Debo agradecer asimismo a los editores de cada espacio su acogida y el estímulo continuado en una tarea no sólo en apariencia sencilla. Todos los textos fueron publicados entre 2010 y 2014, cada uno de forma independiente y con un motivo que respondía a un tiempo histórico.
He seleccionado también una serie de entrevistas que he realizado a lo largo del tiempo, y que han sido publicadas en múltiples suplementos culturales, como El Búho del periódico Excélsior y El Ángel, del periódico Reforma. Las he retomado, pues creo necesaria su publicación, para debatir en torno al arte, y son de alguna forma, buena compañía para mis reflexiones.
Los textos que ahora presento, tras una criba más severa, si cabe, que en momentos pasados, mantienen una “cierta“ secuencia cronológica que considero lógica, puesto que de este modo fueron pensados y publicados en su momento.
Tuve la idea, en una primera lectura, de ordenarlos en razón de los motivos a los que en alguna medida responden, pero enseguida la abandoné, para dejar su propia historia a cada texto.
La mirada del artista es siempre transgresora e incluso subversiva desde el punto de vista del tiempo. Las entrevistas las hice en diversos momentos y recogen un panorama múltiple de arte contemporáneo. Tarea nada fácil. Además, el artista se aventura a diseccionar capa a capa las convenciones que controlan o determinan la presencia sensible del objeto más trivial.
Al margen del debate de la modernidad o de la posmodernidad, que parece protagonizar la escena artística contemporánea, coexisten hoy diversos acercamientos a la obra de arte -todavía vigentes y activos-, que nos sitúan a una distancia apropiada para entender las calidades estéticas que la singularizan.
Figurativo o abstracto, instalación o fotografía, de contenidos narrativos o gestuales, lo cierto es que, entre nosotros, el arte prosigue su camino incierto con la condición de siempre. Para el artista, el laberinto planteado en cada nueva obra poco tiene que ver con los debates del gusto contemporáneo y menos todavía con la publicística que los espolea.
Esta visión demuestra que el arte que se produce en las últimas cinco décadas del siglo XX ha minado cualquier noción de arte puramente visual.
Las instalaciones, los performances y los trabajos en video, pintura, fotografía y escultura muestran su carácter híbrido. El lector, que conoce esta diversidad, se siente invitado a responder también con modos de mirar plurales; a pasear, sentir la experiencia de una obra en la que los sentidos están implicados; a leer y mirar, a entender y describir una teoría que se cobija bajo una instalación o una fotografía, o a sentir una mirada poética en la que sobrevuelan los significados.
Por ello, hemos convocado a estos creadores que reducen la belleza al placer de ver, oír y tocar. Cada uno posee un lenguaje plástico sorpresivo por su refinamiento e incisividad formal. Poussin, el pintor filósofo, llamaba delectación al objetivo que persigue la contemplación de toda obra de arte. Algo de lo que esta afirmación inquietante puede significar es uno de los numerosos interrogantes que el lector y espectador curioso debe plantearse frente a las voces de los creadores que he seleccionado.
Con ello demuestran que, a pesar de un mercado que impone la dinámica de marcas y signos múltiples como calificativo último de originalidad, el artista se define todavía por la curiosidad versátil que permite renovadas sorpresas y propicia inesperados descubrimientos.
Quiero agradecer también el contagioso entusiasmo editorial de Bernardo Ruiz, Jorge Sifuentes, José Antonio Gaspar, Hugo Gutiérrez Vega, Ricardo Muñoz Munguía, René Avilés Fabila, Anabel Clemente Trejo, quienes no han escatimado esfuerzos en darme un espacio en cada una de las páginas de su espacio. Y, dese luego, al Seminario de Cultura de Mexicana su apoyo constante.
*Prólogo al libro Cuestiones de arte y de artistas del siglo XX
(Ensayos e intervenciones), de reciente aparición, publicado por el Seminario de Cultura Mexicana, México, 2016.