Todo comenzó hace unos días. Vi una peli llamada “Green Book” (2018), así se le llamaba a la guía turística de los afroamericanos en los años 60. Ahí venían los lugares turísticos a los que podían ir ellos. Porque hay que recordar que los afroamericanos y los blancos no podían entrar a los mismos lugares. Había una discriminación verdaderamente horrible. Es la historia de un músico de color que buscaba un chofer que lo llevara por su gira artística. Y resultó que quien se quedó con el trabajo fue un hombre italoamericano. En la historia vemos precisamente como los blancos disfrutan de la música de Don Shirley, pero éste no se puede sentar a la mesa a convivir o a departir con sus admiradores. Hay una escena en la que Don ofrece un recital en casa de unos ricos y, pide permiso para usar el baño, lo cual le es negado. Le ofrecen los baños de los sirvientes en los plantíos, a lo que él se rehúsa. No cuento más para que se animen a ver esta película basada en hechos reales. Busqué en youtube a Don Shirley y, de verdad, era un gran un maestro del piano. Esta película obtuvo tres Globos de Oro, incluido el de mejor película de comedia o musical, y tres premios Óscar, incluido el de mejor película.
Esta semana celebramos el día internacional del orgullo gay y eso me llevó a recordar otra película que recomiendo ampliamente: “Milk”, protagonizada por Sean Penn. Trata de un homosexual que defiende los derechos de la comunidad gay y logra ganar las elecciones para un cargo público en San Francisco. Muy buena la peli. Ganó en 2008 dos premios Óscar. Uno para Sean Penn como mejor actor y otro al mejor guion.
El tema viene al caso porque a pesar de estar viviendo en pleno Siglo XXI, muchas personas siguen viviendo en el oscurantismo. Los prejuicios con los que crecemos, no nacemos con ellos, los seres humanos, se van acrecentado de manera terrible si no ponemos atención a ello.
¿Quién decide qué es superior a otros? ¿Quién alimenta estas, llamémosles, “supersticiones” sociales en contra de los que son diferentes?
En una sociedad verdaderamente democrática no hay ciudadanos de segunda clase. Hombres y mujeres somos exactamente iguales. Tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. No importa el color de la piel, ni el origen, ni las preferencias sexuales, ni la religión, ni la ideología. Son precisamente las diferencias lo que nos une. Boris Cyrulnik asegura: La vida es una locura, ¿No es cierto? Por eso es apasionante. Imaginen que somos personas equilibradas con una vida apacible, no habría ni suceso, ni crisis, ni trauma que superar, únicamente rutina, nada que recordar; ni siquiera seríamos capaces de descubrir quiénes somos. Si no hay sucesos no hay historia, no hay identidad. No podríamos decir: "Mira lo que me sucedió, sé quién soy porque sé de lo que soy capaz ante la adversidad". Los seres humanos son apasionantes porque su vida es una locura.
El conflicto es parte esencial del ser humano pero la forma de enfrentarlo es lo que hace que vivamos en una cultura de la guerra o una cultura de la paz. No nos opongamos al conflicto. Hagamos un enfoque diferente.
Y es, en ese sentido que también menciono la marcha anti Amlo. No debemos dividir al país. Ni los gobernantes ni los que tienen el poder de los medios de comunicación. Como ya lo comenté en otra de mis entregas, debemos investigar antes de tomar partido por algo o alguien. Vi algunos videos de esta marcha y, en mi opinión, creo que algunas personas están mal informadas. Una persona entrevistada dijo que marchaba porque el presidente era un dictador y que marchaba para que no nos convierta en otra Venezuela.
Si de verdad todos queremos un mejor México, tenemos que unirnos y desarrollar estrategias para que mejore nuestra situación. No nos dejemos llevar por nuestras creencias o por nuestros prejuicios, y mucho menos por lo que nos cuente. Investiguemos. Busquemos información veraz. De esa manera, estando bien informados, tomaremos las mejores decisiones. Decisiones que nos darán elementos para desarrollar una cultura de la paz para el buen vivir.