Martes, 05 Enero 2016 05:18

El reto más grande del ser humano Destacado

Reportera
Lectura 3 - 5 minutos

No hay nada como una gripa que te tumba durante las fiestas decembrinas para caer en un periodo de introspección, autoconciencia y observación

Al estar encerrada en mi casa, me di el tiempo perfecto para analizar no sólo mis pensamientos sino también mis sentimientos. Mis pensamientos se centran principalmente en el medio ambiente: cómo podemos mejorar la situación actual de la Tierra. Mis sentimientos en estas fechas están ligados a mi familia y a las tradiciones de mi país natal. Sin embargo, al ver las noticias de Inglaterra sólo vi sufrimiento y preocupación por las terribles inundaciones que arruinaron la Navidad de miles de familias en el norte del país, familias que han sufrido hasta tres inundaciones y esto solamente durante el mes de diciembre. Por ser una isla el Reino Unido sufre no sólo de clima extremo hoy en día, además sus costas están siendo erosionadas; muchas casas en las costas ya han caído al mar y muchas más están a punto de colapsar.

Sería muy fácil decir que no me importa lo que pasa en nuestro planeta. Sólo tendría que desconectarme de todo y vivir sin teléfono, sin celular, sin internet, ni luz eléctrica, vender mi auto y vivir de la manera más sencilla. Podría vivir así si quisiera, cultivando verduras en mi jardín, con gallinas, una vaca o un par de cabras… Aunque es tentador, al examinar mi autoconciencia yo sé que tengo que afrontar los hechos: no podría vivir así. Soy una persona demasiado responsable y me veo en la obligación de compartir noticias, información y consejos sobre cómo mejorar nuestras vidas bajo las actuales circunstancias con mis compañeros, amigos, familiares y la ciudadanía en general. Por ello existe esta columna semanal. No me cabe duda que la vida nos ha dejado un reto serio: cómo reducir nuestras emisiones de carbono al ambiente y, a la vez, aprender a vivir con las consecuencias del cambio climático.

Un ejemplo admirable que debemos y podemos seguir, es lo que ha logrado el país latinoamericano de Uruguay. En menos de 10 años ha disminuido su huella de carbono a un nivel muy respetable. Los uruguayos entienden lo que muchas otras naciones no han entendido o no han querido entender, que el cambio de combustibles fósiles a energías renovables no sólo es posible sino también económicamente factible y fácilmente alcanzable. Ha logrado la descarbonización de su economía a través de programas que apoyan la inversión en energías renovables, como las de biomasa, eólica y solar. Hoy 55% de la combinación de energías utilizadas en Uruguay (tomando en cuenta todo tipo, incluyendo gasolina) se obtiene de fuentes renovables. Clave para el éxito de esta transformación es la buena relación entre los sectores públicos y privados. La inversión en energía durante los últimos cinco años ha llegado a representar 15% del Producto Interno Bruto (PIB) anual. Han comprendido muy bien los uruguayos que la producción de energía renovable es buen negocio, muy buen negocio. En lugar de importar gasolina y gas de países vecinos, lo que antes hacía Uruguay, hoy exporta energía limpia a esos mismos países (www.guardian.com/environment). Costa Rica también ha invertido mucho en hidroelectricidad, energía eólica y geotérmica. Mi pregunta entonces es: sí ellos lo pueden hacer, ¿por qué no también nosotros?

Finalmente, me puse a observar. Observé todo lo que me rodea: los árboles, las plantas, los pájaros, los insectos, todos los colores maravillosos que tengo representados por las buganvilias y las nochebuenas, los muchos tonos de verde, rojo, morado, café, amarillo, azul… Por eso doy gracias, por la naturaleza y la belleza que me rodean. Me confirman mi responsabilidad hacia todos ustedes: seguiré compartiendo información sobre la manera de proteger el medio ambiente que, sin duda alguna, es actualmente el reto más grande del ser humano.

Empecemos este nuevo año con buenos propósitos y una clara idea del reto que necesitamos confrontar. No me cabe duda que todos juntos podemos lograr mucho. Tomando el ejemplo de Uruguay podemos vivir con una mayor esperanza que las cosas van a mejorar. es posible mejorar nuestra situación; es posible proteger lo que tenemos y reparar lo que ya hemos destruido; es posible vivir con esperanza. ¡Feliz año 2016!

 

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