Solemos tener como con los espejos de los coches, “un punto ciego”. Además de que la psicoterapia nos enseña que hay una parte de nuestra mente que funciona inconscientemente. Esto es por muchas razones, pero entre ellas para mantener el equilibrio psíquico. No podríamos tener todos los pensamientos presentes y conscientes al mismo tiempo, ni podríamos con tantos sentimientos, ideas y deseos encontrados todos pugnando por nuestra atención consciente. Deben esperar para ser procesados, atendidos o ignorados. Algunos son censurados de manera que ni siquiera llegan a la conciencia. Esto ya lo puntualizaron teóricos de la mente como Sigmund Freud.
Por lo tanto, cuando consultamos a un psicoterapeuta adecuado, la labor más importante durante el tratamiento es conocer el funcionamiento de nuestro inconsciente y cómo comunicarnos con él y/o poder recobrar partes inconscientes cruciales para resolver los problemas que nos llevaron a la consulta.
Por ejemplo, se puede acudir por problemas en la relación de pareja y descubrir que “no fue obra de la casualidad que nos casáramos con tal o cual persona”, que mucho de lo que vivimos “se parece” a lo que vivimos en nuestra infancia, a los problemas de nuestros padres o de manera sorprendente nuestra pareja es semejante a alguno de nuestros progenitores.
Y es que el inconsciente tiende a convocar en nuestra vida situaciones y personas que reproduzcan los problemas que nos marcaron y que no hemos sanado. De allí la importancia de sanarlos, pues al reproducirlos muchas veces solamente estamos volviendo a sentir el dolor y abrirnos otra vez las heridas. Es frecuente que familias de alcohólicos, se casan con alcohólicos y perpetúan su mal.
¿Por qué actuamos como actuamos? No todo lo que hacemos lo entendemos. Mucho de lo que hacemos no es voluntariamente querido y aceptado. Gran parte de lo que hacemos y de lo que somos surge de ese fondo inconsciente.
El lado oscuro también es esa parte que negamos de nosotros, que no nos gusta, que puede representar nuestra maldad, nuestra capacidad para hacer daño, nuestros deseos más bajos, como vengarnos, destruir relaciones realizando lo que nos dé la gana, cuando nos ponemos agresivos, violentos o tímidos, o si ocultamos nuestras tendencias de tipo homosexual, si las tenemos.
Ese lado oscuro de repente se vuelve una parte de nosotros que parece cobrar vida propia y arrinconado en el fondo del inconsciente, puede aflorar cuando menos lo esperamos. Hay personas que con el alcohol, con una situación crítica que los pone en un extremo emocional difícil de controlar o con ciertas drogas sacan esa parte de sí mismos de una manera muy dañosa para los que los rodean y para la integridad de su mente.
El abordaje clínico más fundamental de una psicoterapia es enseñarnos a ver este punto ciego y a darle adecuada fluidez para que se resuelvan los dilemas que nuestro ser interior busca dar solución, que se llaman “patrones inconscientes”.
Si estamos repitiendo y repitiendo la misma historia de dolor en nuestra vida o nuestras relaciones seguro estamos siendo empujados a actuar por un patrón inconsciente. Cómo darle buen cauce es lo que aprendemos en una psicoterapia, además de sanar el dolor que lo produjo. Por eso consulta a la psicoterapeuta.
*Mtra. Ruth Holtz, Terapeuta psicocorporal, Analista bioenergética, Psicoterapeuta psicoanalítica. Orientadora cristiana. Informes y citas para videollamada a Colima al tel. 01 312 3 30 72 54
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