. Y respecto a la UAEM y la Iglesia, la cosa parece peor.