Ruth Arias Aceves ha impugnado la justa y aquello amenaza con obligar a un nuevo proceso, algo que se nos antoja bastante preocupante si consideramos que nos referimos a un cuerpo colegiado de profesionales del derecho, es decir que necesariamente deberían imponer legalidad, transparencia y honestidad, porque son ellos los que tienen la responsabilidad, en todo momento, de hacer valer el estado de derecho.
En el juicio de la abogada antes referida, se peritan todo tipo de incongruencias y violaciones a la libre determinación de los agremiados, evidencia que efectivamente andamos mal. Aquellos que deben pregonar con el ejemplo, también caen en la tentación de imponer condiciones por arriba de la voluntad mayoritaria y no es correcto.
Pero además el reclamo es que en este asunto se demanda que el presidente de la Comisión de Honor y Justicia, el abogado Santiago Romero Sedano, se declare incompetente para conocer del caso, porque su hijo forma parte del nuevo comité electo y entonces hay conflicto de intereses.
Se recuerda que en 34 años nunca se había presentado una impugnación, no porque no hubiera motivos, simplemente se dejaban pasar porque se optaba por no poner entre dicho la imagen de la barra, sin embargo en esta ocasión algunos miembros consideraron necesario inconformarse. Pero Arias Aceves dijo que ya los estatutos son obsoletos, no corresponden a estos tiempos democráticos y de alternancia, no existe un procedimiento específico en casos de inconformidades para la impugnación, de tal manera que se esperan modificaciones y actualizaciones para poder clarificar las cosas en un futuro.
Más aún, que buena parte de los votos emitidos venían sin firma y sello de la tesorera, que es un requisito previamente establecido para poder ser validados. De hecho, como en cualquier otro sector o elección, la votación es mínima en comparación con el padrón, la Barra de Abogados cuenta con unos 600 agremiados. En elecciones previas el sufragio sólo llegaba a unos 60, esta vez fueron cerca de 179, casi el 200 por ciento más.
Pero ello también se debe a que no se cuenta con un listado depurado, eso es lo que llevó a un proceso poco claro porque se permitió que incluso no barristas tuvieran voz y voto. El asunto es que los quejosos advierten que si internamente no se les hace caso, se van a ir a los tribunales civiles para que sea ahí donde se diriman las diferencias.
Nosotros insistimos en que lo más preocupante es que entre conocedores del derecho se den este tipo de inconveniencias, porque deben ser el ejemplo de cualquier otra organización o partido político. Si ahí no se procede con decencia e integridad, imagínese en otros ámbitos.
Y otra cosa, de acuerdo a otros observadores, particularmente la Barra de Abogados viene siendo monopolizada por un pequeño grupo de abogados que desde hace muchos años son los que dirigen los órganos de mando, cerrándole el paso a figuras emergentes y en no pocas ocasiones, aprovechando esa plataforma para negociar con las autoridades. Varios de los que han pasado por la presidencia acabaron en cargos públicos, por eso buena parte del gremio ha preferido manejarse sólo, para no hacerle el caldo gordo a nadie.
Pero socialmente es desafortunado que lleguemos a un comportamiento pasivo en esos colegios, asociaciones o barras de licenciados en derecho, no cumplen su papel como tales ante la ciudadanía, cuando tendrían que ser los primeros en alertar respecto a todo tipo de incompetencias y violaciones a los derechos colectivos de parte de las instituciones responsables de impartir justicia y seguridad.
Es a partir de ellos que se tienen que hacer las críticas correspondientes al mal desempeño en su trabajo de los magistrados en el Poder Judicial, al pésimo desempeño de la Comisión Estatal de Seguridad Pública (CESP) o a las múltiples omisiones del la ahora Fiscalía Estatal de Justicia.
Pero los compromisos que se llegan a establecer con los distintos poderes y niveles de gobierno, les impiden actuar y ello sólo permite mayores atropellos e injusticias, de ahí que sí sea conveniente que por lo menos acepten hacer una revisión de la elección para que se despejen dudas y se acallen voces, sería una peor señal que ahí mismo se le negara el derecho a quienes se quejan, si no hay sustento en las mismas, pues que se aclare públicamente, ¿no le parece?
Malamente apreciamos en el escenario de la abogacía muy escasa actitud combativa, son dos o tres abogados quienes se destacan por su incisiva actitud, podríamos enumerar a un Juan Juárez Rivasn o Jorge Viveros, a quien por cierto ya poco vemos, pero que en tiempos recientes era una piedra en el zapato para las autoridades cuando encabezaba demandas sindicales.
El estado de derecho se tiene que defender con la ley en la mano, el pueblo carece de instrumentos para defenderse de las agresiones e incompetencias oficiales y de otra naturaleza, cuando esto acontece son los profesionales de la ley los que deberían levantar la voz y presionar por un mejor desempeño institucional, pero en estos momentos se ve un ambiente francamente desolador en ese sentido.
Viene la celebración precisamente del “Día del Abogado” el próximo 12 de julio, suele ser una fecha muy apropiada para lanzar todo tipo de críticas y observaciones a quienes tienen la responsabilidad de custodiar el cabal cumplimiento de las leyes, pero para ello se debe contar con calidad moral, la Barra de Abogados tendrá que llegar a esa fecha con sus problemas internos resueltos, de otra forma lo que se diga tendrá escasa credibilidad.