Martes, 26 Noviembre 2013 15:28

Sé consciente de tus acciones

Reportera
Lectura 3 - 5 minutos

Te invito a hacer un experimento. Durante todo un día, ¿cuántas veces piensas en el medio ambiente? ¿Cuántas veces te percatas de la naturaleza que te rodea? ¿Cuántas veces eres testigo o, peor todavía, responsable de un comportamiento que amenaza al medio ambiente?
Cada vez que compras algo envuelto en plástico, estás contribuyendo al consumo de petróleo y al problema de la basura.

Cada vez que sales en tu automóvil para ir de compras, ir a trabajar, dejar a los niños en la escuela, salir de vacaciones, estás produciendo una gran cantidad de emisiones de carbono.
Cada vez que aceptas una bolsa de plástico para cargar tus compras, estás perpetuando el problema del plástico en nuestros ríos, barrancas y océanos.
Cada vez que no separas los residuos domésticos y mezclas en un solo recipiente lo orgánico con lo no orgánico, estás provocando que se llenen aun más los basureros municipales.
Cada vez que tiras a la basura alguna pila que ya no sirve, estás envenenando la tierra y las acuíferas.
Cada vez que no separas y no reciclas, estás promoviendo la ignorancia acerca de cómo cuidar el medio ambiente.
Cada vez que tiras algo por la ventana, eres parte del problema.
Cada vez que tumbas un árbol que te estorba, estás afectando la producción de oxígeno y quitando un hábitat para los insectos y los pájaros, además de que sentirás más calor al perder su sombra.
Todos tenemos que convertirnos en la solución, promover y participar en ella y ser responsables por nuestras acciones, a como dé lugar. Actuar con conciencia y enseñar a nuestros familiares es la clave: todos tenemos que entender qué tan importante es el cuidado del medio ambiente, empezando con un fuerte sentido de respeto hacia las plantas, los árboles, toda la flora y la fauna natural que nos rodea. Sin el respeto necesario por lo natural caemos todos en el puro egoísmo, nos convertimos en seres tremendamente egoístas, individualistas, sin preocuparnos por nadie más, ni siquiera por nuestros hijos y las generaciones por venir.
Cuando me tocó estudiar no existían las carreras ambientales, ni las ingenierías especializadas, por ejemplo, en zonas costeras. En la década de los setentas todavía no estábamos tan conscientes del daño que le hacíamos a la Tierra, ni de cómo nuestras acciones aquí tienen repercusiones en otras partes del mundo. Ahora tenemos todo a nuestro alcance y no hay pretexto alguno para tirar una lata de cerveza al apantle, algo que presencié el otro día. No hay niño que no sepa del problema, no hay persona que no escuche en la radio y en la televisión noticias sobre el medio ambiente. No hay nadie que no sepa de la incidencia cada vez más frecuente de tormentas violentas, no sólo aquí en México sino en todas partes de la Tierra. Veo difícil que alguien no se haya enterado del tifón desastroso en las islas Filipinas. En cualquier día del año algo está ocurriendo en alguna parte de nuestro planeta Tierra que causa sufrimiento humano, además del daño ecológico.
Nuestras escuelas y universidades locales ofrecen diplomados, licenciaturas, ingenierías, maestrías y doctorados en temas ambientales, con el resultado que cada vez más de los jóvenes actuales están aprendiendo cómo mitigar las consecuencias del cambio climático: desde los niños en los kínder y las primarias, hasta los estudiantes de las secundarias y las preparatorias, desde los colegios más pequeños hasta las universidades más importantes como la UAEM, la Upemor, el Tecnológico de Monterrey, entre muchas otras. Todos incluyen en su oferta actual cursos y carreras sobre la protección del medio ambiente. No es ninguna coincidencia que este tema sea tan buscado hoy en día: somos muchos los que nos preocupamos por la Tierra y reconocemos que la problemática se vuelve cada vez más urgente.
Sin embargo, si no sabemos apreciar los árboles, las flores, los animales y el medio ambiente en toda su grandeza y esplendor, lo único que va a pasar es que estaremos apurando la destrucción de nuestro planeta. Por eso mi invitación esta semana para que seamos conscientes y observemos qué hay alrededor de nosotros, que estemos al tanto del comportamiento propio y de los demás, que seamos un factor de influencia sobre familiares y amigos cuando nos sea posible impactar en otros que todavía no actúan desde una plena conciencia ecológica. Sin duda muchos te lo agradecerán. 

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