Te quiero por tu sonrisa,
por tus ojos, por tus manos,
por tu fétida boquita
que se le escapan gusanos,
y porque tus manos tienen
algunos dedos apenas
que ya se ven putrefactos
como quien tiene gangrena,
tus ojos –uno vacío-
miran como mira un muerto
y al reír –dices que ríes-
sólo se escuchan lamentos,
no pienses que te critico
mi cariño es elocuente;
pero es distinto querer
de pronto a un muerto viviente,
lo que sí me alarma un poco
y ya platicamos de eso
es que te encantan los tacos
no de suadero, de sesos,
hablo de materia gris
y no la de los marranos
pues te fascinan los sesos
exclusivamente humanos,
cuando alguien quiere y le gustas
dicen “anda tras tus huesos”
mas con una novia zombi
mejor decir “tras tus sesos”,
ese caminar muy tuyo
a leguas sensual se ve
al estilo sube y baja
porque ya perdiste un pie,
por la vida vas dejando
-y has dicho que no me alarme-
saludos, y cual leproso,
muchos cachitos de carne,
en tu cabellera ( ¿rubia?,
¿castaña?, ¿o fue pelirroja?)
cuelgan roedores e insectos
diversa fauna se aloja,
se espanta la gente a veces
-para mí solo es curioso-
que cuando hace calor sudas
amarillo y pegajoso,
¿de tu aroma, me preguntas?...
No es de rosas ni cocoa
ya me acostumbré a tu olor
como aceda barbacoa,
yo siento cierta ternura
lo digo fuera de guasa
que con lágrimas no lloras
es tu llanto de sanguaza,
no te sientas mal por mí
pues soy muy afortunado
casi nadie anda con muertos
que no fueron enterrados,
no te sientas mal por mí
me considero a la moda
muchos quisieran traer
como yo a un zombi por novia,
tener una novia zombi
de acostumbrarse es cuestión
la mía es muy alivianada,
siempre me da la razón.