Ya bajo un escenario muy diferente, algunos de quienes siguen laborando en la dependencia comienzan a confesar hechos que debieron tener mucha incidencia en lo que pasó y ante los cuales, se tenía que proceder antes de que causaran mayores inconvenientes.

Y sí, parece que la insubordinación al liderazgo de Fidel Giménez Valdez, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), en su calidad de coordinador de delegados en la entidad, tuvo algo que ver, pero debió ser sólo el pretexto para tomar una decisión inaplazable.

Hay testimonios de ex colaboradores de Oswaldo, de quienes por obvias razones nos reservamos los nombres, que hablan de acciones muy delicadas relacionadas con la desviación de recursos de programas sociales intensivos que además iban orientados hacia las familias más humildes. Eso es lo inadmisible, que se medre con las necesidades de quienes menos tienen.

Uno de estos programas es el de "Pisos Firmes". Conforme a los datos, miles de acciones se dejaron de hacer. Bueno, los registros tenían por ejemplo considerados unos 450 en la comunidad indígena de Coatetelco; no se realizó ninguno. La inversión promedio de cada uno es de unos 15 mil pesos, es decir, algo así como seis millones 250 mil pesos únicamente en lo que se refiere a este poblado.

Pero la Sedesol maneja muchos programas y algunos de ellos con un presupuesto de cientos de millones de pesos, de tal forma que si en "Piso Firme" se pudieron haber desviado muchos millones, habría que imaginar lo que ocurría en otras acciones.

La pregunta es, ¿a dónde iban a parar todos esos recursos?, porque seguramente que tampoco era sólo el delegado el beneficiado, igualmente se presume de otras figuras del engranaje político estatal y en particular de un senador panista.

Se considera que gran parte del dinero era usado para la generación de estructuras electorales y una precampaña hacia la gubernatura del estado, que afortunadamente parece empezar a truncarse.

Y bueno, ocurrió lo inevitable, ¿pero es suficiente con la destitución del cargo del presunto responsable?, esperamos que la dependencia federal esté iniciando alguna revisión y auditoría sobre el manejo de los dineros de esa institución; de lo contrario, quedará claro que van por el encubrimiento, protección y complicidad que revelarían hasta donde puede llegar la corrupción.

Con mucha pena, tenemos que confesar que en algunos aspectos nos habíamos equivocado respecto al comportamiento que se supone mostraría esta alternancia en el ejercicio del poder público, específicamente en lo que se refiere a la corrupción.

Creímos que efectivamente seríamos testigos de un cambio radical entre el actuar de aquellos que ejercieron el mando gubernamental hasta el 2000 y quienes les sucedieron.

En muchos aspectos no ha sido así. El nepotismo, amiguismo y compadrazgo entre miembros o familias afines a grupos o corrientes políticas son claros en lo relacionado al acaparamiento de beneficios derivados de la administración pública.

Hay clara inmoralidad en ello, ausencia de ética y de valores. En el mejor de los casos, se busca cuidadosamente no violar la ley en la entrega de espacios a consanguíneos triangulando posiciones entre dependencias; pero de todos modos, el hecho es que todos están colgados del presupuesto.

Pero tampoco se observa mejoría en lo que se refiere a la transparente aplicación de los dineros del pueblo. Ahí está el ejemplo de Sedesol y de varias instancias más del gobierno estatal.

No todo es malo, como tampoco lo fue en el pasado. Conocemos funcionarios que ya comienzan a lamentarse de todas estas atrocidades porque no están de acuerdo con ello.

Uno de éstos decía al reportero que "me queda claro que hasta aquí llegamos. La gente no se chupa el dedo; están siendo testigos de lo que pasa y desde luego que en el 2012 nos va a ir muy mal".

No obstante, en algunos espacios pareciera que efectivamente hay este temor y lejos de tratar de mejorar y transparentar las acciones del gobierno, se hace énfasis en lograr los mejores dividendos personales o de grupo para enfrentar una eventual sequía política a futuro.