Como en una película de Renoir o Robert Altman, los personajes, sus trayectorias y sus destinos colisionan y se entrelazan en las carreteras del gran éxodo de 1940, dibujando un enorme fresco de las horas más oscuras, en las que las columnas del orden social y moral del país parecían derrumbarse.
Así, las figuras inolvidables que habitan en las páginas de Némirovsky cobran vida y nos invitan a reencontrarnos con viejos conocidos como el banquero Corbin, los amables Michaud, el clan de los Péricand, el malogrado padre Philippe, la frívola Arlette Corail, el siniestro Corte y su descerebrada amante, en suma, todo el muestrario de perdedores, atormentados, puros y víctimas de esta gran debacle francesa.
Y de paso, descubrimos que la autora de David Golder—una apasionada de la narración cinematográfica— habría sido una excelente guionista.
Emmanuel Moynot se considera más narrador que artista gráfico. Publicó sus primeros trabajos en la década de los ochenta, y el propio Tardi lo escogió como su sucesor para la serie Nestor Burma. Sus obras se caracterizan por ser sombrías y turbadoras, y suelen abordar temas de cierta profundidad, con frecuencia de carácter político. En 2012, Pierre Goldman: La vie d’un autre fue acogida con unánime entusiasmo por parte de la crítica y los lectores.