Si eres un visitante regular de la Ciudad de México, o si vives en esta gran urbe, seguramente has pasado por este lugar miles de veces, incluso es altamente probable que hayas venido aquí ya sea al zoológico, a pedalear o remar en una lancha o incluso, a comprar un libro o tomar un café. Este no es un lugar desconocido, al contrario, se trata del bosque urbano más grande de Latinoamérica. Imagínate, ¡es el doble de tamaño del Central Park de Nueva York! Sin embargo, justo por ser tan grande, aún tiene sorpresas reservadas para quienes busquen un lugar tranquilo donde pasar estos días de asueto, o cualquier otro momento, porque venir a Chapultepec, siempre es una buena idea.
La semana pasada descubrí una nueva forma de explorar éste, mi lugar favorito en toda la Ciudad de México: con mis oídos. Primero, obviamente visité el audiorama, que está ubicado a espaldas de la Tribuna Monumental. Este rincón albergaba durante la época prehispánica la espectacular caverna de Cincalco (cueva del lugar del maíz) que conducía hacia el Mictlán, sí, ese que era considerado por los mexicas como un portal entre el mundo de los vivos y los muertos. Además, nuestros antepasados creían que en este cerro vivía Tláloc, dios del agua. A la fecha dicha caverna se encuentra sellada por cuestiones de seguridad.
Rodeando el Audiorama se pueden ver las antiguas escaleras que utilizaba el emperador Maximiliano y la emperatriz Carlota, para salir desapercibidos del Castillo.
Pero aquí lo importante es disfrutar el audiorama, que por cierto también tiene un nombre náhuatl: In xochitl, in cuicatl (en la flor, el canto). Fue bautizado así por el cronista Salvador Novo.
Su construcción data del año 1972 y el espacio fue acondicionado para convertirse en un “refugio para los amantes de la lectura” quienes, acompañados de sus mejores amigos, los libros, pueden alejarse verdaderamente del ruido que predomina en otros sectores de la gran ciudad para pasar horas de sano esparcimiento escuchando lo mejor de la música armoniosa para leer. Para disfrutar de un sonido envolvente, el lugar cuenta con 8 bocinas ubicadas estratégicamente alrededor de las bancas donde la gente puede sentarse y recostarse.
Yo me traje uno de mis libros favoritos: Rayuela. Así que hoy tuve la fortuna de seguir con mi mente los pasos de La Maga y Oliveiro por las calles de París, envuelta por la música que me hizo olvidar que estaba en medio de una gran metrópoli, a pocos metros de ruidosas avenidas. ¡Realmente es un lugar perfecto para concentrarse!
La programación musical depende del día de la semana pero lo que sí es seguro es que todos los días, entre las nueve y las 11 de la mañana se sintoniza música clásica, después de esto los martes se escucha New Age; los miércoles música tradicional mexicana; los días jueves hay música del mundo, los viernes jazz mientras que los sábados se armonizan con música Chill Out y los domingos hay música clásica todo el día.
Como ya eran casi las cuatro de la tarde y este espacio se cierra, decidí cerrar mi libro y recorrer otros rincones del bosque con ayuda de un guía que todos podemos tener en la palma de la mano. Pues sí, resulta que en tu spotify tienes al guía perfecto para recorrer los rincones que quizá aún no descubres de este bosque urbano.
De hecho, el primer track de la audioguía que escuché —y así fue como me enteré de su existencia- fue justo el del audiorama. Al llegar, encontré una placa metálica con un código QR donde se explica que si quieres saber más del lugar basta con abrir la app de Spotify desde tu Smartphone y dentro de ésta, ve a la opción “buscar”. En la parte superior encontrarás el ícono de una cámara. Con esta función puedes escanear el código y te llevará directamente a la cápsula informativa del espacio donde estás parado.
Ahora que esto es sólo si cuentas con la versión Premium de Spotify pero si eres de los que prefiere seguir escuchando anuncios y programación aleatoria puedes hacer lo que hice yo: ¡jugar y dejarte llevar! Por supuesto me tardé mucho más pero iba dirigiéndome a los lugares guiada por el azar del algoritmo de spotify en modo aleatorio. Así, del Audiorama pasé al aviario, que también es una experiencia sonora impresionante por la cantidad de aves que cantan alrededor de las cinco de la tarde, después me fui hacia el Jardín Botánico, otro espacio recién recuperado donde además, el segundo sábado de cada mes se hacen picnics nocturnos en los que suele haber músicos de jazz amenizando en vivo.
De allí salté hacia el paseo de los compositores, donde puedes conocer un poco más de la vida de los compositores musicales mexicanos, como Agustín Lara, Guty Cárdenas y Silvestre Revueltas. Personalmente, yo le habría agregado a la cápsula de la guía un poco de la música extraordinaria que crearon estos artistas pero bueno, me quedé con las ganas de oírles.
Luego me llevó hasta el Tótem Canadiense y allí terminó mi paseo porque me distraje y me quedé tumbada en una hamaca de las que recién pusieron junto al lago menor y me di un lujo que pocos podemos darnos todavía en algún espacio público de la Ciudad de México: dormir una siesta.
Así que, si quieres acercarte a este bosque que tal vez todos conocemos pero que no todos hemos explorado con los cinco sentidos, te aconsejo ir con los oídos bien abiertos y muchas ganas de disfrutar este oasis de naturaleza en medio del caos de la Ciudad de México.