Para alcanzar el bienestar, es preciso, es indispensable
fijar la atención en los intereses generales
de la humanidad, hacer a un lado la indiferencia,
porque la indiferencia eterniza nuestra esclavitud.
-Ricardo Flores Magón-
“Deseo decirles algunas palabras acerca de un mal hábito, bastante generalizado entre los seres humanos. Me refiero a la indiferencia, ese mal hábito que consiste en no fijar la atención en asuntos que atañen a los intereses generales de la humanidad.
Cada quien se interesa por su propia persona y por las personas más allegadas a él, y nada más; cada quien procura su bienestar y el de su familia, y nada más, sin reflexionar que el bienestar del individuo depende del bienestar de los demás; y que el bienestar de una colectividad, de un pueblo, de la humanidad entera, es el producto de condiciones que la hacen posible, es el resultado de circunstancias favorables, es la consecuencia natural, lógica, de un medio de libertad y de justicia.
Así, pues, el bienestar de cada uno depende del bienestar de los demás, bienestar que sólo puede ser posible en un medio de libertad y de justicia, porque si la tiranía impera, si la desigualdad es la norma, solamente pueden gozar de bienestar los que oprimen, los que están más arriba que los demás, los que en la desigualdad fundan la existencia de sus privilegios.
Por lo tanto, el deber de todos es preocuparse por los intereses generales de la humanidad para lograr la formación de un medio favorable al bienestar de todos. Sólo de esa manera podrá el individuo gozar de verdadero bienestar.
…El ser humano lucha, se afana, se sacrifica por ganarse el pan de cada día; pero esa lucha, ese afán, ese sacrificio no dan el resultado apetecido, esto es, no producen el bienestar del individuo porque no están dirigidos los esfuerzos a cambiar las condiciones generales de convivencia, no entra en los cálculos del individuo que lucha, se afana y se sacrifica la creación de circunstancias favorables a todos los individuos, sino el mezquino interés de la satisfacción de necesidades individuales, sin hacer aprecio de las necesidades de los demás...”
Estas palabras suenan actuales, causan malestar en unos y emoción en otros. Estas palabras son vigentes. Y sin embargo, están cumpliendo cien años de haber sido pronunciadas. Fue Ricardo Flores Magón, abogado y activista político del siglo pasado el orador que las acuñó en el sexto aniversario de la promulgación del Manifiesto del 23 de Septiembre de 1911, celebrado en el poblado agrícola de El Monte, las palabras de Flores Magón reflejan el ambiente que vivían – y siguen viviendo - los trabajadores mexicanos.
La indiferencia es un estado afectivo del que “no siente ni padece”. Está asociada a la insensibilidad, al desapego o a la frialdad. Ser indiferente significa que “nada nos importa”. Características contrarias a la condición social. Para vivir en sociedad es necesario ser empáticos. Ponernos en los zapatos del otro. Preocuparnos por los demás, como se ha estado manifestando, en la crisis causada por el reciente sismo que nos ha pegado fuertemente.
El sismo nos ha unido para ayudar a nuestros hermanos y hermanas en desgracia. Pero eso es tan sólo una parte. Y así seguiremos hasta asegurar la reconstrucción. Pero ahora los tiempos nos exigen (siempre fue así pero la sociedad civil se fue alejando) abandonar la indiferencia en la política.
Nadie quiere participar en la política porque vemos, en ésta, una actividad demagógica, corrupta, con abusos de poder y de falsas promesas. Lo peor en lo que una persona de bien pudiera participar. Sin embargo, en el fondo, la política nos ayuda a vivir bien en comunidad y, como decía Platón, un hombre no puede vivir aislado. Es natural que viva en grupos organizados. Y en esta convivencia deben regir, en los ciudadanos y en los que nos representan, la ética, el respeto y la justicia para poder ser felices todos.
La sociedad entera tiene que plantearse nuevos paradigmas de convivencia social. Este es el tiempo del cambio. Es tiempo de dejar de ser solamente habitantes de una comunidad y convertirnos en verdaderos ciudadanos para vivir de manera organizada, libre, ética, con responsabilidad social, justa y segura para vivir en armonía. El futuro ya nos alcanzó. Tú decides si dejas de ser indiferente o si dejas pasar otros cien años.