Hace aproximadamente 15 años yo vivía en Jiutepec y estaba francamente harta del clima caliente de esa zona de Morelos. Un día, en uno de los muchos arrebatos que han caracterizado mi nada convencional estilo de vida, tomé mi coche y me enfilé a la carretera vieja, con rumbo a Tres Marías, para ser exactos, a Los Columpios. Me gustaba mucho ir a ese lugar a pensar y escribir en medio del bosque, claro hace 15 años era un lugar seguro, o al menos yo me sentía segura ahí.
Poco tiempo después contacté a una inmobiliaria que se especializaba en conseguir propiedades en renta y/o venta en las zonas boscosas y frescas de los alrededores de Cuernavaca. En unas cuantas semanas yo había cerrado trato con ellos y planeaba mi mudanza a una casa en medio del bosque, en un lindo fraccionamiento pleno de paz y tranquilidad llamado San José de la Montaña.
No puedo negar que ahí fui muy feliz. Por primera vez tenía espacio para que mi perrita corriera libre, pero también sufrí mi falta de experiencia y de conexión con la naturaleza. Por ejemplo nunca hice nada productivo con el precioso jardín de 300 metros que tenía. Tampoco se me ocurrió captar el agua de lluvia, y ¡vaya que caía agua!, en cambio pagaba un dineral de pipas y leña. Nada, que mi vida en el bosque era linda pero nada sustentable.
Hoy, en pleno 2019 y a mis 44 años de edad estoy pensando en comenzar a prepararme para un retiro temprano. Quiero retirarme como máximo a los 60, aunque lo ideal sería hacerlo a los 55, para poder dedicarme a lo que más me gusta: el turismo sustentable y de impacto social.
Comencé a buscar entonces una propiedad para comprar, no muy cara, y que pueda ser adaptada al estilo de vida sustentable que anhelo, además también estoy empezando a aprender sobre alimentación sustentable y autosuficiente.
Construir o adaptar una casa ecológica y autosuficiente debería ser hoy en día algo que se da por supuesto antes de plantear la construcción de una casa, sin embargo, la construcción autosuficiente aún se considera una inversión cara e inalcanzable.
Si bien construir una casa ecológica y autosuficiente es más caro inicialmente que construir una casa convencional, la realidad es que la inversión inicial se amortiza en un periodo de entre 5 y 10 años ya que el ahorro que conseguimos en una casa desconectada de cualquier suministro es tal que el sobrecoste de construcción extremadamente rápido de amortizar.
El secreto de construir una casa ecológica y autosuficiente es el de reducir consumo antes de generar energía. Esto parece muy obvio, pero es la parte más difícil. Por ejemplo, si queremos reducir el consumo de calefacción (algo muy importante en una zona boscosa y fría) no se trata de pasar frio sino de conseguir calentar la casa mediante el diseño de arquitectura bioclimática que capta la luz solar y almacena el calor en el interior. Por ejemplo, en mi antigua casa de bosque, la de hace 15 años, los que la construyeron jamás pensaron en eso y era absolutamente fría y húmeda. Tache para ellos.
Una vez que tenemos una casa caliente es muy fácil generar la poca energía que nos falta para hacer funcionar la calefacción los días de más frio, o para consumir menos leña si pensamos en que las casas en la zona de Huitzilac suelen tener chimenea.
Como vemos el secreto se haya en aprovechar al máximo los recursos que nos ofrece el entorno en que nos encontramos. Siendo así, si queremos tener un estilo de vida sostenible debemos preguntarnos ¿de qué recursos disponemos en nuestro terreno?
Así, en cualquier ubicación en la que nos encontremos, disponemos de tierra, agua (de lluvia o si tenemos suerte, de un pozo subterráneo), aire o viento y sol.
También podríamos tener árboles de los que obtener leña o biomasa. Pero si nos basamos en un terreno estándar de entre 500 a 1000 m², deberemos considerar que no tendremos madera suficiente a largo plazo para ser autosuficientes.
