Las diferencias entre partidos y gobierno a nivel cupular comienzan a contaminar el ambiente, ya de por sí crispado, por la inconformidad colectiva que sigue reclamando de sus autoridades mayor esfuerzo para poder superar rezagos y carencias que afectan a millones de mexicanos.
Las autoridades, en sus diversos niveles, se han apoyado de distintos sucesos, algunos incluso más allá de nuestras fronteras, para generar distractores sociales, a fin de alejar la atención del respetable de lo que nos sucede en corto y a decir verdad esas cortinas de humo les han funcionado casi a la perfección.
Cuando las cosas estaban candentes, por los incrementos inhumanos a artículos básicos como la gasolina o el gas doméstico, que aunado a las reformas estructurales venían acrecentando el enojo popular, llegó a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump, cuyo discurso e insistente amenaza de actuar en contra de los intereses nacionales del pueblo mexicano y sobre todo de quienes radican en aquella nación en calidad de indocumentados, nos metieron en esa dinámica, que incluso oxigenó de manera importante al gobierno y le dio algunos puntitos en la calificación frente a los gobernados.
Sin embargo, ha sido el desastre provocado por huracanes en el sureste mexicano y el terremoto en la Ciudad de México, Morelos y Puebla lo que ha ofrecido otra oportunidad ideal para mantenernos entretenidos bajo el escenario de desastre y dolor de miles de familias por la pérdida de seres queridos o de su patrimonio.
Desde luego que siempre apoyaremos todo esfuerzo encaminado a superar esta crisis, pero como que los sucesos se han magnificado y además prolongado más allá de lo normal, porque a estas alturas, ya quienes necesitan de la ayuda institucional debieran estar atendidos en todas las vertientes.
El asunto es que desde aquella fatídica fecha del 19 de septiembre, el único tema informativo, en mucho, continúa siendo ése; toda clase de actos y eventos referentes a lo mismo, cuando, reiteramos, debiera ser algo ya atendido o por lo menos encarrilado a fin de continuar adelante con las obligaciones normales.
Pero bueno, lo que viene obligando a ir dejando de lado el asunto es el tema electoral, porque en la cúspide, partidos y autoridades se están agarrando del chongo en una batalla meramente electoral, que advierte de cosas peores a medida que se acercan los tiempos de la elección presidencial de junio del 2018.
El punto de quiebre ha sido el cese del titular de la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), Santiago Nieto, órgano adscrito a la Procuraduría General de la República (PGR), sin embargo pareciera sólo un pretexto para que grupos de poder antagónicos cobren facturas entre sí.
Todo parece advertir que el señor fiscal será reinstalado en su cargo y eso llevaría a que en el futuro cercano, pondría sobre la mesa otros temas que igualmente prometen enfrentamientos entre partidos que ya van buscando de qué manera desgastan a los adversarios, a fin de abrirse camino hacia la llegada a Palacio Nacional el año entrante.
Las cosas, como ha pasado en otras elecciones, no se presentarán nada fáciles para todos, en particular, para tres bloques que contenderán en la justa presidencial y que se empezarán a dar hasta con la cubeta y ellos son el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que se prevé irá acompañado del Partido Verde, del de Nueva Alianza y de Encuentro Social (PES). El partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que comanda Andrés Manuel López Obrador y que igual y suma al Partido del Trabajo y desde luego los que vienen en el dichoso Frente Amplio Opositor con el Partido Acción Nacional (PAN) a la cabeza, secundados por el de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC).
Y decíamos que esto del fiscal se antoja como un ajuste de cuentas, muy en especial del frente, porque su posición es que el partido en el poder (PRI) les hizo un boquete con la renuncia de Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón, en especial al panismo, restándoles tendencias. La teoría es que se trata de una estrategia oficial, a fin de menguar el peso de los adversarios e irse abriendo camino hacia Los Pinos.
El golpe se tenía que regresar y el cese del fiscal ofreció la oportunidad del desquite, de ahí que las cosas se pusieran al rojo vivo, en un momento bastante propicio para sacar ventajas y recuperar algo de respaldo social, poniendo en duda la legalidad en esa decisión; no obstante, todo eso es parte de lo que como ciudadanos vamos a observar durante el proceso que llevará a la elección cercana.
No deja de ser penoso y preocupante que en lugar de buscar el apoyo del elector a partir de propuestas y ofertas electorales que tanto urgen a fin de recuperar rumbo y desarrollo, nos comiencen a bombardear con campañas de ataques y denostaciones entre ellos; porque todo eso sólo muestra la podredumbre sobre la que caminamos y de cuyas acciones los gobernados somos víctimas.
Prácticamente todo lleva a considerar penosos actos de corrupción y de violaciones flagrantes al estado de derecho. Con eso, lo que se consigue es ir alejando cada vez más al pueblo de sus autoridades, porque se alimenta la desconfianza, el descontento y toda clase de dudas respecto a la honorabilidad de quienes dicen querer gobernarnos los siguientes seis años como nación.
En esta descarnada lucha, son todos contra todos; hoy, en lo referente al fiscal, unen fuerzas bloques irreconciliables, como Morena y el Frente Amplio, pero una vez superado el caso, se pegarán entre sí, ya que en la búsqueda de espacios de poder público, son algo así como el agua y el aceite.
Todo este escenario contaminará también los procesos electorales de los estados y de todo eso Morelos no escapa, porque es una de las entidades en las que también se renovarán poderes, incluyendo la gubernatura, que es el platillo más fuerte. En lo local, se reproducen las fuerzas, acá igualmente está previsto un agarrón entre el tricolor, Morena y el frente amplio.