Al señalar que en México y América Latina hay mucha densidad de población donde varias personas viven hacinadas en un lugar pequeño, el arquitecto Víctor Hugo Wido Martínez afirmó que para este tipo de situaciones, la arquitectura ha desarrollado lo que se conoce como la arquitectura de acupuntura, que sirve para focalizar un problema y generar un espacio que permita la convivencia y calidad de vida, sin importar el tamaño.
“Mis líneas de investigación como parte del proyecto profesional que desarrollaré en Japón, serán relacionadas con las ciudades latinoamericanas y sus densidades. Porque eso sólo pasa aquí en países latinos, donde vemos un número importante de hacinamientos; una gente comprimida donde viven ocho personas en un departamento es un hacinamiento y está comprobado que los jóvenes que delinquen, vienen de ese tipo de vida”.
Bajo este contexto, Wido Martínez considera que “la calidad de vida no sólo es dónde se va a vivir, sino el espacio público, es decir no necesariamente debes generar un cuarto grande para vivir, sino priorizar sobre las actividades que podrán tener los jóvenes. Es decir, lo que se llama generar un tejido social entre una comunidad y otra. Si tú diseñas un buen espacio público donde generes tejido, ayuda mucho, el joven que está tenso en un espacio pequeño, pero sale a un parque se olvida de pensar en drogas y prefiere jugar fútbol. La densidad no tiene que ver con el espacio, sino con los servicios que tengan a su alrededor”.
Al respecto, el arquitecto mencionó dos conceptos dentro de la arquitectura: la gentrificación y la acupuntura. Lo primero es un “concepto del urbanismo, es algo que pasa mucho en México, la gentrificación es por ejemplo, gente rica que va empujando a la gente pobre a que se cambie de un espacio. La Estación en Cuernavaca, por ejemplo, no puedes sacarlos, han intentado hacer proyectos, y lo que se tiene que hacer es crearles tejido social y que tengan los mejores servicios para que estén conectados a la sociedad. Y la gentrificación se usa cuando los grandes empresarios no pueden sacar a los que están ocupando espacios como éste, empiezan a aplicar ese concepto, construyen un edificio con un nivel socioeconómico mucho más grande, Santa Fe es un ejemplo. Es decir, es una estrategia para quitarlos, de pronto mejoras la calle, pones un parque, de repente ya rodeaste toda la zona con una plusvalía muy alta. Lo que pasa es que hasta que llegas a un punto donde los corres, los mandas a la periferia de la ciudad, donde no van a tener dinero para irse a la ciudad, y por ende, no van a tener tejido social”.
Es por ello, dijo, que los arquitectos deben enfocarse en la filosofía arquitectónica, lo que significa: “Una arquitectura de acupuntura que observe a la sociedad, sin las malicias que llegan a existir en la política con los gobiernos y la corrupción. Es decir, se trabaja en función de lo que necesita la sociedad y generar una arquitectura sensible, con buenos espacios y que el contexto de la ciudad sea puntual. Es decir, aplicar la arquitectura de acupuntura, que es al revés de la gentrificación, donde puedes hacer que un espacio público inseguro sea seguro, generar o recrear un espacio con puntos finos, donde la gente se va apropiando de sus lugares teniendo identidad para después mejorar la zona y provocar tejido social”, finalizó.