El numeroso público que acudió al cuarto día de actividades de la Feria del Libro Para Leer en Libertad, en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), pudo conocer, la tarde del pasado jueves 5 de mayo, algunos de los impresionantes datos duros de los que se ha nutrido quien cuenta con más de 50 años de trayectoria profesional.
En diferentes momentos de la charla, habló acerca de su oficio y estableció que “lo importante en la labor periodística y en quienes escribimos libros, es acercarnos a la verdad”, porque a la gente “tiene que dársele información precisa”, ya que una de las consecuencias de la investigación periodística es “desmentir versiones oficiales”.
El periodismo de investigación, añadió, se enfrenta así, a las “grandes mentiras que nos venden a través de los medios; a la verdad oficial sin asideros”.
El autor de libros como El Chapo: entrega y traición, El affair Cassez, El cartel incómodo, Levantones, narco fosas y falsos positivos, Las historias más negras, Las manos sucias del PAN, La Quina, El lado oscuro del poder y el más reciente de todos, Échale la culpa a la heroína: De Iguala a Chicago, sostuvo que en la actualidad, “México es una central de abastos para los drogadictos de Estados Unidos, en donde pueden encontrar lo que se les antoje”.
Durante su exposición habló acerca de las “cosas terribles” que pasan en el país y sostuvo que si bien, “oficialmente”, se declaró una guerra al narcotráfico durante el sexenio de Felipe Calderón, ya había empezado antes durante el de Vicente Fox.
Reflexionó que se trata de una “guerra fingida, que no es tal”, pues
“no sólo no se acabó con las drogas, sino que ahora hay más drogas que cuando Calderón declaró la guerra”.
“El país se convierte en súper productor de drogas: marihuana, drogas sintéticas, la coca viene del sur, no de aquí; somos un país más productor después de una guerra contra el narcotráfico”, enfatizó.
Señaló que en medio de esa guerra que ya dura diez años, “hay más de 180 mil o 200 mil muertos, decenas de miles de desaparecidos, la cifra nadie la sabe dar; en medio también están los migrantes centroamericanos –unos 80 mil, dijo-, que ya no volverán a sus países ni llegarán a Estados Unidos.
“Y también están los desplazados, familias, periodistas, despojados. No hay una cifra oficial en México”, aunque recordó que hubo un solo estudio en el 2011, de Parametría, “que hablaba de un millón 600 mil desplazados”, refirió.
En ese contexto, prosiguió, ocurre la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, cuando entraron, sin saberlo, “a una zona prohibida”.
*EL PAÍS FUE EL QUE SE CONVIRTIÓ
Al comienzo de su intervención José Reveles recordó una anécdota de hace 25 años, cuando tenía “la necesidad de hacer una publicación que abordara los temas más escabrosos de este país” y así fue como surgió la revista Filo Rojo, en 1991.
Por ese motivo, Carmen Aristegui y Javier Solórzano lo entrevistaron en la televisión, continuó, y a éste último tuvo que desmentirlo al aire, cuando lo presentó como experto en nota roja: “No soy periodista de nota roja. El que se hizo de nota roja fue el país”, aclaró entonces.
Aunque afirmó al auditorio que “tampoco soy experto en narcotráfico”, Reveles expresó que el tráfico de drogas es uno de los asuntos más graves que tiene el país, y que una manera de debilitarlo sería quitarle el “nervio financiero”, porque en la actualidad, “el Chapo sigue en la cárcel y sigue millonario”.
Sostuvo que ese narcotraficante posee “muchos millones más que los mil millones que dice la revista Forbes” y calculó que se trataba de “378 mil millones de dólares que depositó el cártel de Sinaloa en un solo banco; 10 años de ganancias de los bancos mexicanos por las inversiones de un solo grupo criminal”.
*SE SIENTEN EN LA TOTAL IMPUNIDAD
Al hablar de su más reciente publicación, Échale la culpa a la heroína, expresó que el libro parte de que los estudiantes desaparecidos “hubieran tomado un quinto autobús en donde, hipotéticamente, iba un cargamento de heroína o goma de opio”.
“Esto le da contexto a lo que pudo haber pasado en Iguala, un sitio en donde la policía y el ejército se sienten en la total impunidad para hacer una desaparición masiva”, continuó.
Consideró que la desaparición de los normalistas, podía ser considerada “una crisis de derechos humanos que no ocurría en décadas”.
La desaparición dolió, indignó y sigue indignando, agregó y destacó que “a pesar de que el gobierno le ha apostado al olvido, eso no va a pasar”.
Reveló que la zona donde se encuentra la normal, es “la zona productora más importante de opiáceos” de México, espacio al cual, “no ha entrado la autoridad a destruir plantíos y laboratorios".
Subrayó que los gobiernos panistas de Fox y Calderón, dejaron de fumigar los sembradíos de amapola del país. Al no atacarlos por aire, se está produciendo más que antes, dejaron que crecieran los plantíos”, alertó.
A manera de estimación dijo que “podrían ser 17 mil millones de dólares lo que salen de Iguala y demás municipios de Guerrero”, por concepto de ese tipo de drogas.
*SE LA VAN A QUITAR EN ESTADOS UNIDOS
Luego de precisar que hubo nueve balaceras en la noche de Iguala, “en sitios diferentes y que militares filmaron”, enfatizó que “en Guerrero, quien sabe lo que pasa desde la Guerra Sucia, es el ejército” y lamentó que “los dolores viejos se juntan con los dolores recientes”.
Al dar respuesta a preguntas del público, José Reveles enunció que las grandes cantidades de drogas que salen de México, entran a los Estados Unidos en trenes, autobuses, tractocamiones, submarinos, barcos, yates de turismo y otros medios.
Regresó al tema del “Chapo” Guzmán al advertir que “si en México no le quitan la lana, se la van a quitar en Estados Unidos, lo han hecho con otros narcotraficantes”, recordó.
En ese sentido, hizo un pronóstico: “Al Chapo lo veo en dos años delatando y entregando enormes cantidades de dinero en Estados Unidos”.
*MÉXICO TIENE BUENAS LEYES
Para finalizar, dijo que el delito de “Lesa Humanidad” está reconocido en tratados internacionales que México ha suscrito y ha ratificado, “otra cosa es que aterrice a nivel nacional. De eso a que lo apliquen un juez hay una distancia” y puntualizó que si bien México ha construido buenas leyes, “lo que faltan son buenas prácticas”.