Así ¿cómo aprovechamos estos recursos para construir una casa ecológica y autosuficiente? Bueno pues podemos aprovechar la tierra del propio terreno. Si bien la tierra es el lugar donde construir una casa ecológica y autosuficiente, la realidad es que, bajo tierra, nuestro planeta almacena una enorme cantidad de energía en forma de calor.
De hecho, tan solo con bajar un par de metros de la superficie, la temperatura se mantiene estable alrededor de los 20 grados.
Esto lo sabían muy bien los habitantes de las zonas cálidas como Tunez o Turquia donde se construían tradicionalmente casas enterradas que protegían del calor en verano y del frio en invierno. Bien, ¿cómo aprovechamos nosotros hoy en día la energía subterránea de la tierra?
Lógicamente la tierra también es importante porque es el lugar donde podemos cultivar alimentos propios.
Es cierto que tener un huerto propio en casa requiere una dedicación durante la mayor parte del año, pero aquéllos que lo han llevado a cabo, destacan la increíble satisfacción de comer alimentos auto-cultivados.
Con la cantidad de pesticidas y químicos que contienen hoy en día los alimentos que ingerimos, siempre es recomendable comprar alimentos ecológicos, sin contaminantes que llegan a nuestro organismo y cultivar los propios alimentos es una forma de comer libre de tóxicos.
Por otro lado, no debemos olvidar que la tierra ha sido y todavía es un material de construcción. De hecho, en nuestro país, las casas tradicionales se han construido en piedra y tierra y ésta tiene un excelente funcionamiento climático.
Construir una casa de tierra, precisa unos muros de un elevado grosor y relativamente pocas aberturas, además es importante protegerlo de la acción directa del agua de lluvia. Por otro lado, se trata de un material con una excelente inercia térmica y que, además, actúa como aislamiento. Es una alternativa digna de pensarse.
El agua también es un elemento que nos ofrece el lugar y será importante pensar en ella a la hora de construir una casa ecológica y autosuficiente. El objetivo que tenemos respeto al agua es por supuesto, recoger toda la que podamos. La primera estrategia para conseguir agua es recoger agua de lluvia y esto puede lograrse a través de la cubierta de la casa de forma que el agua se dirige a un depósito donde después podamos tratarla, pero también existen ya sistemas muy amigables y de bajo costo, como el que ha diseñado Isla Urbana.
Debemos asegurar que podamos tener un depósito lo suficientemente grande para ir acumulando agua a lo largo de todo el año, puesto que podemos encontrarnos con temporadas de meses sin lluvia. Particularmente en la zona de Huitzilac, en el verano cae tanta agua que creo que sería casi suficiente.
Que el depósito sea grande no significa que deba quitarnos espacio de nuestra vivienda o jardín, ya que los depósitos de agua de lluvia para viviendas particulares se suelen construir en profundidad en una parte del terreno con el ancho justo para que pudiéramos bajar si hiciera falta.
A la hora de construir una casa ecológica y autosuficiente preveremos dos depósitos distintos. Uno que será con agua potable para nuestro consumo propio o para cocinar y otro de agua filtrada pero no potable para los electrodomésticos o simplemente para regar.
Si bien el agua de lluvia se puede beber directamente sin necesidad de filtrado, la realidad es que desde que recogemos el agua hasta que la consumimos pueden pasar días o incluso meses durante los cuáles ésta permanece almacenada en el tanque y por este motivo será necesario tratarla para evitar que la pueblen bacterias u otros organismos.
Sobre el agua para aseo personal, debemos entender que, si queremos autoabastecernos con agua de la lluvia, a no ser que vivamos en una zona tropical, no podemos tomar un baño diario puesto que no dispondríamos de suficiente agua para cubrir todo el año. ¿Me juzgarán muy mal si les digo que no sólo no me ducho diario, sino que además no me importa mucho y prefiero no desperdiciar tanta agua?
