Con el reemplacamiento, el transporte público aguarda la regularización: Márquez Cienfuegos.
Uno de los grandes conflictos que tienen los permisionarios del servicio del transporte público en el estado es el fenómeno del “pirataje”, ya que ni el servicio colectivo ni el de autobuses escapa a esas irregularidades, indicó el presidente de la Ruta 11, Jesús Márquez Cienfuegos.
El representante dijo que eso y el elevado índice de robo a pasajeros y operadores disminuye considerablemente el ingreso, lo que afecta sustancialmente a los choferes, porque se labora en función del pago de cuentas a los concesionarios y existen rubros que corren a cargo del personal.
Luego de que participó en el desfile del primero de mayo, Márquez Cienfuegos se quejó de que durante la administración anterior, la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT) mostró altos índices de complicidad con los delincuentes y permitió el florecimiento de grupos irregulares en la prestación del servicio.
“Hay quienes, con unidades pequeñas y placas duplicadas o sobrepuestas, trabajan en zonas poco revisadas, como algunas colonias de Temixco y Jiutepec, por eso se espera que la renovación de las placas contribuya a una limpia en ese sentido, porque es algo que sólo es posible cuando se tiene complacencia de la autoridad”, aseguró.
Pero en el caso de la delincuencia, también es en lugares poco concurridos de Temixco, Emiliano Zapata y Jiutepec donde los atracos son recurrentes, y a pesar de que se solicita el apoyo de las autoridades competentes, el nivel de incidencia no disminuye y es causa de serios problemas para los trabajadores del volante, señaló.
“Afortunadamente, más allá del despojo del dinero a pasajeros y operadores, no hay casos graves que lamentar, pero esos delitos no son fáciles de probar y, en ocasiones, el permisionario exige la cuenta completa, dejando al empleado sin ingresos”.
Hay ocasiones en que las unidades sufren cuatro o cinco veces asaltos por semana y los ladrones se llevan lo de “una vuelta”, por eso se ha venido aplicando el mecanismo de entrega en cada viaje, a fin de que se maneje poco efectivo, acaso lo necesario para disponer de moneda fraccionaria para el cambio a los pasajeros, explicó.
Márquez Cienfuegos calificó la actividad del transporte como de alto riesgo, porque no se puede detectar cuándo alguna persona que sube va con malas intenciones. “No hay forma de controlar el ingreso a las unidades y el robo se facilita, más contra quienes salen muy temprano o les toca dar el último servicio”.