Mediante la denostación y hasta la persecución de sus antecesores, el gobernador Graco Ramírez Garrido intentó abrirse camino desde el principio del sexenio, buscando darle identidad a su gobierno, sin embargo, la falta de resultados lo fue desgastando y enfrentando a muchos sectores que no compartían su manera de ejercer el poder.
El tema viene al caso, porque en este momento y al través de los órganos informativos a su servicio, el tabasqueño ha emprendido una campaña contra ex gobernadores, haciendo hincapié en la situación que privaba en esos respectivos periodos, en materia de delincuencia.
Es decir, intenta curarse en salud, buscando engrandecer su figura, pero reiteramos, los resultados son los que cuentan y Ramírez Garrido tiene a Morelos sumido en la delincuencia, el desempleo, el hambre, la falta de inversión y sobre todo, la corrupción, pero ni siquiera de sus colaboradores, sino directamente por acciones suyas, de su pareja Elena Cepeda de León y el hijastro Rodrigo Gayosso Cepeda.
Aquí encaja muy bien aquella expresión bíblica que dice, “por sus obras los conoceréis” y el divorcio del ciudadano morelense con sus autoridades estatales se debe a la rapiña con la que se vienen conduciendo, porque a estas alturas ya los gobernados tienen clara la película que estamos viviendo.
Como lo hemos dicho en ocasiones anteriores, sería ofensivo para Jorge Carrillo Olea, Sergio Estrada Cajigal e incluso Antonio Riva Palacio López, compararlos con Graco. Como quiera que sea, mostraron más compromiso y amor por el estado. Y qué decir de sus respectivas esposas, se condujeron con madurez y cordura, nada que se parezca a la actitud grotesca, altanera y ofensiva de Cepeda de León.
Claro, de que hubo aspectos condenables en aquellas épocas, no lo podríamos negar, bajo las circunstancias que fueran, se dieron sucesos desafortunados, pero aún en medio de todo eso, también resultados y trabajo, la entidad vivía con menos problemas.
Veamos el régimen de Carrillo Olea, para empezar, el propio Ramírez Garrido sabe muy bien la realidad de las cosas, porque le tocó hacerle el trabajo sucio al entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, para generar las condiciones de destitución del general, ¿o no es así, Graco? Pero además, se llevó muy buena lana por eso, sólo de la Secretaría de Gobernación traía 10 autos para apoyar los movimientos y las marchas del silencio.
Carrillo renunció al cuarto año cumplido, casi el tiempo transcurrido en el sexenio actual, pero no obstante que le impidieron concluir su mandato, independientemente de algunos avances en diversos rubros, había consolidado dos parques industriales, Burlington-Yecapixtla, así como el Desarrollo Industrial Emiliano Zapata (DIEZ) y trabajaba en un tercero, en la zona de influencia de Jojutla. Y si de algo nunca se le pudo acusar al señor, fue de robo al erario público y corrupción. Y en esa materia, ¿hoy cómo andan las cosas?
Vamos con Riva Palacio. Ciertamente, también utilizó a su hijo Carlos Riva Palacio Than para realizar muchos negocios al amparo de la gubernatura.
No obstante, el alcance era insignificante comparado con lo que pasa en este momento con Elena, Graco y Rodrigo Gayosso. Y también desarrollaron algunos proyectos interesantes, como en el caso del Hospital del Niño Morelense o el Centro de Rehabilitación Integral Cuernavaca (CRIC).
Vayamos ahora con Sergio Estrada, en cuya administración se registraron escenarios delicados, pero con todo y eso, el estado estaba tranquilo y sobre todo, una vez que se sacudió a su pareja infernal, que tenía como secretario de gobierno, Eduardo Becerra Pérez, empezó a dar resultados y dejó una obra social bastante significativa y ¿tú que nos has dado a los morelenses? sólo vergüenzas.
Pero comparemos a las respectivas parejas. Hilda Enríquez de Carrillo se dedicó a su responsabilidad en el DIF y nunca intentó siquiera intervenir en los asuntos de competencia del general, mucho menos se supo nunca de alguna intención a fin de beneficiar a familiares y amigos con dinero del pueblo. Cepeda de León orienta la mayor parte de su tiempo en busca de dinero del presupuesto público.
Macaria Than de Riva Palacio. Mucho se habló en su oportunidad de que tenía autoridad sobre don Antonio y que en algunos casos, imponía condiciones, pero como quiera que sea, se condujo con discreción y decencia. Se le atribuye el haber impulsado el proyecto del Hospital del Niño, con fondos provenientes del sistema estatal el transporte público. Desde luego que tampoco se metió en asuntos que no eran de su competencia.
