Desde el mes de noviembre de 2014, en este espacio hemos comentado en diversas ocasiones acerca del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; la fecha del “Día Naranja” fue elegida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para recordar a las hermanas Mirabal, tres activistas políticas que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo.
Desde 1981, las militantes en favor del derecho de la mujer observan el 25 de noviembre como el día contra la violencia, mismo en el que se nos invita a llevar alguna prenda de ese color para resaltar el llamamiento a erradicar la violencia contra la mujer: sin reservas, equívocos o demora.
La violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos y es consecuencia de la discriminación que sufre, tanto en leyes como en la práctica, y la persistencia de desigualdades por razón de género; dichas agresiones también afectan e impiden el avance en muchas áreas, incluidas la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA y la procuración de la paz y la seguridad.
Fue el 17 de diciembre de 1999, a través de la resolución 54/134, cuando la Asamblea General de la ONU declaró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a los gobiernos, las organizaciones internacionales y las organizaciones no gubernamentales a que organicen en ese día actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer; el 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer” (A/RES/48/104).
Entre los datos que destaca ONU Mujeres al respecto del tema, resalta el que se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia sexual por parte de una persona distinta a su compañero sentimental en algún momento de su vida; sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres han experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida.
Además, pese a que la disponibilidad de datos es limitada y que existe una gran diversidad en la manera en que se cuantifica la violencia psicológica según países y culturas, las pruebas existentes reflejan índices de prevalencia altos; se estima también que en prácticamente la mitad de los casos de mujeres víctimas de homicidios en todo el mundo (en 2012), el autor de la agresión fue un familiar o un compañero sentimental, frente a menos del seis por ciento de hombres asesinados ese mismo año.
“No es exagerado decir que la mayor amenaza para la vida de las mujeres son los hombres, y, a menudo, los hombres a los que quieren”, señaló en su momento Phumzile Mlambo-Ngcuka, como directora ejecutiva de ONU Mujeres, quien también destacaba la necesidad de “implicar a los hombres y los niños como defensores y agentes del cambio a favor de la igualdad de género y los derechos de las mujeres (…) que los hombres que creen en la igualdad de género, pasen a la acción”.
Tampoco se puede pasar por alto que entre 500 mil y 2 millones de personas se calcula son víctimas cada año de trata, lo que las lleva a la prostitución, a realizar trabajos forzados, a la esclavitud o a la servidumbre: las mujeres y las niñas representan alrededor del 80 por ciento de esas víctimas.
La prevención es uno de los factores relevantes para acabar con las principales causas de la desigualdad de género, además de que las estrategias clave incluyen diversas líneas de acción: mejores servicios para las sobrevivientes de violencia, tales como líneas telefónicas de asistencia, refugios, consejo legal, acceso a la justicia, asesoramiento, protección policial y servicios sanitarios; índices de denuncia más precisos, una mejor recopilación de datos y un análisis más riguroso sobre los factores de riesgo y prevalencia; incluso mayor asistencia a las organizaciones de mujeres, una de las primeras líneas de ayuda.
Por desgracia y aunque muchos países han incorporado leyes para prohibir, penalizar y prevenir la violencia contra las mujeres, su aplicación y cumplimiento no son adecuados: los índices de denuncia de casos de violencia siguen siendo bajos y la impunidad de los agresores, muy alta.
La violencia contra la mujer continúa siendo una pandemia global, pero la violencia contra las mujeres y las niñas se podría evitar: la prevención es esencial, recordemos que debemos actuar y ser agentes de cambio, día a día.
El tema de este año 2018 de activismo mundial en el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre) es: "Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién", mediante el cual se anima a los activistas a celebrar eventos con movimientos de mujeres locales, nacionales, regionales y mundiales, defensoras y defensores de sobrevivientes y de los derechos humanos de las mujeres.
Lo anterior, para crear oportunidades para el diálogo entre personas encargadas de formular políticas y el público; al igual que en años anteriores, el color naranja es el elemento clave unificador de todas las actividades, para atraer la atención mundial hacia la iniciativa: #EscúchameTambién