El convoy del gobernador se paró frente a “Las Mañanitas” y de la camioneta principal descendió Graco Ramírez seguido de Jorge Messeguer. Tenía tres meses de haber asumido el cargo y disfrutaba a plenitud de la llamada “luna de miel”, cuando todo mundo le rendía pleitesía.
En una de las mesas del restaurante que Graco ocupaba como su segunda oficina (no en balde se haría leyenda urbana de que lo había comprado) ya lo esperaba el senador Fidel Demédicis Hidalgo, su rival político en el Partido de la Revolución Democrática donde ambos militaban.
“Danos un minuto” le pidió a su secretario de Gobierno y éste se cambió de mesa de inmediato.
—Graco, yo creo que debemos hacer un evento que refleje la unidad entre las diversas fuerzas políticas al interior del partido —le dijo el senador—.
Pero el tabasqueño lo paró en seco.
—No necesito asesores Fidel —contestó alzando la voz— yo soy el gobernador y sé lo que tengo que hacer.
—Pues no se te olvide que yo soy senador de la República y represento al pueblo, y estaré muy atento a lo que hagas en tu gobierno —dijo Fidel antes de levantarse de la mesa visiblemente molesto.
Fue la última vez estuvieron juntos en una mesa de restaurante. El rompimiento fue evidente y cada vez que podían ambos se lanzaban indirectas en la prensa.
Fidel Demédicis y Graco Ramírez habían llevado una trayectoria paralela al interior del PRD, carrera que debía coronarse con la Gubernatura de Morelos, aunque sus características eran diametralmente opuestas.
Fidel, nacido en Temixco en una familia modesta; Graco descendiente de gobernadores y generales del Ejército. El primero se abrió paso como maestro en primarias y secundarias; el segundo fue diputado a los 28 años y siempre ha vivido de la política.
Ambos estudiaron en la UNAM (Ciencias Políticas y Derecho, respectivamente) pero no se titularon. Graco tramitó un título “por reconocimiento de saberes” ante la SEP, ya siendo gobernador.
La carrera política de Fidel se inició en 1997 cuando intentó ser presidente municipal de su natal Temixco, sin conseguirlo. Años después tuvo la oportunidad pero ya el cargo le quedaba chico, así que gobernó a través de terceros: su “ahijada” Gisela Mota, su concuña Irma Camacho, su hija TeiKo, su sobrina Mariela y los parientes de su esposa, quien falleció en 2013.
Para esos momentos su situación política y sobre todo económica había cambiado. Dos veces diputado local plurinominal y con una estructura diseminada en todo el estado, le indicaba que ya podía aspirar a la gubernatura. Pero no contaba con la astucia de su eterno rival político, Graco Ramírez, quien supo maniobrar a nivel nacional para lograr la candidatura y –con mucho dinero para su campaña y candidatos débiles- el gobierno de Morelos.
Después de aquel desencuentro en “Las Mañanitas” Graco y Fidel se volvieron a ver hasta finales de 2014, tres días antes de aquella multitudinaria marcha contra la inseguridad que partió de la Universidad hasta el zócalo de Cuernavaca.
—Recibe a una comisión de los organizadores, Graco. Todavía se puede parar esa marcha —recomendó Fidel—.
—Son puros grillos cabrón. Ahí está Gerardo Becerra y el rector, todos mis enemigos políticos. No les hagas “el caldo gordo” tú también —contestó Graco, minimizando la movilización—.
El senador perredista se sumó a la marcha, lo que provocó la ira del gobernador. La guerra estaba declarada entre los dos perredistas. Para las elecciones de 2015 cada uno presentó sus respectivos candidatos y los sometieron a votación. Los de Graco cerraron campaña en Plaza Solidaridad, en tanto que Fidel y sus correligionarios abarrotaban el zócalo de Cuernavaca.
“Graco Ramírez es un autoritario y antidemocrático”, decía a voz en cuello el senador, flanqueado por su precandidata a la presidencia municipal de Temixco, Gisela Mota.
Perverso, Graco Ramírez no solamente aprovechó la desafortunada muerte de la alcaldesa (asesinada en su propia casa en su primer día en el cargo) para decir que la habían matado porque comulgaba con su proyecto de Policía de Mando Único, sino que mandó a un testaferro a declarar que el homicidio “pudo haber sido mandado por Fidel Demédicis”.
También, operó para que se magnificara un desafortunado episodio que el senador protagonizó en el estacionamiento de Walmart-Jiutepec, cuando fue sorprendido por policías con una dama.
En contraataque, Demédicis aprovechaba cada error del gobernador de su estado para evidenciarlo ante el Senado de la República. El 10 de abril de 2017 anunció su salida del PRD no sin antes pronunciar un enérgico discurso en el que comparó a ese partido con “La Cueva de Alí Babá”.
Así llegaron al 2018 y Fidel Demédicis se registró como candidato independiente al gobierno de Morelos. Fácilmente cubrió el requisito de las 40 mil firmas ante el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac) y en las elecciones del primero de julio del 2018 obtuvo 45 mil 280 votos, quedando en quinto lugar.
Tras dos años de ostracismo Fidel Demedicis Hidalgo reapareció en público ayer, cuando ofreció una conferencia de prensa en su calidad de fundador del Partido “Futuro, Por un Morelos para Todos”, uno de los ocho que en días pasados el Impepac reconoció como instituto político al cumplir con todos los requisitos para competir en las votaciones del seis de junio del 2021.
“No seremos un partido comparsa, vamos a poner el dedo en la llaga y señalar las cosas que estén mal y buscaremos su solución”, dijo embozado con un cubrebocas en el restaurante Los Arcos.
—Y de qué vive Fidel Demédicis?— le cuestionamos al término de la rueda de prensa.
—De mi pensión como maestro de secundaria—contestó de inmediato, mientras mostraba una tarjeta bancaria—. Con ésta cobro cada quincena y con esto vivo modestamente.
HASTA MAÑANA