Esta semana comencé un nuevo trabajo de oficina que me hizo volver a una rutina que tenía olvidada. Levantarme muy temprano, preparar mi comida, salir de casa para enfilarme al transporte público y llegar a una oficina sin ventanas en una de las avenidas más famosas y transitadas de la Ciudad de México.
Fue una gran semana pero me hizo falta contacto con la naturaleza así que por eso el día de ayer fui a visitar uno de los oasis que existen en esta gran urbe: el huerto urbano Tlatelolco.
Lo primero que me dio este lugar al llegar fue una temperatura maravillosa y es que las plantas para eso ayudan, para regular estos terribles golpes de calor que amenazan con darnos una primavera muy ruda.
Lo segundo fue un encuentro no planeado con amigos entrañables como Jordi y su novia que son adorables y tan comprometidos como yo con el emprendimiento social y ambiental. De hecho ellos fueron a vender una deliciosa (en serio, el adjetivo le queda corto) crema de almendras y de cacahuate para untar en el pan que está para chuparse los dedos. Ellos preparan de manera artesanal y con mucho amor este delicioso producto energético y natural, ideal para veganos.
También me encontré con mi hermosa amiga Flor Corona, una chef increíble que ama enseñar a la gente a organizar su forma de comer (y comprar) y tuve la oportunidad de tomar una de sus maravillosas clases.
No sólo nos enseñó a hacer unos súper nutritivos nugetts de pollo, avena y amaranto ideales para niños, también nos preparó una ensalada con hortalizas del huerto y un aderezo de garbanzo con perejil y cilantro que nos hizo chuparnos los dedos.
Mirar alrededor a la gente sentada, los niños jugando y todos conviviendo tan relajados me olvidé de que estaba a escasos 10 minutos caminando de Tepito, uno de los barrios más rudos de la ciudad.
Y es que este huerto no sólo es importante porque se sube a la ola de tendencia de darle mayor importancia a la agricultura urbana, en la que vamos bastante atrasados porque resulta que en otros países han avanzado más.
Casi un 15% de los alimentos que hay en todo el mundo salen de la agricultura urbana. Según la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación), las granjas urbanas ya alimentan a cerca de 700 millones de habitantes en las ciudades, lo que significa una cuarta parte de la población urbana del mundo. Según esta organización, en el año 2030 el 60% de las personas en países desarrollados vivirá en ciudades. Datos, sin duda, reveladores.
Hoy en día son muchos los granjeros urbanos que se esfuerzan cada día por cultivar sus productos orgánicos, cultivar comida justa y revitalizar el suelo urbano. La agricultura urbana no sólo contribuye en mejorar la seguridad alimenticia sino también a la administración ambiental, cultural y educativa de la sociedad.
Pero como les decía, hay beneficios adicionales a la alimentación. Primero, la agricultura urbana ayuda a rellenar espacios que sobran en las ciudades. Los jardines o granjas orgánicas pueden ser construidas en zonas vacías como la parte superior de los edificios, márgenes de ríos o solares desocupados. Espacios que, de no ser aprovechados por esta maravillosa tendencia, serían desaprovechados. Estos jardines pueden utilizar aguas residuales para regar sus cultivos, por lo tanto, también mejorarían el tratamientos de las aguas residuales en la zona. Producen alimentos, puestos de trabajo, y una variedad de beneficios menos cuantificables, muchos de los cuales los mencionamos a continuación:
- Ayuda a unir a las familias y a las comunidades, trabajando hacia un objetivo común que será beneficioso para todos.
- Proporciona enlaces directos a la producción de alimentos.
- Crea un mejor entorno de vida debido al reverdeciendo la ciudad y la hace más productiva.
- Hace que la gente sea más fuerte, dependiendo ellos mismos de su seguridad alimentaria y haciéndolos más independientes y autónomos.
- Crea puestos de trabajo, ingresos y alimentos.
- Ayuda a combatir el hambre.
Beneficios de la agricultura urbana para el medio ambiente:
- “Enverdece” la ciudad
- Ayuda en la gestión de aguas residuales.
- Detiene la erosión y mejora la calidad del suelo.
- Aumenta la distribución de alimentos comprados localmente lo cual reduce la necesidad de transporte y por consiguiente la huella de carbono.
- Facilita la reutilización de residuos para la producción de alimentos.
- Tiene un impacto directo sobre la ecología urbana.
Beneficios de la agricultura urbana para la economía:
- Crea puestos de trabajo y aporta ingresos en espacios que de otro modo serían completamente improductivos.
- Mejora la economía local y evita tener que adquirir productos de territorios lejanos.
- Hace uso de recursos valiosos, como el compost, que de lo contrario se perderían en la ciudad.
La agricultura urbana en las ciudades tiene una larga tradición en Asia y Europa. Durante muchos años, esta técnica se ha estado practicando durante muchos años debido a la mala calidad del transporte y a la cercanía de los productos para el consumidor. La agricultura urbana era por aquel entonces una vía de supervivencia, al igual que en la actualidad para muchas personas pobres. Además aporta frescura, variedad y un mayor disfrute estético.
Hoy, después de pasar todo un día en un huerto hermoso, quiero compartir con ustedes para que los reflexionen, algunos datos interesantes de la agricultura urbana
- Hay 200 millones de agricultores urbanos en el mundo que suministran alimentos a 700 millones de personas.
- La agricultura urbana proporciona el 30% del consumo de verduras en Katmandú, el 50% en Karachi y el 85% en Shanghai.
- Un 50% de los hogares urbanos en Asia tienen granja.
- Los animales son importantes también. En Kenia, el 17% de hogares urbanos posee ganado.
- La familia promedio latinoamericana que habita en ciudad pasa de 1 a 1,5 días de trabajo a la semana en su jardín urbano y ahorra entre un 10% y un 30% con sus alimentos.
- Se estima que el 35% del suministro de agua potable se pierde a través de fugas y conexiones ilegales hechas por los agricultores urbanos.
- Las frutas, verduras, carne de cerdo y aves de corral proporcionan entre el 10% y el 40% de las necesidades nutricionales de las familias urbanas en los países en desarrollo.
Y lo más bello… en Ciudad de México, además del Huerto Tlatelolco tenemos el Huerto Roma Verde (ambos en terrenos que quedaron libres tras el derrumbe de edificios en los terremotos de 1985); y dos nuevos en Tepito y Ermita Iztapalapa, dos de las zonas con mayor índice de delincuencia en la ciudad, porque con la agricultura urbana, también se siembra paz.