“La patria de un alcalde es su aldea,
y no hay más frontera para él
que las cercas de su municipalidad.”
Horacio Amezcua. Pensador argentino
1912-1991
El municipio, en mi opinión, es la raíz de todo, el origen de una federación, la génesis de un país. La vida de un municipio es la primera comunidad social que tenemos como ciudadanos. Escudé Bartolí sostiene que la asociación inmediata a la familia, es el municipio, considerado siempre como base del edificio social. Y como dice Juan Lazarte, la libertad solamente puede realizarse en la comunidad y el hombre sólo puede ser libre no en cuanto es individuo, sino en cuanto sea miembro de una comunidad. Podemos decir que al municipio se debe la doctrina de la soberanía nacional. Confirmamos que el municipio no es hijo del legislador; es un hecho social de convivencia, anterior al estado y anterior también y además superior a la ley.
Dicho de otra manera, antes de ser mexicano y morelense, pertenezco a esta comunidad hermosa llamada Cuernavaca. Aquí nací, de aquí soy. Pertenezco a este municipio. Aquí están mis raíces, mi familia, mi educación, mis alegrías y tristezas, mis recuerdos. Mi patrimonio. Si tengo alguno. Mi infancia, mi juventud, y tal vez con esperanza, mi vejez. Mis amores y desamores. Este es el lugar al que quiero regresar cuando estoy de viaje. Es mi patria y mi hogar.
Y es, justamente por estas razones, que quiero para mí y para los míos que regresen la tranquilidad, la paz, la seguridad y la armonía en la que antes vivíamos. Estoy seguro que esto es posible. Solamente necesitamos que los futuros gobernantes tengan las ganas de hacerlo. Que se sientan orgullosos de esta comunidad hermosa llamada Cuernavaca. Tenemos que consolidar el carácter local del municipio. Nuestros valores.
Sigo con mi teoría de que un día llegaron “gobernantes” a nuestras comunidades y que dejaron que nosotros como vecinos nos peleáramos entre nosotros. Que no les importó aplicar las leyes. Que lo único en que se interesaron fue en saquear. En llevar agua a su molino. Hacerse ricos a costa del sacrificio de nuestra comunidad.
Repito lo que he dicho muchas veces. Tenemos que recomenzar de nuevo, pero ¿cómo hacerlo? Sólo pondré unos ejemplos claros de lo que sucedió y se darán cuenta de qué fácil es comenzar de cero otra vez.
Cuando era niño, había cosas que teníamos que hacer y no nos preguntábamos por qué. Teníamos limpio el frente de nuestra casa. O lo hacían mis padres o lo hacíamos nosotros. Y nunca nos preguntamos por qué. Había respeto para los mayores. No decíamos malas palabras frente a los demás, entre otras cosas.
Pero fue pasando el tiempo y se empezó a perder el respeto. Y este se pierde, básicamente, por falta de principios sólidos, y, en segundo lugar, cuando un gobierno no hace lo que por esencia debe garantizar: el cumplimiento de las leyes.
Hay un documento que se ha dejado de observar y que es la base de la convivencia armónica en cada municipio y que se llama Bando de Policía y Buen Gobierno. Que, de hecho, en algunos municipios, ya perdió el adjetivo “buen”. Si los gobiernos municipales retomaran esta normatividad y se aplicara, les garantizo que tendríamos una mejor comunidad. Ahí se encuentran esas reglas que tenemos que cumplir los ciudadanos para vivir en armonía como tener el frente de nuestra casa limpio, (art. 131, fracc. III) y, proferir o expresar en cualquier forma frases obscenas, injuriosas u ofensivas, (Art. 129, fracc. IV), entre otras.
Me imagino un nuevo orden, aunque no es tal, la llegada del nuevo gobierno en todos los municipios de nuestro estado con este comunicado: A todos los ciudadanos de nuestro municipio se les hace de su conocimiento que, a partir de este nuevo gobierno, es obligación de todos los miembros de nuestra municipalidad conocer lo establecido en el Bando de Policía y Buen Gobierno por razones de convivencia en armonía y seguridad. Dicho documento está a su disposición en nuestro portal de internet, en las oficinas del ayuntamiento, así como en todas las delegaciones y ayudantías municipales. Y se otorgará un período de gracia de dos meses para su conocimiento y observación. Transcurrido ese período, las autoridades implementarán su aplicación, así como las sanciones correspondientes.
Sería maravilloso este nuevo comienzo. Todos nosotros como ciudadanos tendremos que cumplir con la norma. Ese orden de leyes que antes respetábamos y que nos hacían vivir en armonía, y ver a las autoridades retomando las acciones que siempre les han correspondido pero que alguna vez soslayaron. Y si alguien no cumple, que lo sancionen. Y las sanciones van, de acuerdo al Bando de Cuernavaca (Art. 133): Desde la amonestación, multa de hasta cien días de salario, arresto hasta por treinta seis horas, trabajo a favor de la comunidad y la restauración del bien afectado, a satisfacción del propietario, entre otros.
Queda abierta esta propuesta para los nuevos gobiernos de todos los municipios.