“Este es el primer precepto de la amistad:
Pedir a los amigos sólo lo honesto,
Y sólo lo honesto hacer por ellos”.
Marco Tulio Cicerón
Soy bueno, soy malo. A veces soy tolerante y a veces no. Siempre he deseado ser una buena persona, un buen ciudadano y, sobre todo un buen padre de familia. ¿Lo he logrado? Si soy honesto, debo decir que no completamente. Me hace falta tener más disciplina, ser más comprensivo, ponerme en los zapatos de los demás para lograrlo al cien. Sin embargo, dentro de esos límites imperfectos que todos llevamos, creo que he sido una persona que cumple con sus propósitos y que trata de entender a los demás. Sobre todo, amar incondicionalmente.
¿Por qué digo todo esto? Simplemente porque en esa incomprensión que a veces tengo, debo reconocer las cosas buenas de los demás y decirlo claramente. Sólo por el placer de hacerlo y, a veces, como hoy, para hacer un reconocimiento.
Hace ya algunos ayeres conocí al Gato. Me gustó su trato con la gente, su empatía, su trabajo. Sobre todo, conocer su origen humilde y su trabajo desde la izquierda para trabajar con los más desprotegidos. Tiene una trayectoria excepcional en el trabajo comunitario que lo ha llevado a diferentes comunidades de nuestro México. Es un hombre inteligente que conoce como muy pocos el sistema político mexicano. Ese trabajo desde la izquierda siempre se ha mostrado. Ha colaborado con diferentes gobiernos, pero siempre en favor de las comunidades. Y cuando encuentra algo raro, algo fuera de lugar, lo mejor que ha hecho es retirarse y seguir con su lucha comunitaria.
Hace cerca de dos años comenzó a crear un proyecto muy interesante que tenía que ver con el tema del buen vivir. La idea era tratar de llevar a las comunidades esa filosofía del buen vivir para cambiar el paradigma en el que vivimos. En lugar de ver por uno mismo, se pueden lograr muchas cosas si nos interesamos genuinamente en los demás. Yo te cuido, tú me cuidas, nosotros nos cuidamos. Fue entonces que se iniciaron varios diplomados para llevar esta filosofía a todas las personas interesadas. Diplomados que fueron gratuitos. Además de esos cursos, también se organizaron conferencias con embajadores de países que ya habían adoptado esa filosofía. Los asistentes tanto de los diplomados como de las conferencias, salían emocionados con esos temas. Recuerdo a la embajadora de Costa Rica cuando habló de los derechos de la madre tierra. Actualmente el ser humano trata de sacar beneficio de todo sin considerar los derechos de los demás. Si no respetamos la vida de los demás, menos el de la tierra. ¿La tierra tiene derechos? Por supuesto que sí. La hemos explotado tanto que los resultados son clarísimos. Tierra muerta, ríos y océanos convertidos en basureros, especies marinas y terrestres en peligro de extinción. El hombre es inteligente, pero por desgracia está acabando con nuestro mundo. Aunque en realidad no es el hombre común como tú y como yo, sino aquellos ricos que, así como han explotado a su hermano, explotan la tierra. Se la quieren acabar para amasar fortunas sin darse cuenta que el dinero no servirá de nada cuando se acaben todo. Poca gente quiere entender esto. El dinero es bueno, los negocios son necesarios para obtener ganancias, pero no a costa de la desgracia de otros o en perjuicio de nuestra madre tierra.
Después, el Gato desarrolló otra idea. La de preparar y hacer conciencia, a través de estos diplomados a los políticos, a los servidores públicos para desarrollar una gobernanza ética y honesta. Desarrollar políticas públicas adecuadas para nuestras comunidades. Todo eso me ha demostrado el interés tan grande que tiene Javier García Chávez, el Gato, con el mejoramiento de la vida en comunidad. La idea es tener mejores gobiernos. Mejores lugares para vivir en donde se dé el verdadero sentido de la comunidad (común-unidad). Pero para ello, necesitamos la buena voluntad de todos los actores sociales: Ciudadanos, gobernantes, políticos, medios de comunicación tradicionales, redes sociales, educadores, obreros, amas de casa, estudiantes, grupos vulnerables, grupos organizados. En fin, todos y todas quienes quieran participar del buen vivir en comunidad y, sobre todo, de alguien que conozca estos mecanismos para realizar ese fin. Y desde mi punto de vista, esa persona es Javier García Chávez, el Gato.
Estoy convencido que vienen cambios necesarios para el renacimiento de nuestro país. En hora buena.