Con Estrada Cajigal deberemos analizar a dos, Mónica Bartning, que fue su primera esposa y María del Carmen (Mayca) Borbolla, su segunda esposa. No obstante ser más jóvenes, supieron comportarse e igual, nunca vimos que buscaran robar al pueblo de Morelos tan descaradamente como sucede hoy día.
Por donde se le quiera ver, hay una enorme diferencia en la calidad moral, honestidad y comportamiento de quienes han antecedido a Graco Ramírez y Elena Cepeda. La descomposición social a la que hemos llegado es producto de la corrupción y la irresponsabilidad con la que se conducen esos “gobernantes”.
Como dicen, el que al cielo escupe, en la cara le cae y es lo que les viene sucediendo, los intentos por desacreditar a los que ya se fueron no ha tenido ninguna repercusión en el sentir social, los hechos son los que nos van distinguiendo en el transcurso de nuestras vidas y a éstas autoridades las distingue la deshonra y ausencia de pulcritud.
Buscan, señalando errores de los otros, ocultar la suciedad que tienen en casa, pero al paso del tiempo sólo se van hundiendo en el desprecio de los gobernados y ni las componendas con otros poderes los van a salvar del repudio que hace rato enfrentan y les impide incluso contacto abierto con el pueblo.
Y mire que aquí en este espacio fuimos críticos con algunos de los regímenes antes mencionados, pero con base en esas experiencias, es que sostenemos que jamás nos había tocado padecer un gobierno tan perverso a incapaz como el de Graco Ramírez.
Y por cierto, luego de que ayer la "gobernadora" Elena hablara de mafias en los medios de comunicación, en los próximos días señalaremos detalles interesantes para que usted lector se haga una idea de quienes forman las mafias. De entrada, ahora se sabe que el periódico Morelos Habla recibió en los primeros meses del año un millón de pesos del gobierno estatal. Uno de los propietarios de ese medio se apellida Prida y fue constructor del estadio "Coruco Díaz". El otro es Rodrigo Gayosso, presidente del PRD e hijo de ya saben quién.
Editorial
¿Terrorismo oficial?
Desde su nacimiento, La Unión de Morelos ha garantizado el derecho de replica a quienes aparecen en sus páginas, por lo que darle el espacio que solicitó casi a gritos ayer la presidenta estatal del DIF a nuestra reportera no es ninguna excepción ni mucho menos, a pesar de que lo que cuestiona no es una información generada por esta casa editorial, sino la reproducción de una noticia difundida en radio por la empresa MVS.
Lo verdaderamente extraordinario es que la actitud de la presidenta honoraria del DIF se enmarca en la atmósfera denunciada la semana pasada por el presidente de la Barra de Abogados de Morelos, quien señaló que existe un terrorismo oficial contra todos aquellos detractores del gobernador, sobre todo porque la señora carece de cualquier tipo de representatividad objetiva, pues ni fue electa en las urnas ni tiene un cargo real (el suyo, repetimos, es honorífico) pero sin embargo habla en nombre del poder.
Para colmo, ese poder metaconstitucional que ejerce carece de control, porque los órganos de fiscalización -está sobradamente demostrado- se subordinaron a los deseos de la familia reinante.
La información de la empresa MVS que replicamos está sobradamente documentada. Tanto, que la propia Elena Cepeda terminó por decir que "es una observación mal hecha de la Contaduría Mayor de Hacienda".
Por todo eso, la reacción de la presidenta honoraria del DIF sólo puede ser el ejercicio de intolerancia desde el poder, que se niega a ser fiscalizado y que no entiende que sin medios de comunicación abiertos no puede haber la democracia que ella y su esposo pregonan en los actos cerrados y selectos a los que les gusta acudir, muy lejos ya de los baños de masas que disfrutaron cuando lograron un triunfo basado en promesas que hasta la fecha no se han cumplido.
Finalmente, llama la atención que insisten en hablar de ética profesional en los medios de comunicación a pesar de que -como demostración de que su principal interés desde el primer día han sido los grandes negocios familiares- ellos mismos son propietarios de un periódico, Morelos Habla -que difunde los boletines gubernamentales- al que han transferido cuantiosos recursos públicos -extrañamente la información está disponible en la página de transparencia del gobierno- en una maniobra que no suena muy ética. Habrá que conocer su opinión al respecto.