Con una conferencia magistral, será la escritora Elena Poniatowska quien cerrará el programa de actividades de la Cátedra Rosario Castellanos, que se desarrollará la semana que inicia en instalaciones de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
La autora de “La noche de Tlaleloco” y “Fuerte es el silencio”, se presentará en la Biblioteca Central de la UAEM, este viernes 27 de marzo, a las 17:00 horas.
El programa iniciará a las 11:00 horas del miércoles 25 de este mes, con la proyección de la película “Balún Canán”, basada en la célebre novela de la desaparecida autora mexicana y que fue dirigida por Benito Alasraki. La obra cinematográfica será comentada por Ángel Miquel, también en la Biblioteca Central.
Al día siguiente, el jueves 26 de marzo, en el mismo espacio y a la misma hora, se realizará la mesa redonda “Rosario Castellanos, hoy”, en donde participarán Sylvia Marcos, Angélica Tornero y Dolores Gutiérrez.
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Acerca de la relevancia de Rosario Castellanos, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) difundió el año pasado el comunicado siguiente:
Una de las escritoras mexicanas más importantes del siglo XX mexicano es Rosario Castellanos Figueroa. En el aniversario 89 de su natalicio, el traductor Raúl Ortiz y Ortiz recuerda que la poeta y ensayista tenía como características fundamentales su generosidad, sentido del humor, y una manera particular de superar las tragedias que se le presentaron a lo largo de su vida.
La autora, quien nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México, “tenía la capacidad de reírse de sí misma y de no permitir que nadie se burlara de ella, contaba con un sentido del humor ácido y directo; no se me dio el conocer inteligencia mayor que la de Rosario Castellanos”, comentó en entrevista con Conaculta el también promotor cultural, quien conoció a la autora de Balún-Canán en el año de 1961.
Rosario Castellanos ejerció todos los géneros, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo; se ubicó como una de las grandes precursoras en la construcción de una nueva perspectiva de la vida, basada en la dignidad de las personas, la ampliación de libertades y la anhelada alegría. Entusiasta con el misticismo y misteriosa con la muerte, dejó como legado una invitación a mirar diferente, a criticar lo establecido, y a liberarse de los estereotipos que limitan y definen.
Raúl Ortiz y Ortiz, habló de la poesía de Rosario Castellanos a la que describió como sencilla, directa, conmovedora e inteligente. “Trabajó magistralmente la narrativa, el cuento, la novela rosa, y que antes de morir logró lo que siempre había aspirado alcanzar el género teatral. Ella quería escribir obras de teatro y le salían poemas; sus escritos son signos de protesta contra la injusticia”.
Quien fue embajadora de México en Israel (1971-1974) abordó la literatura universal y mexicana; sin embargo los dos grandes temas de la autora de Oficio de tinieblas fueron la situación de la mujer (su historia, imagen, posibilidades de liberación), y el problema indígena con sus desigualdades sociales (racismo, clasismo, desigualdad de oportunidades, el no conocimiento de la dignidad de las culturas indígenas, su alfabetización, etcétera).
La ensayista y poeta naturalizada mexicana, Angelina Muñiz-Huberman, expuso que Rosario Castellanos destacaba en cualquier momento que usara la pluma, tanto con su obra poética, ensayística, periodística, teatral y narrativa. “Ella mostró su valor literario y su valentía en tocar temas importantes y expresar su preocupación por la población indígena, y la presencia de la mujer”.
La ganadora del premio Sor Juna Inés de la Cruz en el año 1993, dijo que su obra referente al indigenismo es importantísima, pero agregó que también se ocupó en abordar la literatura universal. “Tiene ensayos sobre escritoras en otras lenguas, de otros países, siempre destacó el valor de estas otras presencias, en sus ensayos. Creo que hay que ampliar su clasificación a un ámbito universal y no sólo reducirla al ámbito indigenista o feminista”.
Angelina Muñiz-Huberman se refirió a los artículos que Rosario Castellanos escribió desempeñándose como embajadora de Israel. “Eran muy interesantes porque daban una visión de otro país con el cual ella se estaba relacionando, difundía muchos aspectos de la cultura de Israel, me acuerdo que en esa época ella escribía en Excélsior, yo siempre esperaba ver que decía en su siguiente artículo, tenía la capacidad de interesar al lector”, afirmó.
La profesora en la Universidad Nacional Autónoma de México, compartió que tuvo la oportunidad de conocer a Rosario Castellanos en una de las fiestas previas a su viaje a Israel para fungir como embajadora en aquella nación. “Me pareció una persona agradable, generosa, optimista. Recuerdo que la saludé, le dije mi nombre y me dijo que había leído mi primera novela (Morada interior), eso fue una gran sorpresa para mí y como que me sentí apoyada, aunque fue un minuto o dos los que hablé con ella”.
La novelista, cuentista y ensayista Rosa Beltrán señala que la aportación de Rosario Castellanos a la literatura mexicana es inmensa y que al igual que Sor Juana Inés de la Cruz fue una escritora de tiempo completo, quien experimentó tanto con lo que vivía como lo que leía para descubrir y descubrirse nuevas formas.
“Todo lo que le ocurría se volvía materia ‘escribible’, los desencuentros amorosos con el filósofo Ricardo Guerra, su condición de mujer, los usos público y privados del cuerpo, las costumbres de las familias en Chiapas, así como los temas típicos de mediados del siglo XX”.
En la opinión de la directora de literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM; la obra completa de Rosario Castellanos es un autorretrato escrito mil y una veces. “Los juicios que hacía de sí misma eran lapidarios, se describía como una mujer fea, casi sin amigas, ridícula cuando quería coquetear, mediocre, lo que decía la eximía de tener enemigos. Castellanos cuenta con un material inagotable para la risa”.
Destacó otros ámbitos en los que se desempeñó que fue la de periodista y profesora. “Rosario Castellanos tuvo la capacidad de transmitir conocimientos, tanto en el periodismo como en las clases que impartió, que más que clases, dicen sus biógrafos, daba conferencias magistrales. Cuando tuve el privilegio de participar en la cátedra Rosario Castellanos en Israel, me comentaron que sus clases reunían a 100 alumnos aunque no estuvieran estudiando literatura, porque eran lecciones magistrales donde hablaba de la historia pasada y del presente”.