“El apoyo económico de un amplio grupo de personas, el uso de tecnologías de vanguardia y la planeación de estrategias creativas han permitido a Greenpeace desarrollar campañas a fondo, sin perjudicar su principio básico: la acción independiente y pacífica”, es lo que se puede leer en su página (www.greenpeace.org/mexico), además de mucha información adicional disponible en español y accesible a todos nosotros.
Greenpeace es “una fuerza para el cambio”. No acepta dinero de gobiernos o partidos políticos: es totalmente independiente. Este estatus organizacional es la clave de su éxito y de su entrega a la protección del medio ambiente; en cualquiera de las muchas formas que ésta adopta, es total y sin límite. Como organización se mantiene a través de contribuciones y la participación de voluntarios, quienes comparten su preocupación ambiental. Se trata de gente “preocupada y dispuesta a hacer lo extraordinario para rescatar nuestro ambiente”.
Recientemente los integrantes de uno de los barcos de Greenpeace, llamado Arctic Sunrise, trató de llevar a cabo una típica protesta de Greenpeace, totalmente pacífica, en vistas a proteger el Ártico de las empresas que quieren empezar a realizar perforaciones en busca de gas y petróleo en esta sensible región del mundo.
Fue el 18 de septiembre de este año que los 30 voluntarios y tripulación (conocidos ahora como los 30 del Ártico) amarraron su barco a una plataforma rusa de perforación perteneciente a Gazprom. Empresa rusa, “Gazprom planea comenzar la producción de la plataforma Prirazlomnaya en el primer trimestre de 2014, aumentando el riesgo de un derrame de petróleo en un área que contiene tres espacios naturales protegidos por la ley rusa. Por ello Greenpeace Internacional realizaba una protesta pacífica para demandar la suspensión de estos planes”. Dos de los voluntarios intentaron escalar la plataforma con la intención de desplegar un mensaje en defensa del Ártico y del medio ambiente, pero fueron repelidos con chorros de agua y disparos de armas reales que impactaron en el agua. Todos los tripulantes del barco, los 30, fueron detenidos a punta de pistola y llevados a Murmansk. Fue allí donde las autoridades rusas los acusaron de cometer actos de piratería y de vandalismo, acusaciones totalmente fabricadas y ridículas. Los 30 voluntarios pacíficos sacrificaron mucho por mostrar su preocupación por el cambio climático, el derretimiento del hielo y la devastación de un ecosistema único. Los tuvieron más de 70 días en la cárcel, primero en Siberia bajo condiciones muy cuestionables, para posteriormente ser trasladados a San Petersburgo donde, finalmente, fueron liberados de manera provisional, bajo fianza, en espera de juicio.
Los 30 siguen actualmente en Rusia, sin pasaporte, sin derecho a regresar a su país e ignorando qué pasará en el futuro. Greenpeace está utilizando a su equipo de abogados expertos para apoyarlos, además de llevar a cabo una importante campaña a través de las redes sociales.
Estos 30 individuos son personas como tú y yo. Están plenamente comprometidos con el medio ambiente y listos para ponerse en el ojo del huracán, con el fin de llevar al mundo la noticia que tenemos que actuar. Se trata de personas pacíficas que jamás portan armas, ni desean destruir, ni atacar a nadie. Sólo quieren realizar sus protestas pacíficas. Representan entre todos a 18 nacionalidades diferentes y requieren de nuestro apoyo.
Invito a todos ustedes, mis lectores, a entrar a la página web de Greenpeace (www.greenpeace.org/mexico) e informarse de los detalles. La organización necesita donaciones, no importa si son diez pesos, cien o mil; cualquier cantidad es apreciada. Será utilizada para rescatar a los 30 del Ártico y para proteger la zona ártica. Qué maravilloso sería si los 30 pudieran estar de regreso en sus casas, con sus familias, para celebrar la Navidad.