Ayer, dos corrientes, la de Amado Orihuela Trejo y la de Maricela Sánchez Cortés hicieron frente común para demandar al dirigente nacional, César Camacho, oficializar la renovación, porque el último presidente electo del CDE fue Manuel Martínez Garrigós, pero el señor ya está expulsado de esas filas y todavía no logran tener al sustituto.
Al PRI se le acaba el tiempo. El proceso electoral 2015 está a la vuelta de la esquina. Quien quiera que ocupe la presidencia del instituto requiere de un espacio considerable para poder lograr una tarea de reorganización y unidad partidista.
Es decir, hace rato que esto debió ocurrir pero, por los motivos que sean, siguen en condiciones de informalidad en el comité estatal. Lo que esos grupos demandan es que por lo menos se llame a elecciones antes de que termine septiembre, porque de otra manera, lo mejor sería que Schiaffino se quedara hasta después de la justa del año entrante.
Pero también algunos de los concurrentes a la conferencia de prensa de ayer, entre los que destacó el líder cañero cenecista Félix Rodríguez Sosa, permeó cierto descontento por comentarios en el sentido de que el CEN ha venido considerando la posibilidad de imponer como presidenta del partido a la senadora Lizbeth Hernández Lecona.
La posición de los quejosos fue en el sentido de que se inscriba en la contienda y gane, pero por la vía del sufragio, es decir, están en contra de una decisión vertical.
Algo que también se comentó por parte de miembros de las dos corrientes es que habría ya cierto distanciamiento entre éstas ante el delegado y líder informal Jorge Schiaffino, porque la demanda implica su salida.
Para acabar pronto, el tricolor continúa en la indefinición estructural; va a una elección intermedia que le ofrece muchas posibilidades de recuperar posiciones fundamentales, tanto a nivel de ayuntamientos como de legisladores locales y federales, pero bajo esas circunstancias son muy vulnerables.
Sin un liderazgo formal, la búsqueda de candidaturas los llevará a un enfrentamiento interno que abonará en el desgaste y la merma de fortaleza para lograr objetivos electorales indispensables si es que quieren llegar al 2018 en condiciones de recuperar la gubernatura ahora que cuentan con el apoyo de un presidente de la república.
Por lo menos en Morelos, panistas y priistas se van a enfrentar a una elección de Estado a favor del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que viene dando muestras de que va por todo para buscar darle continuidad al mando perredista por lo menos un sexenio más, como ocurrió con Acción Nacional.
El gobernador Graco Ramírez Garrido va con todo por Cuernavaca, sabe que ganar la capital le da casi la seguridad de heredar la gubernatura a un cuadro de su partido y por eso viene ya jugando sus estrategias. En política así es, no debe sorprender a nadie, pero los priistas, que se supone serían el adversario a vencer, siguen en una absoluta indefinición.
Claro, el CEN vuelve a dar muestras de que, por su escasa trascendencia electoral, Morelos les interesa muy poco, suelen tomar decisiones al cuarto para las doce y parece que en esta ocasión no es la excepción, por eso la militancia local anda inquieta.
Incluso aprovechando el evento, también se presentó un grupo de militantes para seguir denunciando que el proceso mediante el cual se ungió como presidente del comité directivo municipal de Cuernavaca a Iván Saucedo Tapia no se ajustó a las reglas y estatutos y que por lo tanto no tiene validez.
Es lo que le estamos diciendo: todo lleva a reacciones de conflicto y con ello, a deserciones y malestar de las bases que, cuando se sienten ignorados, optan por buscar refugio en otros partidos, socavando progresivamente las posibilidades de triunfo en la elección constitucional.
Ese tipo de problemas fue, entre otros, la causa de la derrota por la gubernatura en el 2012. El conflicto con Garrigós derivó en que éste acabara sumándose a la campaña del hoy gobernador Graco Ramírez. El diputado local y ex alcalde capitalino se sigue diciendo priista, pero muchos sostienen que ya hizo acuerdos con la izquierda y que está trabajando con todo en la precampaña de Jorge Messeguer Guillén, aspirante a la alcaldía.
Algunos consideran que eso no tiene mayores repercusiones, porque está desacreditado, pero otras voces sostienen que el señor cuenta con cierto liderazgo en Cuernavaca y que sí podría ser el fiel de la balanza en caso de resultados apretados, como se estima, ocurrirá.
Ya hay contendientes priistas trabajando duramente por la candidatura a la presidencia, sobre todo legisladores. Pero falta lo más importante, que se pongan de acuerdo, porque de otra manera, empezarán a perder antes de llegar a las urnas, algo nada nuevo, por cierto, ya que les ha pasado muchas veces. Así perdieron la gubernatura en el 2000 y no lograron rescatarla en el 2012.
El PRD ya midió el tamaño de sus posibilidades en la elección de consejeros de partido hace dos semanas. Ello seguramente les posibilitará aplicar algunas estrategias de corrección donde tuvieron fallas.
Debe haber sido un experimento bastante útil, porque ya incluso están sanando algunas heridas por el choque de fuerzas; o sea, pueden llegar bastante equilibrados a la hora de la verdad. Cosa contraria al tricolor, aunque continúa por ahí la posibilidad de una alianza con el PAN, que cambiaría los escenarios.
Radiografia del Poder
Se les acaba el tiempo
Exige PRI convocatoria
Enredados en sus conflictos internos, los priistas locales dejaron correr el tiempo y hoy exigen al CEN que haga publicar la convocatoria para llamar a elección de la dirigencia formal en el CDE, porque Jorge Schiaffino Isunza venía de paso, es decir, a establecer las reglas y generar condiciones a fin de reestructurar al partido, pero se quedó de manera indefinida.
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