Del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015, cerca de Paris-Le Bourget se llevará a cabo la Conferencia de París sobre Cambio Climático (COP21), en la que se espera un total de 45 mil participantes, incluyendo el cuerpo diplomático que representa a las diferentes delegaciones, observadores, sociedad civil y periodistas; además habrá debates, exhibiciones y proyecciones.
La Conferencia sobre el Cambio Climático de París se conoce oficialmente como la 21a Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), órgano de la ONU responsable del clima, cuya sede se encuentra en Bonn, Alemania; la Conferencia también fungirá como la 11a Reunión de las Partes en el Protocolo de Kioto, misma que supervisa la implementación de dicho Protocolo y las decisiones tomadas para incrementar su efectividad.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, manifestó en su momento que ha dado prioridad al cambio climático en su agenda de actividades porque ningún país puede afrontar ese reto por sí solo: “El cambio climático no tiene pasaporte; la liberación de emisiones en cualquier lugar contribuye al problema en todos los sitios. Es una amenaza a la vida y a los medios de subsistencia en todo el mundo”.
Este año, 2015, se considera como una oportunidad histórica para unir a los países y a las personas de todo el mundo para emprender nuevas acciones de cara al futuro para erradicar la pobreza, promover el bienestar para todos, proteger el medio ambiente y hacer frente al cambio climático, ya que los países tienen la oportunidad de adoptar una nueva agenda de desarrollo sostenible y conseguir alcanzar un acuerdo mundial sobre el cambio climático.
Los INDCs (“Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional”, por sus siglas en inglés) son planes de acción climática presentados por cada país antes de la COP21; describen la cantidad de emisiones que reducirán los países y las acciones que llevarán a cabo para lograrlo.
En el plan de acción presentado por México se incluye -“de manera no condicionada y cumpliendo con las indicaciones y prioridades de la Ley General de Cambio Climático”-, el compromiso de reducir voluntariamente en un 25 por ciento la emisión de gases y compuestos de efecto invernadero.
Además, en sus compromisos con miras hacia el año 2030, la prioridad de proteger a la población de los fenómenos hidrometeorológicos extremos que se vinculan a los cambios de temperatura del planeta, el aumento en la resiliencia de la infraestructura estratégica de México y de los ecosistemas que alberga su biodiversidad; para ello se establecen metas relevantes, tales como aumentar la capacidad adaptativa de los 160 municipios más vulnerables del territorio nacional, establecer sistemas de alerta temprana y de gestión de riesgo en todos los órdenes de gobierno y alcanzar una tasa cero de deforestación.
En la página del organismo internacional es posible acceder a una curiosa “Guía de las personas perezosas para salvar el mundo” que indica que “El cambio empieza por usted. De verdad. Todos y cada uno de los seres humanos del mundo, hasta los más indiferentes y perezosos, forman parte de la solución. Por suerte, hay cosas facilísimas que podemos introducir en nuestra rutina y, si todos lo hacemos, lograremos grandes cambios”.
Le compartimos en este espacio algunas de las recomendaciones de dicha guía, comenzando desde el primer nivel, “Superestrella del sofá”: ahorre electricidad desconectando los aparatos por completo cuando no los utilice; deje de emplear los estados de cuenta bancarios en papel y prefiera los que se envían por medios electrónicos; la televisión y la pantalla de la computadora ya emiten una luminosidad cómoda, así que apague las otras luces si no las necesita.
En el segundo nivel, “Héroe del hogar”: deje que el cabello y la ropa se sequen de forma natural, en lugar de encender una máquina; tome duchas cortas; coma menos carne y pescado, se destinan más recursos para la obtención de carne que para el crecimiento de las plantas; utilice los restos de alimentos como abono para reducir los efectos del cambio climático, al mismo tiempo que se reciclan los nutrientes; recicle papel, plástico, vidrio y aluminio, e impida que los basureros sigan creciendo; evite precalentar el horno; aísle las ventanas y las puertas para aumentar la eficiencia energética; sustituya los electrodomésticos viejos por modelos que aporten un consumo energético más eficiente e instale paneles solares en su casa.
Por último y en el tercer nivel, “Buen vecino”: adquiera productos locales y planifique las compras de comida; desplácese en bicicleta, andando o en transporte público y evite utilizar el coche excepto cuando tenga un grupo grande de personas; ocupe una botella de agua y una taza de café reutilizables; lleve su propia bolsa a la compra; adquiera productos de segunda mano; mantenga el coche en buen estado y done lo que no utiliza.