El agua que recogemos de la lluvia podemos utilizarla para ducharnos, para la lavadora y para lavar los platos. En estos casos no hace falta que el agua sea potable, aunque sí deberá pasar por filtros para eliminar impurezas que puedan haber.
El huerto es algo que también puede aprovechar el agua, sea de forma directa o indirecta. Por un lado, podemos regar el huerto con el agua que recogemos de lluvia, de hecho, el agua de lluvia para riego precisa menor tratamiento que el agua para consumo.
Además, siempre podemos reutilizar las aguas sanitarias que hemos utilizado para ducha o lavamanos y tras un proceso de filtrado biológico en el propio jardín en el que se eliminan restos orgánicos y jabón, reutilizarla para riego. Esto es muy adecuado, cuando disponemos de poca pluviometría en nuestra zona, pero no sería un problema en la zona de Huitzilac según recuerdo.
Un inodoro convencional necesita entre 3 y 6 litros de agua por descarga. Si hacemos un cálculo con la pluviometria de nuestro clima y el agua que necesitamos cada vez que tiramos de la cadena, veremos que los números no dan si queremos ser autosuficientes.
En este caso podríamos plantear el llamado baño seco. Se trata de un baño que no funciona con agua, sino que se sirve de la misma gravedad para conducir las deposiciones a un depósito para su compostaje. ¿Suena desagradable? Pues sí, pero no es sólo un hoyo en la tierra, no, ni una letrina. Hoy en día se ha avanzado mucho en el diseño de baños secos. Creo que podría vivir con eso.
También es posible obtener agua a partir del aire. Existen unos generadores de agua que son capaces de condensar el aire para conseguir agua, igual que pasa una noche fría cuando aparece el rocío.
En Eole Water por ejemplo, comercializan equipos que funcionan exclusivamente con energía solar y eólica condensando agua que se almacena en un depósito. Esto nos lleva a que si queremos construir una casa bioclimática hay que pensar en aprovechar el sol y ahí sí estoy en desventaja pues en las zonas boscosas el sol no entra igual que en las zonas tropicales, sin embargo de todos modos se puede.
La luz es fuente de vida que el sol nos aporta de forma directa y hay que aprovecharla al máximo. Es importante para nuestra casa aprovechar al máximo la luz del sol a través de patios y ventanas, todas las estancias deben recibir luz natural durante el día y será importante orientar las distintas habitaciones de acuerdo a su uso.
Además, el sol nos aporta calor que nos permite reducir el consumo en calefacción. En este sentido, en nuestro clima debemos tener cuidado para que este sol que nos calienta en verano no sea excesivo y necesitemos ventilación.
Reducir el consumo en sistemas de climatización dependerá en gran parte de como proyectemos la arquitectura en relación a la captación solar. Una buena orientación y una buena proporción de aperturas respeto la fachada serán claves para nuestra vivienda.
Trabajar la captación de energía directa a través de ventanas que se almacena en elementos de construcción con inercia térmica y un buen aislamiento que nos ayudará a mantener el calor generado. Por otro lado, de forma indirecta podemos obtener energía a través de paneles fotovoltaicos.
En este caso, hará falta almacenar toda la energía que obtenemos del sol en unas baterías de almacenamiento de electricidad para poder disponer de ella en horas con menos sol o por la noche.
Por otro lado, también existen los paneles solares térmicos que permiten calentar el agua, el agua caliente que se consigue se puede utilizar para calefacción o como agua caliente sanitaria, es decir, para los aseos o la cocina.
Pues sí… me espera mucho trabajo si quiero cumplir mi sueño no sólo de vivir en medio de un bosque, sino de hacerlo de manera autosustentable y minimizando mi impacto al mínimo. Por eso hay que poner manos a la obra pronto. Y ustedes, ¿dónde quisieran construir su casa de retiro?