Pido disculpas por la ausencia de esta columna durante las dos últimas semanas, pero me fui de viaje a Gran Bretaña. Me encanta viajar en mi propio país y descubrir lugares nuevos. Esta vez fui con mi hermano a las islas de Orkney, justo en el norte de la costa de Escocia.
Ésta no es una columna dedicada al turismo sino a la ecología, como bien lo saben mis lectores regulares. Me dio muchísimo gusto observar, como cada vez que visito mi país natal, que hay más y más evidencias de una conciencia ecológica, ya sea por los paneles solares que están apareciendo en los techos de más y más casas, ya sea por el aumento en la cantidad de turbinas eólicas instaladas en el mar y en la tierra, o bien por las campañas anti-fracking organizadas por el público preocupado por los ecosistemas, la vida saludable de sus comunidades y sus familias, así como también de sus animales.
Cultivar verduras es parte de la cultura británica desde hace muchos siglos, pero es obvio que sigue siendo una opción muy importante no sólo para ayudar a la economía de la familia sino también para cosechar verduras libres de fertilizantes y pesticidas. Llevar una vida saludable es el objetivo, por supuesto. La conciencia ha sido tanta que ahora en los restaurantes la gente pide agua de la llave, en lugar de agua embotellada, para acompañar su comida. Entre ingredientes frescos, locales y libres de sustancias nocivas, la gente poco a poco está mostrando sus preferencias gracias a su conciencia ecológica tan bien desarrollada.
El domingo pasado fui por primera vez al Mercado Verde Morelos que se lleva a cabo una vez al mes en el Parque Ecológico Chapultepec, aquí en Cuernavaca. La barranca está siempre llena de agua, animales, insectos, árboles, plantas… hasta cocodrilos. Una exuberancia total de verde vivo, un ecosistema extraordinario es el lugar de este mercado que tanto nos ofrece: lechugas, betabeles, espinacas, acelgas, kale, huevos de gallina libre, pan fresco, aguas de sabor, miel, café de Chiapas, jabones, arroz con leche, gelatinas, artesanías… entre muchas otras cosas. Es una razón de peso para apoyar a la gente que tiene una conciencia fuertemente desarrollada y quienes trabajan para la salud, la protección del medio ambiente y el bienestar de la comunidad local. Es más, dentro del parque se prohíbe totalmente el plástico, los dulces, el chicle, cualquier cosa que tenga plástico como empaque. Toda la mercancía del mercado se entrega en bolsas de papel estraza o sólo se hace entrega al consumidor, quien la guarda en la bolsa que trae lista para sus compras.
No es tan difícil buscar fuentes de comida saludable. No es tan retador saber cómo vivir de manera sana. No es demasiado tarde para enseñar a nuestros hijos que una agua de jamaica es mejor que un refresco, un pan hecho de centeno y trigo es mejor que un pan de caja, un huevo producto de una gallina libre de andar por donde quiera sabe mil veces mejor que uno de fábrica.
Cultivar verduras, comer huevos de gallina criolla, hacer pan en casa, son todas prácticas saludables. Así como Escocia, donde lo histórico vive al lado de lo actual, Morelos es un ejemplo de lo viejo y lo moderno también. Al reconocer la gente que sabe aprenderemos cómo vivir de manera más sencilla y saludable y nos sentiremos mejor, no cabe duda.
Tienes que conocer este Mercado Verde, en la siguiente fecha de su presencia en el Parque Ecológico Chapultepec. Síguelo en Facebook para enterarte de todo. Te encantará.
Fuente: https://www.facebook.com/events/279201599085142/