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Si reservas todos tus viajes online, prefieres viajar ligero de equipaje e invertir en un muy buen plan de datos o andas cazando wifi todo el tiempo porque tu móvil es tu mejor compañero de aventura, no cabe duda que tú eres un viajero 3.0.

En el smartphone los viajeros encontramos todo lo que necesitamos para movernos tranquilos por el mundo. Cámara, guías de las ciudades que visitaremos, aplicaciones para reservar vuelos, hoteles, transporte, conocer nuevas personas y hasta tomar decisiones a partir de las opiniones de otros viajeros sobre el destino que nos interesa.

Hoy en día, el consumidor de viajes es una persona a la que le gusta tener el control de todo, en la palma de su mano. Por eso justamente es que ya no funcionan esos viejos paquetes de productos estándar. Esos viejos tours donde tu opinión no era importante, donde te bajaban como si te hicieran el favor para decirte hasta qué fotos tomar van quedando en el olvido.

Por ello es que empresas innovadoras de economía colaborativa como Airbnb tras haber conquistado el mercado del hospedaje en todo el mundo, ahora se enfocan en la creación de experiencias personalizadas en diversas ciudades del mundo.

Yo formo parte del grupo pionero de host de experiencias en la Ciudad de México y, lo que inició como un trabajo de investigación periodística para entender el concepto y escribir un artículo, se ha transformado en una nueva forma de conocer personas y contar historias de mi ciudad.

El domingo pasado tuvimos nuestra primera “mala” experiencia. Pongo lo de “mala” entrecomillado porque realmente al final logramos transformarla en algo bueno.

Resulta que si han escuchado que en el metro de la CDMX cuando hay mucha gente hay grupos de 5 a 7 personas que tras elegir a sus víctimas les empujan hacia dentro del vagón de forma por demás agresiva para en menos de un minuto sacar lo que pueden de sus bolsos, no crean que es un mito. Justo eso mismo, como en la escena de alguna película de cine mexicano, nos pasó el domingo pasado a tres viajeros norteamericanos y a mí, su host de experiencias.

Por fortuna, estos viajeros informados tienen otro muy buen hábito que para esta ocasión les salvó el pellejo. Leer todas las instrucciones antes de acudir a vivir una experiencia en una ciudad distinta. En mi experiencia yo pongo una larga lista de recomendaciones de seguridad, entre las que se incluye el no llevar cámaras fotográficas ostentosas ni bolsos grandes, mucho menos relojes o cualquier otro objeto de valor. El smartphone deben llevarlo consigo o guardarlo muy bien, nunca en las bolsas pequeñas del frente pues es justo el blanco de este tipo de delincuentes.

El saldo fue blanco. En cuanto empezamos a gritar y alzar la voz, las siete personas que intentaban amedrentarnos se esfumaron como hormigas asustadas y cuando revisamos los bolsillos, nadie había perdido ninguna pertenencia.

Amé a mis viajeros 3.0, tan informados, tan precavido y sobre todo, amé su buena actitud al final cuando hasta me agradecieron el haber vivido el México real, con todo y su respectivo intento de asalto en el metro capitalino.

Ahora ellos deben evaluarme y algunos ya lo han hecho, agradeciendo el tiempo compartido y por supuesto, el aprendizaje para defenderse de un asalto así.

No me imagino como me habría ido con un grupo de personas menos tecnologizadas que no hubieran leído las recomendaciones. Me gusta la corresponsabilidad que asumen estos viajeros en las experiencias nuevas. Además, las buenas reseñas a la vez se vuelven parte de un ciclo virtuoso de marketing digital que ellos hacen con agrado.

Y es que al turista 3.0, llamado también adprosumer le gusta ir un paso más allá para convertirse también en un productor de contenido se convierte en productor de contenidos y de tendencias, al compartir sus impresiones de viaje y sus recomendaciones sobre empresas, productos y servicios. Se ha pasado del consumert radicional, que se mantiene al margen de internet, al prosumer, el usuario digital activo que busca siempre nueva información en diferentes canales, comparando precios y comprando servicios puntuales, hasta llegar al adprosumer, que además se convierte en protagonista y para quien el contenido es fundamental.

La pregunta es ¿toda la industria turística está preparada para satisfacer las necesidades de estos nuevos viajeros? Muchos de ellos me han comentado que tuvieron pésimas experiencias en tours tradicionales en ciudades donde Airbnb aún no abre este servicio.  Muchos me preguntan que cuando ya estará en todo el país, pero la verdad eso no lo sé yo. Lo único que sé es que el gigante de los servicios de rentas compartidas que revolucionó la hotelería, ahora quiere ir más DES-PA-CI-TO, como dice la canción y probar mucho cada uno de los pasos que va a dar porque saben que tienen un mercado millonario cautivo y no quieren tomar riesgos innecesarios.

Esto suena muy sensato si se piensa en mantenerse como líderes de un mercado que apenas se va conociendo, el de los turistas 3.0. Según el estudio Viajero conectado, de TripAdvisor, el móvil se utiliza cada vez más durante todo el viaje. El informe define a este viajero como aquel que utiliza su smartphone para planificar unas vacaciones y que proporciona una visión en profundidad sobre sus hábitos y comportamientos. Los resultados del estudio indican que el 45% de los turistas conectados generalmente utiliza su móvil para reservar actividades mientras están viajando, hábito que justamente está explotando Airbnb con su nuevo producto. Otras industrias también podrían sumarse pues casi tres cuartas partes (72%), para buscar restaurantes, por ejemplo. Así que si usted es empresario del sector turismo y aún no se ha supertecnologizado,  apriete el paso porque hay un dicho que dice, camarón que se duerme, se lo lleva la corriente o en este caso, la tendencia.

 

 

 

 

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