Esta es la segunda sede de esta muestra itinerante que comenzó en el Museo Morelense de Arte Popular, en Cuernavaca y después continuó el Museo Nacional de Culturas Populares, en la ciudad de México.
El veterano zapatista Feliciano Mejía (1899-2008), artesano de manos sabias y corazón fértil, solía descubrir personajes ocultos en la madera y con sus instrumentos hacía que salieran a la superficie de cada rama, sin que ésta ocultara su naturaleza ni renunciara a su aspecto original.
Cada pieza se revela como una dualidad: como caballo y rama, como mujer y rama, como flauta y rama. Saber escuchar las historias del mundo en la madera exige al artista un conocimiento íntimo del cuerpo nudoso de los árboles morelenses, una profunda relación orgánica entre la mente y el árbol.