“Tu familia es el mayor escudo que puedes tener en momentos de guerra”
-Anónimo-
Estos días he estado un poco abrumado por ciertas lecturas que he estado realizando. Muchos de ustedes saben que Boris Cyrulnik es uno de mis mejores autores en el tema de la resiliencia, que es la capacidad de una persona para que, a pesar de todos los obstáculos y sufrimientos que ha tenido, pueda reconstruirse y avanzar por la vida de una manera positiva y edificante. Este estudioso de la resiliencia nos dice que “con cabos de lana biológicos, afectivos, psicológicos y sociales, pasamos nuestra vida tejiéndonos a nosotros mismos”. Y es, en este sentido, que la familia es de fundamental importancia para el desarrollo de un buen ser humano o uno malo. Un ser humano sano o uno enfermo, aunque al final de cuentas todos nosotros, hombres y mujeres traemos cosas buenas y cosas malas desde el seno familiar.
Obviamente las cuestiones y problemática social también nos afectan, y mucho. Ya hemos hablado de esto en muchas ocasiones, pero la familia, ¿qué rol juega?
Sabemos a ciencia cierta que, si bien es cierto, la familia es el centro del amor, la identidad y la armonía, también es cierto que son los mismos familiares, los más cercanos, los que pueden abusar de nosotros y hacernos daño.
Uno de los libros que leí esta semana se llama “cuídame de ti” de Mónica Salmón, autora mexicana, que trata el tema de los estragos que puede causar una madre en su hija, de hecho, en toda su familia. Basada en sucesos reales, esta historia narra como a nivel social una madre puede comportarse como una mujer de bien, altruista y buena gente en su actuar social, pero en la intimidad es una persona muy mala que deja huellas terribles en su hija. En síntesis, desmitifica el papel tradicional de la madre como la persona que no sólo protege y se sacrifica, sino que daría la vida por su familia. Especialmente por sus hijos.
En la actualidad podemos comprobar que las relaciones familiares se pueden dividir en tres categorías. Todavía hay familias en las que los padres son los que ponen las reglas y los hijos e hijas tienen que acatar las mismas, so pena de recibir un castigo en caso de no acatarlas.
Por otro lado, tenemos a esos padres y madres castrantes que manejan a sus hijos, de tal manera que los esclavizan a voluntad como el caso de la novela mencionada.
Y, además, tenemos ahora que, en el deseo de los padres por convertirse en “amigos” de los hijos, hemos rebasado los límites de la permisividad y la anarquía. Hay padres que se dejan manipular por sus hijos de tal manera que van creando monstruos.
Tenemos que entender que la familia es el comienzo de todo. “En la búsqueda de paz, comenzando con el individuo y posteriormente reflejándose en la sociedad, la familia juega un rol fundamental. Al ser considerada como la primera institución socializadora y formadora del individuo, la influencia de lo aprendido en el hogar es notable a lo largo de la vida, mencionan”, mencionan en su artículo de investigación, “La familia como elemento mediador entre la cultura de paz y la violencia cultural”, Hinojosa, M. & Vázquez.
Las autoras establecen que el niño adquiere los primeros contactos con el ambiente a través de sus padres y familia, desarrollando de esta manera conductas adaptativas que pueden ser positivas o negativas, dependiendo de si las primeras experiencias son gratificantes o no (Flores Millán, 2011). Por lo anterior, es importante que en el seno familiar la convivencia se desarrolle con base en valores como amor, comprensión, paz, respeto y solidaridad.
Cinco palabras fundamentales que son imperativos a seguir. Y esto se logra a través de políticas públicas como las que se establecieron en Colombia de 2009 a 2013. Ahí se llevó a cabo un programa llamado “Escuela de Familia”, en la que se trataron temas como la transmisión y educación en los conceptos de paz, derechos humanos y valores para una sana convivencia familiar.
Así como la familia es el lugar del primer encuentro con las formas socializadoras, la escuela es la segunda entidad en la que los niños comienzan a poner en práctica lo que les enseñaron en casa. En Brasil se llevó a cabo el programa Cultura de Paz en la Escuela (PREAL, 2006), implementado por el Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe y el Programa de Prevención de la Violencia en la Educación. Dentro de los objetivos estaba el capacitar a padres y alumnos de las escuelas seleccionadas, tres escuelas de enseñanza básica, para implementar un proyecto con acciones que favorezcan una cultura de paz.
Son estas “pequeñas cosas” que nos ayudarán a construir una verdadera cultura de paz en nuestras comunidades. ¿Lo hacemos?