La hermandad basada en la igualdad
es la meta suprema de la sociedad humana.
-Ramana Maharshi -
Lo único que no cambia es que todo cambia. Todo ha cambiado. Absolutamente todo. Y no hablo nada más por lo ocurrido el 19 de septiembre, cuando la Tierra nos volvió a mostrar que somos muy frágiles ante su enojo. Una de las lecciones más fuertes es aquella de mostrarle más respeto porque se lo estamos perdiendo. Nuestra madre tierra está enojada por todo lo que le hemos hecho. Es necesario retomar el rumbo. Comenzar de cero. De hecho eso es lo que estamos haciendo después del terremoto.
Comenzar de cero. Yo diría que es el momento de comenzar un nuevo sueño.
Esa tarde en que sentimos como se nos venía el mundo encima, fue de terror, conmoción, confusión e incertidumbre. El día siguiente fue peor porque nos dimos cuenta de todo lo que sucedió a nuestro alrededor. Muchas personas perdieron la vida, otras quedaron en la orfandad, otras tuvieron daños en sus propiedades, otros se quedaron en la calle, literalmente, porque su hogar se había perdido.
Todos como hermanos nos unimos y comenzamos a ayudar. Algunos recogieron escombros, otros dieron víveres, otros más, apoyo médico y psicológico. Se dio una reacción hermosa llamada hermandad, definida ésta como lo hace José Narozky: la verdadera hermandad no requiere lazos de sangre. Todos nos unimos como una gran familia. La familia que somos en realidad. Aquella cuyos miembros se unen en la tragedia y en la adversidad.
Queremos paz, anhelamos seguridad en todos los sentidos: en las calles, en el trabajo, en atención médica para todos, en mi vivienda, seguridad en la vejez. Estamos hartos de que algunos se sigan haciendo ricos a costa de los ciudadanos. Estamos hartos de tanta corrupción, hartos de la violencia que vivimos diariamente. Estamos hasta la madre de tanta impunidad, tanta corrupción y de tanta inseguridad.
Llegamos al callejón sin salida de la podredumbre. Hemos corroborado la hermandad de la ciudadanía, su compañerismo y solidaridad mientras que por el otro lado vemos la rapacidad y la rapiña de algunos gobiernos. Reconocemos el trabajo de la sociedad civil y de los miembros de las fuerzas armadas de México así como la ayuda internacional que hemos recibido.
Pero… ¿dónde están el gobierno y los políticos, que son los primeros que deberían dar la cara para apoyar en las comunidades? Lo que supimos a través de las redes, lo más destacado fue en sentido negativo.
En muchos estados los políticos y los partidos están haciendo su agosto con el dolor de la gente.
Me sorprendió ver marchas, jóvenes mostrando sus mantas diciendo que el gobierno se había metido con la generación equivocada.
Me ha llegado al alma como mucha gente con pocos recursos participa y coopera con lo poco que tiene para aliviar la desgracia que hemos sufrido. Me enorgullece ver como muchos ciudadanos se organizan para llevar ayuda. Cómo se han captado recursos a través de las redes de apoyo y las sociales.
Todo ha ido cambiando con el nuevo siglo. Nuevas tecnologías, nuevos paradigmas sociales, reconocimiento de las lo que creíamos causas perdidas. Hasta la Tierra está gritando, exigiendo un cambio de rumbo, por llamarlo “más humano”. La Tierra nos ha reclamado. Malo haríamos si no hacemos nada. Malo haríamos si nos quedáramos callados otra vez…
Un nuevo México se está gestando. La gente no es la de antes. El ambiente no es el de antes, el clima no es el de antes. Nosotros ya no somos los mismos. Yo siento una nueva fuerza en mi corazón. Y eso que decía, después de todo lo vivido y la decepción después de tanto esfuerzo de todos estos años por contribuir con mi granito de arena a realizar un cambio, como seguramente tú que estás leyendo estas líneas los has hecho. Ya no soy el joven que fui pero nunca estuve de acuerdo con este modelo de vida (si se le puede llamar así) que tenemos en México. Podemos, es nuestra obligación, ser mejores. Siempre he luchado por un mejor país, decía. Quiero un mejor futuro para mis hijos. Insistía. Ahora tengo hijos y seguimos viviendo como antes, como siempre. Tal vez con el doble o triple de la tragedia, de la transa y la violencia. El futuro no es lo que era, diría el ex presidente español Felipe González. Aires de cambio se avecinan. Los ciudadanos están tomando las calles y la tribuna. Yo seguiré luchando desde mi trinchera porque quiero un mejor futuro para mis hijos y los hijos de mis hijos. Y parafraseo nuevamente a Ramana Maharshi: ¿Es necesario que te muestren el camino en el interior de tu propia casa?