“De aquella cosa efímera nacía una cosa eterna.”
-Manuel Gutiérrez Nájera-
Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos, en su libro “earth in balance” (“la vida en juego”) publicado en junio de 1992, cuestionaba: “Ya hemos llegado al punto de considerar nuestros bienes como artículos desechables. ¿Hemos transformado de igual modo la forma de ver a nuestros semejantes? ¿Hemos dejado de valorar también, durante este proceso, la singularidad que poseemos todos?”
Si analizamos estas frases, podemos concluir que, de manera general, los tiempos han ido cambiando tanto que pareciera que todo es efímero, y, además, por otro lado, nos hemos ido convirtiendo en entes manipulables de tal forma, que estamos perdiendo nuestra manera individual o particular de ver el mundo para convertirnos en robots que siguen las tendencias que nos marcan los que tienen el poder.
Aunque viéndolo bien, siempre han existido las personas que se dejan llevar por la moda o las tendencias. Pero tal vez, lo que preocupa, es que cada vez es más la cantidad de gente la que se deja llevar sin pensar en las consecuencias que eso traiga.
Regresando al libro de Al Gore, cuyo título es más extenso, “la vida en juego: ecología y el espíritu humano”, el autor, en esos tiempos, explicaba el predicamento ecológico del mundo y describe una serie de políticas públicas para enfrentarse a los problemas que estamos viviendo en materia ecológica.
El cuestionamiento aquí -y gracias por los comentarios enviados con respecto a mi columna pasada- es si de verdad que este tema de la obsolescencia programada, realmente ha derivado en la llamada obsolescencia psicológica. Yo considero que así ha sido.
Muchas de nuestras creencias y costumbres se han ido perdiendo y han sido sustituidas por otras. Por ejemplo, veamos el caso del “día de muertos”. Actualmente, muchas personas ya no practican los rituales de nuestros ancestros. Y esta práctica ha sido sustituida por la celebración del Halloween o “día de brujas” de los Estados Unidos.
Aunque es importante recalcar, que en las comunidades rurales sí se sigue respetando esa antigua tradición. ¿Y por qué lo hacemos? Supongo que es debido a la publicidad que nos invade. Las grandes compañías nos dictan qué camino seguir, y ahí vamos todos.
Es una forma de “cultura desechable” o efímera. Igual un día nos llegue otra “costumbre” que deje más dinero a los fabricantes de todo esto y le hagan tanta publicidad que, sin duda, causará una tendencia que nos hará seguirla. Y en este sentido, recuerdo una frase del Subcomandante Marcos: “Después de todo, la cultura es como el café instantáneo, es decir, es soluble, desechable y, además, no es café.”
Obviamente, en este sentido, sé que me estoy metiendo en problemas de definición. Porque para algunas personas, hay varias definiciones de “cultura”. Sin embargo, en la definición de la UNESCO, la cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí mismo: a través de ella, el ser humano discierne valores y busca nuevas significaciones.
Y cabe el cuestionamiento también de si la cultura busca nuevas significaciones, debe ser aceptado que el ser humano cambie lo que considera que debe cambiar. Pero ese no es el problema. Porque es natural que nos cuestionemos muchas cosas sobre la vida, por ejemplo, el machismo existente en nuestra sociedad. Obvio es que debemos cambiarlo y erradicarlo para vivir de manera más armónica. Y así como éste, hay más cosas. Por ejemplo, el concepto de “familia” a “familias”. Ya tocaremos ese tema en próximos artículos.
El problema es dejarnos llevar por la moda, por las tendencias que nos imponen las grandes compañías y que nos convierten en lo que ellos quieren. Tenemos que ser consumidores responsables y cuestionarnos si lo que queremos cambiar es porque realmente lo necesitamos o porque lo impone la publicidad.
Y al mismo tiempo, aunque no lo hayamos descubierto todavía, el tema de la obsolescencia psicológica ya no sólo se aplica a productos, actualmente, esa forma de conducirnos también nos ha llevado al punto de aplicarlo a las relaciones humanas. Actualmente las relaciones de pareja ya no se ven como se hacía antes, como un compromiso asumido para toda la vida. Las relaciones actuales se ven como algo desechable. ¿Será porque estamos convencidos de que es así? ¿Será que nos lo ha impuesto la llamada obsolescencia programada? La respuesta queda en el aire.
Pero lo que sí es importante, es que debemos buscar respuestas para vivir mejor en sociedad. Busquemos la armonía para vivir en una cultura de paz.